La ciudad de Rosenburg, ubicada a dos meses viajando hacia el norte de la frontera de Asura, era a veces llamada “La Entrada a los Territorios del Norte.” Y si no era ya la ciudad más grande en el Ducado de Basherant, estaba en cercano segundo lugar. Las exportaciones de instrumentos mágicos hacia Asura proveían más de la mitad de todo el ingreso público del país.
“Así que éste es el lugar…”
Salí del carruaje y me detuve para mirar alrededor. El cielo sobre mí estaba totalmente cubierto por blancas nubes; las calles estaban atestadas de aventureros y mercaderes, todos quienes parecían estar sumamente ocupados. Probablemente tenía algo que ver con los dos carruajes llenos de bienes que habían llegado al pueblo. Mercancía que se abría camino hasta aquí desde el Reino de Asura era vendida a precios más altos.
“…Está helado.” Varias de las personas que iban y venían definitivamente estaban vistiendo ropas gruesas. Era entendible, dado el frío en el aire. Los vientos en esta región aparentemente eran bastante nevados. Tendría que conseguir algunas cosas apropiadas para combatir el frio, entre más pronto mejor. De hecho, quizás debería encargarme de eso inmediatamente…No, encontrar una posada estaba primero. No tenía mucho equipaje, pero cualquier aventurero experimentado sabía que el asegurar una base de operaciones siempre debía ser su prioridad número uno. Con esa decisión tomada, comencé a caminar por las calles de Rosenburg. No habían muchos puestos al aire libre en las inmediaciones. Eso definitivamente era inusual. ¿Quizás los carruajes llegaron atravesando una entrada distinta a cual fuera que los aventureros del lugar utilizaban? Pensándolo mejor, pronto llegaría el crepúsculo. En un lugar así de helado, no sería sorpresa si los mercaderes que operaban en las calles cerraran sus tiendas previo a la puesta de sol.
No mucho más tarde, encontré una calle flanqueada por posadas. Vagué un poco por el lugar mientras iba cotejando los precios puestos afuera, pero eventualmente elegí una más o menos al azar. El lugar se llamaba “La Posada del Escudo Redondo,” y estaba dirigida a los aventureros de rango B. Un nombre algo extraño. Al principio casi la confundí con una tienda de armaduras, dado que el letrero afuera tenía la forma de una rodela. Normalmente, habría estado satisfecho con un lugar más barato dirigido a la gente de rango C o D, pero de acuerdo a Suzanne, las posadas más baratas en este lugar no venían con calefacción. Uno literalmente podría congelarse hasta la muerte en invierno, así que era más astuto encontrar un lugar de rango B, por lo mínimo. Había escuchado a medias los sermoneos de esa mujer, pero ella definitivamente me dio unas cuantas pizcas de valioso conocimiento. Necesitaba tomar un poco más en serio esto de la “recolección de información.”
“¿Hm?” Al ingresar, me encontré con un hombre en medio de la limpieza— presumiblemente el dueño. El tipo me dio una mirada e hizo una mueca como si hubiera acabado de ver una cucaracha arrastrándose por el piso. Realmente amigable.
“Me gustaría un cuarto por, uh…un mes, por favor.”
“…Seguro, necesitaré tu firma y la huella del pulgar aquí. Una vez que hayas pagado, puedes tener el último cuarto en el tercer piso.”
El rostro del posadero era cualquier cosa menos hospitalario, pero no dudó en entregarme la llave y la hoja de registro. Llené lo que me fue solicitado y luego pagué por adelantado toda mi estadía. Afortunadamente, la moneda de Asura seguía sirviendo en el área. Puede que necesitara cambiarme a la moneda local en algún momento, pero eso podía esperar. Por lo que Suzanne me había dicho, las monedas del Reino de Asura de todas formas eran mejor vistas y más valiosas.
Los ojos del posadero se abrieron como platos cuando me vieron contar mis monedas de plata en el escritorio en frente suyo. Tuve la impresión de que a él no le agradaba mi apariencia, pero al menos estaba feliz con mi dinero. Yo seguía guardando prácticamente todo el dinero que mi equipo había obtenido a través de nuestro viaje desde el Continente de los Demonios hacia Asura. Tendríamos que haber dividido esos fondos de manera igualitaria entre los tres, pero no había resultado de esa forma al final. Por si fuera poco, también había ahorrado un poco de dinero que Alphonse me había dado por ayudar de regreso en el campamento de refugiados en Fittoa. El quedarse alrededor de un mes en una posada como esta no era exactamente barato, pero en este momento todavía me quedaba un ahorro financiero bastante decente. Por supuesto, todavía tenía que comenzar eventualmente a ganar una vez más dinero.
Subí hasta el tercer piso, encontré mi cuarto e ingresé para echarle una mirada. Tenía una cama, un closet, una mesa y una silla. Lo típico. Las únicas cosas acerca del cuarto que a primera vista destacaban eran las murallas de ladrillo, las cuales uno no veía muy a menudo en otros países, junto a la voluminosa estufa construida en una de ellas. Junto a la estufa estaba una pequeña pila de madera con algunos pedernales. Presumiblemente se suponía que uno tenía que iniciar el fuego cuando sintiera frio. No tenía idea de cómo funcionaba la cosa, pero siempre podría preguntarle después al posadero.
“Hah…” tiré mi equipaje al suelo y me dejé caer en la cama suspirando. El cielo en el exterior de mi ventana seguía siendo de un color totalmente blanco. Quizás los cielos nublados eran simplemente la norma en los países nevados como este. De regreso en Asura, el cielo era azul. A veces uno podía observar de una esquina a la otra y no encontrar ni una sola pizca de nubosidad. Había estado observando a esa gran expansión de azul durante la mayor parte de mi viaje hacía aquí; realmente era un hermoso color. Pero el único color en el que podía pensar era su opuesto—rojo—y lo que éste simbolizaba.
“¡…!”
Está bien, no. No vayamos de nuevo por ese camino. No pensemos en colores en este instante. Decidí en su lugar darle otra mirada a la calle ahí afuera. Me levanté de la cama, caminando hacia la ventana y miré hacia afuera a Rosenburg. Desde el tercer piso de esta posada, uno podía ver casi toda la ciudad. Había una sorprendente cantidad de verdor ahí afuera. El Ducado de Basherant tenía la tendencia de acompañar sus calles con árboles a intervalos regulares. Había escuchado que era para asegurar que todos tuvieran un suplemento de leña de emergencia de ser necesario, pero la estética no era para nada mala tampoco. Me recordaba al bosque que había atravesado justo al dejar atrás al Reino de Asura. Ese era un buen lugar. Todos esos gigantescos árboles por todos lados…el gentil susurro de las hojas contra el viento…Si. Los árboles son buenos. La naturaleza es buena.
No hay nada como el maravilloso aire libre para ayudarte a olvidar acerca de las feas y horribles partes del mundo. Empapado en suficiente verde y te limpiaras de todo el fango que está en tu corazón.
“Eris…”
La palabra se me escapó de la boca por su cuenta y mi ánimo se pegó una vez más una brutal caída. Puedes enjuagar tu corazón todo lo que quieras, pero realmente no ayuda cuando tu corazón ha sido destrozado en aproximadamente cincuenta mil pedazos. Para ser honesto, la forma en que terminó fue un verdadero shock. Estaba tan convencido de que Eris y yo éramos una pareja. Y estaba tan convencido de que nos amábamos. Yo asumí que viviríamos juntos en Asura; asumí que ella necesitaba mi apoyo ahora que había perdido a sus padres. Estaba listo y dispuesto a comprometerme a ella. Quizás realmente no debería importar, pero…ella fue mi primera y quería hacer lo correcto. Quería quedarme con ella. La familia Greyrat seguía siendo de la nobleza, así que quizás algunos cuantos obstáculos tendrían que ser superados más adelante. Pero estaba determinado a protegerla, ya fuera si eso significaba ponerse de pie frente a nuestros enemigos o huir de ellos juntos. Aunque, no estaba destinado a ser. Eris no sentía lo mismo que yo. Al final del día, yo no signifiqué nada para ella.
Me encontré a mí mismo sollozando un poco. Una cálida y hormigueante sensación comenzó a surgir en mi nariz. Debería simplemente dejar de pensar sobre esto. Habían pasado meses desde que Eris me abandonó. ¿Cuántas veces iba dejar que los mismos pensamientos resonaran en mi cabeza? La chica había desaparecido. Ella se había hartado de mí. Y yo tenía mis propios problemas con los que lidiar. Los dos nos habíamos separado, tan simple como eso. Teníamos diferentes objetivos, así que ahora seguíamos diferentes caminos. En serio ¿Qué fue tan terrible? No era como si yo fuera algo especial. Nadie se iba a enamorar perdidamente de mí. Debería estar agradecido por cualquier momento de felicidad que apareciera en mi camino…sin importar cuan breve. Sí, está bien. Es suficiente de eso. Enfoquémonos en lo que vinimos a hacer aquí. Recuerdas por qué estás aquí ¿Verdad? Vine a buscar a mi madre, Zenith Greyrat. Ciertamente no me había lanzado en este viaje para distraerme de mi dolorosa ruptura ni nada por el estilo.
No, en serio. ¡Mi decisión de dejar Asura atrás no tuvo nada que ver con el hecho de que cada día que pasaba allá me hacía recordar a la chica que me había dejado! Estaba aquí para buscar al único miembro de mi familia que todavía faltaba. Ella había estado desaparecida por años y le había prometido a mi padre, Paul, que daría mi mejor esfuerzo para ubicarla. Habiendo dicho eso, de momento realmente no tenía un plan. ¿Qué tomaría para encontrarla? ¿Qué siquiera calificaría como “buscarla”?
“Hahaa…”recientemente todo lo que podía hacer era suspirar. Y todo lo que parecía que podía pensar era acerca de esos últimos momentos que Eris y yo pasamos juntos. Estuve tan feliz por esa sola noche, pero entonces…
“Está bien, no. Detente.”
Aparté esas ideas hacia los rincones oscuros de mi mente e intenté concentrarme en la tarea a mano. Mi cerebro no estaba en un modo cooperativo, pero no lo iba a dejar que se zafara esta vez. Está bien, primero que todo, intentemos algunas conjeturas. Años han pasado desde el Incidente de Desplazamiento. Parecía improbable que Zenith estuviera en algún lugar donde alguien pudiera encontrarla con facilidad. Esta ciudad era lo suficientemente grande como para que fuera tentador creer que ella pudiera estar en ella, pero si fuera tan sencillo, alguien ya la habría encontrar hace años. De todas formas, tenía sentido concentrar mis esfuerzos en las áreas densamente pobladas. Era difícil imaginarse a Zenith acampando en los bosques o algo por el estilo. Existía la posibilidad de que ella estuviera atrapada en algún lugar donde el Escuadrón de Búsqueda y Rescate no hubiera sido capaz de investigar. Si quería encontrar cualquier posible candidato, necesitaba fisgonear en las ciudades como esta. De todas formas, estaba por mi cuenta. Sin importar cuanto lo intentara, probablemente no sería capaz de revisar la ciudad tan concienzudamente como necesitaba. Entonces ¿Dónde me dejaba eso?
“Está bien…supongo que mi mejor apuesta es hacer que ella en su lugar me encuentre ¿Cierto?”
Me dejé caer nuevamente sobre mi cama y le di un poco más de vueltas a la idea. Ahora que efectivamente la había dicho en voz alta, sonaba como un plan bastante decente. El mundo era un lugar grande; siempre iba a ser difícil el localizar a una sola persona que, literalmente, podría estar en cualquier lugar. Buscar a Zenith era algo como…intentar buscar a la única persona zurda dentro de una multitud de decenas de miles de personas. Tomaría una ridícula cantidad de tiempo y esfuerzo ¿Pero qué tal si le decías a esa multitud de personas lo que estaba sucediendo, en lugar de ir una por una? Si uno gritaba “¿Hay alguien aquí que sea zurdo?” a la multitud, quizás el tipo que estabas buscando simplemente levantaría la mano y aparecería. Básicamente, si me volvía lo suficientemente famoso, existía una buena posibilidad de que Zenith fuera a encontrarme. Dado cuanto tiempo había estado desaparecida, era posible que estuviera atrapada en algún lugar, igual como estuvieron Lilia y Aisha. Pero si ella escuchara que yo estaba en algún lugar cerca, al menos intentaría hacerme llegar un mensaje ¿Verdad? Sí. Eso definitivamente funcionaría ¿Verdad? De alguna forma me haré famoso y entonces Zenith podrá contactarme. Vayamos con eso.
“¿Aunque, como uno se puede convertir en una celebridad…?” Por lo mínimo, necesitaba que muchas personas se aprendieran mi nombre. Pero eso era más sencillo decirlo que hacerlo ¿Cierto? Hmm…veamos. En el último par de años, hice un montón de trabajo publicitario por Ruijerd—principalmente haciendo buenas obras en su nombre. Básicamente, estaba intentando construir una marca positiva para el tipo. Era difícil decir cuan efectivo realmente fue, pero siento que al menos hicimos algo así como un impacto en el Continente de los Demonios. Si tomara el mismo acercamiento general por aquí y por allá y me hiciera un nombre por mí mismo como aventurero, podría volverme bien conocido en poco tiempo. A diferencia de Ruijerd, no tenía ninguna extraña maldición con la que combatir. Todo lo que tenía que hacer era conseguir algunas impresionantes hazañas y las personas aprenderían acerca de quién era. Esta vez no tendría que modificar demasiado la verdad. El objetivo era que se esparciera la palabra a través de la región acerca de “un joven hechicero llamado Rudeus, que buscaba a su madre Zenith, quien desapareció tras el Incidente de Desplazamiento.” A este punto, ya sea Zenith o cualquiera que supiera algo sobre ella podrían terminar buscándome. Probablemente tendría que lidiar con algunas pistas falsas, lo cual podría agravarse. Pero no me importaría pagar por información fidedigna si es que llegara a eso.
“Diablos…realmente no quiero hacer esto….”
No iba a ser divertido el hacerse famoso por mi cuenta en esta miserable ciudad cubierta de nieve. E incluso si lograba convertirme en una celebridad local, no había garantía de que efectivamente encontrara a Zenith. De hecho, las probabilidades eran abismales. El Escuadrón de Búsqueda y Rescate de Fittoa era una organización relativamente grande y estos buscaron por todos lados sin éxito. Tendría que ser increíblemente suertudo para conseguir algo mejor que ellos. En un grupo del tamaño del Escuadrón de Búsqueda y Rescate, tenía que haber gente más lista y meticulosa que yo…y otros más hábiles en la recolección de información, o la diseminación de esta. Aquellas personas pusieron en marcha toda clase de planes y dieron su mejor esfuerzo pero de todas formas nunca encontraron a Zenith. ¿Acaso tenía algún sentido en que yo lo intentara? ¿Acaso no era una simple pérdida de tiempo? Entre más pensaba en ello, más quería suspirar. Pero no era como si alguna alternativa se presentara a sí misma y no podía simplemente estar sentado sin hacer nada. Si intentaba todo lo que se me ocurriera, existía la posibilidad de que me surgieran mejores ideas o me topara con alguna pista. “Supongo que debería dormir un poco…” Decidiendo que ya había pensado demasiado por un día, cerré mis ojos. Creía que ya estaría acostumbrado a viajar a estas alturas, pero aparentemente ese largo y agitado viaje en el carruaje me dejó más agotado de lo que me había dado cuenta. Me quedé dormido en lo que creo fueron segundos.
*****
Al día siguiente, me dirigí hacia el Gremio de Aventureros de Rosenburg. A diferencia de la mayoría, estaba ubicado a una buena distancia de tanto la entrada de la ciudad como de las posadas locales. Quizás había alguna razón lógica para ello…no que me importara realmente. “Guh…” Cuando atravesé las puertas dobles, un montón de cabezas se giraron en mi dirección. Pensé que me había acostumbrado a que la gente me mirara durante nuestro viaje hacia el Continente Central, pero aparentemente, era una historia diferente cuando andaba por mi cuenta. Hasta ahora, siempre había tenido a Ruijerd y Er—sí, no sigamos con esa línea de pensamiento.
“Oye, mira. Un chico acaba de entrar.”
“¿Será un novato o algo…?”
“Heh. Probablemente solo quiere jugar a fingir ser aventurero.”
Incluso a la distancia, podía escuchar a unas pocas personas divirtiéndose a mis expensas. Realmente no se estaban burlando directamente ni nada, pero de todas formas se sentía mal. En el pasado, esta clase de cosas realmente no me molestaba, pero hoy, sentí pequeñas puñaladas de dolor ante cualquier palabra poco amable. De todas formas…cualquiera que se viera tan joven como yo iba a destacar si es que entraba por su cuenta a un gremio. Tenía que aprender a lidiar con ello. Si realmente fuera a conseguir mi objetivo aquí, estaría atrayendo la atención fuera que lo quisiera o no.
Bien, entonces. Había algo de lo que necesitaba encargarme antes de tomar cualquier trabajo. Lenta y reticentemente, me abrí camino hacia el área de recepción. La dama detrás del mostrador no era particularmente bonita, pero estaba vistiendo un atuendo que revelaba bastante escote. Realmente se sentía como si solo contrataran mujeres de cierto número de copa para este trabajo. Empujé mi Tarjeta de Aventurero a través del mostrador.
“Um… ¿Podría por favor…disolver mi equipo por mí?”
Las palabras “Dead End” todavía brillaban ligeramente cerca del fondo de mi tarjeta. Era el nombre de mi antiguo equipo…aquel que formé junto a Ruijerd y Eris. Ambos ahora se habían marchado, así que para todos los efectos, Dead End ya no existía. Necesitaba disolver el equipo. Era una cosa del pasado…de la nada comencé a sollozar con intensidad. Un momento después, me di cuenta que lágrimas estaban surcando mi rostro. No tenía intención de llorar, pero no pude evitarlo. Ruijerd y Eris ya no estaban a mi lado. Realmente estaba totalmente solo. Y era realmente doloroso enfrentarse a ese hecho.
“Por supuesto. Me encargaré de ello inmediatamente.”
La empleada tomó mi tarjeta y se puso a trabajar con una expresión algo compasiva en su rostro. Estoy seguro de que tiene haber sido algo repulsivo tener a un tipo cualquiera lloriqueando en frente suyo de esta forma, pero ella se mantuvo profesional.
“Aquí tiene.”
“…Gracias.” Me limpié las lágrimas con una manga de mi túnica y recibí la tarjeta. Las palabras “Dead End” habían desaparecido, dejando un espacio en blanco. La próxima vez que ellos llevaran sus tarjetas a una sucursal del Gremio, Eris y Ruijerd descubrirían que había disuelto el grupo. ¿Cómo reaccionarán cuando vean que aquellas palabras desaparecieron? Quizás Ruijerd se sentiría algo triste. Pero Eris…detente. Detente. No importa. Ya se terminó todo.
“…”
Cuando me di media vuelta desde el mostrador, me di cuenta que la mitad de las personas en el gremio me estaban mirando en mi dirección. ¿En todo caso que era tan interesante sobre mí? ¿Acaso ninguna de estas personas habían visto a un niño lloriqueando anteriormente?
“¿Uh, por qué está llorando?”
“…Apuesto que su equipo fue aniquilado.”
“Pobre muchacho. Supongo que fue el único sobreviviente…”
Aparentemente, lo malinterpreté. Aquellas eran miradas de simpatía. Todos parecían asumir que el resto de los miembros de mi equipo habían sido asesinados en batalla o algo así. Estoy seguro que ninguno de ellos siquiera sospechaba que estaba llorando debido a que una chica me había dejado…realmente era patético. Si mi equipo hubiera muerto, al menos tendría alguna razón para estar actuando como un bebé. No es que quisiera que algo le sucediera a Ruijerd o Eris, por supuesto…sin decir ni una palabra, me di vuelta y me dirigí hacia el tablero de boletines. Estaba casi en su totalidad cubierto por hojas de papel. No habían casi tantos trabajos como uno podría encontrar en los gremios del Continente de los Demonios, pero era una gigantesca diferencia en comparación a lo que había visto en el Reino de Asura. Los aventureros claramente estaban en alta demanda por estos lares, y trabajos de rango B y C parecían ser los más comunes. En Asura, la mayoría de los trabajos disponibles eran de dificultad bastante baja y uno se hallaría con menos y menos trabajo entre más alto fuera su rango. Como resultado, los aventureros que escalaran un poquito en el escalafón de rangos tendían a marcharse de ese país, dirigiéndose hacia el sur en dirección al Reino del Rey Dragón o al norte hacia las naciones de la Alianza Mágica.
“Está bien, veamos…” Actualmente era un aventurero de rango A y las reglas del Gremio a su vez me permitían tomar trabajos que fueran de un rango menor y superior a este. De momento no había ningún trabajo de rango S posteado, así que tendría que elegir algo de los de rango A o B. Afortunadamente, había una buena cantidad de trabajo disponible en estos niveles. Aquello definitivamente sería extraño en el Continente Central. Ello iba a demostrar cuan dura era la vida aquí.
*****
A: Matar a la manada de Osos Pardo Brillantes ubicados en el Lago Cucuru.
B: Proteger una gran operación forestal en el Bosque Hadra.
B: Escoltar a una caravana transportando bienes hacia el Ducado de Neris.
*****
Hmm…Bueno, como sea. Cualquiera debería estar bien. Sin pensar el tema demasiado, arranqué el trabajo de rango A que divisé primero. Estos “Osos Pardo Brillantes” presumiblemente eran alguna clase de oso, pero los detalles eran algo vagos. Realmente no me importaba y no quería tener que lidiar preguntando por el sector acerca de los monstruos locales. Regresé al área de recepción con el papel en mi mano.
“Disculpe. ¿Puedo tomar este, por favor?” La empleada tomó el papel junto a mi tarjeta, observándola y entonces pestañeó sorprendida.
“¿Huh? Um… ¿Dónde está tu equipo?”
“Oh. Bueno, uh…estaba esperando poder encargarme de esta yo solo a decir verdad.”
“¿Qué?”
La mujer parecía, por alguna razón, seriamente desconcertada. Recién había disuelto mi equipo en este mostrador, así que no entendía porque ella asumiría que iba a tener uno.
“Emm, creo que esto podría ser un poco excesivo para un solo hechicero…verás, los trabajos de rango A en realidad están hechos para que sean abordados por equipos…”
“Uh, está bien…”
“Lo siento, pero en verdad no creo que podamos darte este.” La empleada tenía un buen punto. Uno normalmente no intentaría encargarse de toda una manada de monstruos por sí mismo. De todas formas, para mí se sentía como un riesgo aceptable. No iba a convertirme en famoso a menos que me esforzara un poco.
Era difícil decir cuan peligroso este trabajo en específico podría resultar ser…pero no me importaba. De todas formas, no era como si estuviera disfrutando mi vida. Sin importar cuan duro lo intentara, todo lo que me importaba se me terminaba escapando tarde o temprano. Siempre sería miserable al final. Eso jamás iba a cambiar. No tenía nada por lo que esperar con ansías. ¿Qué importaba si acaso vivía o moría? A medida que aquel pensamiento resonaba en mi mente, un dolor me apuñaló en algún lugar en lo profundo de mi pecho. Llevé mi mano por reflejo a uno de mis bolsillos, agarrando lo que tenía guardado ahí y apretando mis dientes. El dolor en mi pecho no desapareció pero cuando apreté ese objeto con fuerza, me hizo sentir ligeramente mejor.
“Oye ¿Estamos teniendo una discusión?” Alguien habló desde mi espalda. Fue suficiente como para traerme de regreso a la realidad. Murmurando “No, no es nada de ese estilo,” me di vuelta…y encontré un rostro familiar. Era la misma guerra de piel oscura con las rastas que me hablaba sin parar durante el viaje hasta aquí. La chica que me había contestado estaba también a su lado. Si la memoria no me fallaba, la guerrera era Suzanne, y la chica era Sara. Había un par de hombres de pie un tanto más lejos de ellas a quienes también reconocí. Probablemente eran el resto de miembros de su equipo, pero no recordaba ninguno de sus nombres. Me había encontrado con el grupo de rango B “Counter Arrow.”
“Bueno, no pude evitar escuchar. Tu grupo anterior fue eliminado, pero necesitas dinero para buscar a tu madre ¿Verdad? ¿Es por eso que estás intentando tomar un trabajo como ese por tu cuenta? Bastante conmovedor” Que quede claro, yo no había dicho nada de eso. Mi grupo no había sido “eliminado” y no estaba exactamente en quiebre. Tenía suficiente efectivo para durarme un rato al menos.
“Pero aquí está el asunto, chico…ese aire en tu rostro es algo así como un problema. No te ves cómo alguien que está listo para enfrentarse al mundo por su cuenta. Te ves como un tipo que no le importa si acaso está vivo o muere.”
“…”
Llevé mi mano hacia arriba y toqué mi rostro de forma experimental. Mi expresión en este instante probablemente estaba indicando que ella había visto a través de mí.
“Con respecto a esto, tengo una propuesta que hacer. ¿Qué tal si hacemos el trabajo juntos?”
“¿Juntos?”
“Sip. ¿Sabes? Nosotros también acabamos de llegar aquí. Normalmente intentaríamos encargarnos de esto por nuestra cuenta, pero estamos en terreno desconocido. No haría daño cooperar mientras nos acostumbramos al lugar ¿No lo crees?”
“Uh, yo quería hacerme famoso como un aventurero en solitario…es parte de mi plan para encontrar a mi madre.”
“Vamos. Nadie jamás se ha vuelto famoso trabajando solo, muchacho. Si quieres construir una reputación, necesitas encontrar un montón de gente que esparcirá la palabra sobre ti. Eso significa unirte a grupos y dar tu mejor esfuerzo para mantenerte con vida. “¿O no, muchachos?”
Los hombres del grupo asintieron al unísono. Sara, por otro lado, simplemente hizo un puchero. Tenía la sensación que ella no estaba demasiado emocionada acerca de toda esta idea y no es que pudiera culparla. Si uno quería familiarizarse con el área, haría equipo con un veterano familiarizado con el terreno local y sus monstruos, no cualquier chico depresivo que estuviera igual de despistado que ustedes. No era como si tampoco les hubiera ayudado con sus deberes de protección durante el viaje hasta acá. Estoy seguro que sabían que era un hechicero por mi atuendo, pero no tenían manera de conocer mis habilidades, que clases de hechizos me especializaba o lo poderoso que era.
Básicamente, Suzanne se estaba apiadando de mí. Me estaba invitando a unírmeles por simpatía. Eso era todo.
Aun así, ella dio algunos buenos puntos. Sin importar cuando logrará por mi cuenta, era difícil imaginarse nada más que los rumores más vagos sobre mí circulando. Los aventureros típicamente no estaban tan interesados en otros aventureros; ellos no iban complicarse la existencia para aprender sobre algún chico que no les importaba. A lo sumo, se correría la voz acerca de que un joven hechicero estaba logrando algunas impresionantes cosas por su cuenta. Pero necesitaba que ellos incluyeran los detalles: el hecho que era de Fittoa, que era capaz de lanzar hechizos silenciosamente y que estaba buscando a mi madre quien había desaparecido tras el Incidente de Desplazamiento.
Si quería que las personas corrieran la voz sobre mi historia, tenía que dejar que me conocieran. Y la forma más sencilla de hacer eso era el unirme a un equipo.
No solo uno, de hecho. Sería lo mejor si trabajara con tantos como fuera posible.
Aunque muchos aventureros preferían quedarse en una sola ciudad, a veces uno conocería grupos ganando dinero mientras viajaban hacia otro lugar, de la forma en que nosotros lo hicimos en el Continente de los Demonios.
Quizás si me concentrara en conocer a esas personas…
“Te ves bastante joven, pero si eres de rango A, supongo que puedes mantenerte en una pelea ¿Cuál es tu especialidad?”
“Bueno…en mi grupo anterior, me mantenía en la retaguardia de la formación. Soy bueno apoyando a los luchadores de la vanguardia con mi magia.”
“Entonces, suena perfecto. Justo estábamos pensando que nuestro grupo necesitaba a alguien más en esa zona.”
En definitiva, el tomar la oferta de esta mujer llamada Suzanne efectivamente sonaba como la mejor movida.
“Muy bien, entonces…iré con ustedes, si me dejan.”
“Fantástico. Tomémonos el resto del día para prepararnos, entonces. ¿Qué tal si nos encontramos en la puerta norte mañana en la mañana? Te informaremos sobre nuestra formación a medida que viajemos.”
“Seguro.” Todo el asunto se sentía un poco a la rápida, pero no me importó.
Aunque, esa chica llamada Sara jamás dejó de fruncir el ceño.