Volumen 1 – Capítulo Especial

Night mode
Pagina Anterior
Pagina Siguiente

1ª Parte (Punto de Vista de Zenith)

Mi nombre es Zenith Greyrat. Nací en el Sagrado Imperio Milis, un país  con una larga historia, que se describe claramente con  la  expresión  belleza inflexible. Y en este país, nazco como la segunda hija en la familia de un conde.

Por aquel entonces era como una flor en un invernadero, pensando que lo que se encontraba a mi alcance correspondía con el mundo entero. Tal era mi ignorancia.

También, y aunque no quede bien al decirlo yo misma, creo que fui una buena hija. Nunca contesté o me negué a lo que mis padres me decían, y  con unas calificaciones excelentes en el colegio; seguía todas las enseñanzas de la iglesia de Milis, y mi aprendizaje de la etiqueta  de  nuestra sociedad fue como la seda. Recuerdo que hasta me nombraron en alguna ocasión como El estandarte de las jóvenes de  Milis.

Imagino que mis padres debían estar orgullosos de tener una hija así, pero si continuaba de esa forma, de mayor acabaría casada por un matrimonio  de conveniencia.

Lo más seguro es que fuera con el hijo mayor de algún conde cualquiera; Rectitud propia de una flecha, de corazón orgulloso, y con los principios propios de las enseñanzas de Milis. El mejor ejemplo para la nobleza de Milis. Además de casada con alguien similar, esposa de un conde y dando   a luz a descendencia, llevando la cabeza bien alta donde quiera que fuera, siendo un engranaje más de la nobleza del santo continente  Milis.

Esa iba a ser mi vida, el camino propio de la hija de una familia noble en esta ciudad; aunque ese no fue el camino que  seguí.

Cuando cumplí 15 años, el día que me convertí en adulta; discutí con mis padres, revelándome contra ellos y decidiendo abandonar mi  casa. Si  he de dar un motivo para haber odiado la petición de unos padres a los que siempre había hecho caso, es que sentía celos de la libertad de mi  entusiasta hermana. Aunque hubo otros motivos, pero así fue como le di    la espalda a mi camino; y he confesar que la vida de un noble que le da la espalda a ese camino se complica  muchísimo.

Pero doy gracias a haber aprendido magia curativa en la escuela  de nobles, llegando incluso a aprender magia de nivel  Intermedio.

Y es que, aunque el Sagrado Imperio Milis es un país  que  ha  hecho  grandes avances en magia Curativa y magia Protectora, la mayoría de sus habitantes sólo aprenden magia curativa de nivel Básico. Los colegios hacen gran hincapié en esta escuela de magia porque el requisito para trabajar en los hospitales en Milis es ser capaz de  usar  el  nivel  Intermedio.

Y debido a mis conocimientos en este arte, arrogantemente  creí  que  podría vivir sin dificultades. En aquel entonces era demasiado  inocente.

Aquella jovencita que no sabía ni conseguir un lugar donde dormir, de inmediato acabó siendo blanco de malas personas. Con  palabras  tales como Nos gustaría contratar un mago Curandero , acabé uniéndome a un grupo cualquiera sin saber cosas tales como el precio de mercado; lo que conllevó que el sueldo que me ofrecían estuviera muy por  debajo  del sueldo de hasta un mago Curandero de nivel Básico, aunque me  insistían  que pagaban muy por encima del salario  medio.

Fui suficientemente crédula como para creer una sinceridad  tan superficial, creyendo que el mundo estaba lleno de buenas personas. Si hubiera ido con ellos, estoy segura de que me hubieran pedido cosas inauditas, tales como usarme de escudo humano contra monstruos,  o  seguir conjurando hasta caer inconsciente, o quizás incluso darles mi cuerpo en bandeja de plata.

Pero la persona que previno todo esto fue el joven guerrero Paul Greyrat, que tras darle una lección a esas personas tan maliciosas, me obligó a acompañarle a donde se encontraba su grupo de  viajeros.

Si Elinalise, una de sus compañeras, no me lo hubiera explicado claramente, le habría tomado por un  criminal.

Pero en cualquier caso, esta fue la forma en la que nos conocimos.

Al principio, le odiaba.

Es obvio que procede de la nobleza de Asura, pero por su forma de hablar más bien parece un maleante; rompe sus promesas con facilidad, y es demasiado impulsivo, avaricioso, me trata como a una niña, le gusta  tocarle el culo a la gente, y se le ve en la cara sus pensamientos pecaminosos. Aunque en el fondo sé que no es una mala  persona.

Aunque me menospreciara y se riera de mí por no saber cómo funciona el mundo, siempre que me hizo falta, acababa diciendo  qué se le va a hacer   y venía a ayudarme.

Paul es mi polo opuesto, pero aun dejándose llevar, es de confianza y  si   soy sincera, bastante galante; por lo que  no  tarde  mucho en  enamorarme de él. Pero debido a que  tenía demasiadas compañeras encantadoras,  y  mis fieles creencias en Milis, y su doctrina, que recoge que En una pareja el amor debe compartirse solo con tu compañero como una de sus  máximas.

Y es que, aunque me fuera de casa, crecí siguiendo estas creencias, las cuales se trataban en el colegio como el sentido común, y  de esta forma   las enseñanzas de Milis acabaron siendo grabadas profundamente en mi corazón.

Pero un día se lo dije.

«Si no vuelves a acostarte con ninguna otra mujer, me acostaré   contigo.»

Lo aceptó sonriente. Sabía que me mentía, pero no le di  importancia, porque si de verdad me mentía, podría olvidarme de él  completamente.

Pero fui demasiado tonta. Demasiado inocente. Demasiado descuidada. Porque de esa única vez, acabé quedando  encinta.

Cuando lo descubrí, no supe qué  hacer,  estuve extremadamente inquieta. Ni de casualidad se me ocurrió que Paul iba a aceptar la responsabilidad y casarse conmigo. El niño fruto de esa unión se llamó… Ludeus   Greyrat.

………………Ludy.

 

2ª Parte

Ludeus está sentado junto a las cunas de sus hermanas. Está muy serio; su expresión me recuerda al antiguo Paul, sus labios están fuertemente cerrados y no deja de ir mirando a cada una de sus   hermanitas.

«Ah-, ¡Ah—–!»

En cuanto Norn balbucea, la cara de Ludeus se endurece, para justo después.

«Burururu.»

Sacar la lengua y hacerle una mueca.

«¡Yaa, waa, ha, ha!»

Norn sonríe alegremente viéndole.

Tras eso, Ludeus confirma la sonrisa de Norn, y satisfecho, vuelve a su  cara seria.

«Wuuu, ¡ah!»

Esta vez es Aisha la que se agita, a  lo que Ludy inmediatamente se pone   al lado de su cuna.

«Arbububu.»

Se aprieta la cara con sus manos y hace algo raro.

«Gyaa— Ah, ah.»

Y Aisha también le sonríe alegremente, por lo que Ludeus le muestra la misma sonrisa que a Norn  antes.

Durante un rato, Ludeus sigue repitiendo lo que hasta ahora.

«Jaja…..»

Se me escapa una sonrisa al ver a Ludeus sonreír, porque  no  suele  hacerlo. Siempre parece estar desconforme con algo, no importa que sea sobre la magia o sobre la espada, ya que todo lo hace   seriamente.

Ni siquiera ha sonreído nunca frente a sus padres, porque cuando lo hace,  lo está haciendo a propósito.

Pero a sus hermanas les está haciendo esas muecas, y luego sonriéndoles de verdad al verlas contentas. Solo con mirarle así me hace feliz; porque antes era muy diferente.

«Fiuu…..»

Suspiro al recordar como era Ludeus de  pequeño.

Me alegré muchísimo al ver su talento para la magia, pero pasado un tiempo, comencé a pensar que nos despreciaba a Paul y a mí, porque no notaba su amor; y es que Ludeus no estaba para nada apegado a   mí.

«….. Pero me equivocaba.»

Lo que cambió mi opinión fue cuando tuvimos el incidente con los embarazos, en el que Lilia acabó encinta y  Paul admitió ser el padre. En  ese momento me sentí traicionada, y no solo por Paul, por Lilia   también.

En especial porque Paul rompió la promesa que me hizo, mi ira casi me  hace explotar, un segundo más y hubiera echado a Lilia de la casa, o me hubiera ido yo misma. Porque antes de casarnos, me decidí a que en el momento que me fuera infiel, le olvidaría y le dejaría. Y aunque las había olvidado, en realidad mi corazón seguía recordándolas, y la presión de ese recuerdo al salir casi me hace destruir nuestra  familia.

Pero Ludeus disipó mi ira. Actuando como un niño, encauzó la situación perfectamente. E incluso si lo que hizo no se podía considerar correcto. Incluso si no pudiera perdonar a Paul aun escuchando a   Ludeus.

Pero, aun con todo eso, conseguí vislumbrar lo que verdaderamente  deseaba a partir de su  discurso.

«No quiero que esta familia se  rompa.»

Al descubrir esto, le di muchas vueltas, sobre todo al hecho de que este pequeño valora enormemente su familia a su modo; y cuando pienso eso, mis dudas acerca de su amor hacia nosotros desaparecen. Y al mismo tiempo, soy capaz de perdonar, aunque sea en parte, a Paul y a   Lilia.

Eso hubiera sido imposible sin Ludeus.

«Hmm, Norn-chan es adorable, estoy seguro que serás tan guapa como mamá. Cuando crezcas espero que nos duchemos  juntos.»

Ludeus sujeta la pequeña mano de Norn jugando con  ella.

El Ludeus de siempre, el super serio, está embobado mirando a su hermanita. Eso es realmente…. Demasiado responsable….

Considero a Ludeus alguien sorprendente, pero últimamente, también le veo muy responsable.

Cuando dimos a luz a Norn y Aisha tuvimos un tiempo extremadamente agotador. Ambas lloraban de día y de noche, vomitando después de darles  el pecho, defecando en el agua de la tina mientras las  lavábamos.  Y  aunque Lilia dijera que era lo normal, que así era esto, yo estaba  demasiado cansada de no poder dormir.

Y aún así, Ludeus hizo muchísimo por los bebés, haciéndolo además de  una manera muy mañosa, como si no fuera la primera vez que lo hacía. Es imposible que recuerde como le cuidamos nosotros, así que imagino que habrá memorizado cómo hacerlo de ver a  Lilia.

Exactamente lo que esperaba de  él.

Y aunque me sienta un tanto molesta porque lo haga  mejor  que  sus padres, pero si soy sincera, nos ayudó muchísimo. Porque nunca he oído o visto a ningún niño tan responsable como Ludeus, que es capaz de atender  a sus 2 hermanas recién  nacidas.

Viéndole, me acuerdo de mi hermano, que debe estar aún en el Sagrado Imperio Milis. Era tan serio como Ludeus. Estudioso y agraciado, alguien  a quien nuestro padre elogiaba por ser un ejemplo impecable para el resto de nobles, por mucho que fuera demasiado frío con su  familia  y  que tratara a su hermana como si no existieran. Porque aunque sea un noble impresionante, como hermano no merece mi  respeto.

Pero seguramente Ludeus no acabe así, sino que acabará siendo un  hermano respetado por sus hermanas.

De hecho, así lo planea. Un día que estaba cuidando de sus hermanas   con Paul, lo dijo orgulloso Mi meta es llegar a ser un hermano que  respeten.

No puedo esperar ver en qué se convierten Ludeus, Norn y   Aisha.

«¡Ah! ¡Wahhh!»

Mientras estoy absorta en mis pensamientos, Norn se pone a  llorar.  Ludeus parece inquieto, y decide hacerle  muecas.

«¡Wah! ¡Wah!»

Pero Norn no deja de  llorar.

Ludeus le mira el pañal a ver si se ha orinad, la coge en brazos y mira si tiene algún sarpullido, mientras Norn continúa sollozando.  Si  no  estuviera, estoy segura que yo ya hubiera pedido ayuda a Lilia, hubiera recordado que Lilia salió a comprar, y entraría en  pánico.

Pero Ludeus no se deja llevar por el pánico. Va eliminando las posibles causas, hasta que chasquea los dedos y me  habla:

«Mamá, es hora de alimentarla.»

Me doy cuenta de la hora que es al decirme  esto.

Viéndole jugar con sus hermanitas hace que el tiempo pase  rápidamente.

«Ya voy, ya voy.»

«Siéntate aquí.»

Me siento en la silla que Ludeus me  ofrece.

Expongo el pecho mientras cojo a Norn en brazos. Como Ludeus predijo, Norn está hambrienta e inmediatamente se pega a mí, bebiendo con   gusto.

Cada vez que le doy el pecho, una intensa emoción  maternal  me  embriaga.

«…..¿Hm?»

De improviso, noto la mirada de Ludeus, y es que cada vez que le doy el pecho a Norn, Ludeus clava su mirada en mi pecho. Una mirada que para nada debería provenir de un niño de 7 años, sino de un adulto lleno de  deseo lascivo.

Si lo comparas con Paul, te das cuenta de que ambos tienen exactamente  la misma mirada. En parte me alegra, pero  cuando pienso que ya  actúa así a su edad, siento miedo por lo que pueda pasar. ¿Acabará como Paul, poniéndole la mano encima a muchas mujeres, haciéndolas  llorar?

«¿Qué pasa, Ludy? ¿tú también quieres?»

«¡EH!»

Me burlo un poco de él, y al poco consigue controlarse, mirando para otro lado, y completamente colorado, busca alguna excusa para intentar justificarse.

«N-No. Tan sólo pensaba que Norn bebe muchísimo.»

«Jaja.»

Soy incapaz de aguantar la risa al verle actuar tan   adorablemente.

«Que sepas que no hay para ti, es todo para Norn. Tú ya bebiste mucho cuando eras pequeño, así que tendrás que  aguantarte.»

«… Lo haré, mamá.»

Aunque diga eso, su cara deja claro que piensa que es una lástima. Ese   tipo de gestos no suele hacerlos, me hace querer darle mimos y   abrazos.

Así que tendré que molestarle un poco  más.

«Si tanto lo quieres, tendrás que esperar hasta que te cases y se lo pidas a    tu esposa.»

«Entiendo, intentaré pedírselo entonces.»

Oh-oh. Pensé que se enfadaría y discutiría conmigo, pero parece que ha tenido una revelación antes de contestar.

¿Se habrá dado cuenta que me burlaba un  poco de  él? Porque  aunque  sea un tanto decepcionante, eso le pegaría  más.

«…. Pero no puedes obligarla a ello, ¿de acuerdo?»

«Lo sé.»

Cuando me responde tan serio me hace sentir un poco triste.

«Gerp.»

Norn eructa después de su comida, y  la coloco nuevamente en su cuna. Con un trapo me limpio el pecho, y Ludeus vuelve a   mirármelo.

Hm, parece que la persona que acabe casada con mi hijo lo va a tener difícil. La candidata principal es Sylphy, pero nunca le lleva la contraria, así que aunque no esté demasiado dispuesta, tampoco se negará en rotundo… Pues bien, como madre debo encargarme de educar a  Ludeus  un poco en ese aspecto. Paul solo le enseñará como conquistar chicas, yo me encargaré de enseñarle lo que viene  después.

«Guu.»

Después de comer, Norn pone cara de satisfacción y al poco empieza a respirar suavemente.

Debe estar cansada.

«Bebe y duerme cuanto quieras, pero crece sana, ¿de acuerdo?»

Le acaricio el pelo mientras le digo esas  palabras.

«¡Ah! ¡Waaa!»

Aisha comienza a llorar, y Ludeus hace lo mismo que hizo con Norn, comprobando donde está el problema. Cuando termina, con Aisha en  brazos me mira un tanto preocupado, es una cara que raramente   pone.

Y aunque me encante verle poner diferentes expresiones, no  me  gusta verle tan apenado.

«¿Qué ocurre?»

«Esto… Mamá, ¿hoy no está tardando Lilia demasiado?»

«Tienes razón.»

Por lo general, suele estar de vuelta para esta hora cuando sale a comprar. ¿Le habrá pasado algo?

«….. Ah, cierto. Han venido un grupo de mercaderes de la ciudad de Roa, recuerdo que dijo que se pararía a comprar más tiempo de lo normal, imagino que llegará dentro de un  rato.»

«Pues… Aisha…»

«¿Sí?»

«Seguramente tenga hambre.»

«Ya veo.»

Si me paro a pensarlo, lo normal es que Aisha y Norn coman a la vez, por   lo que es lógico que ambas tengan hambre al mismo tiempo. Solemos  darles el pecho al mismo tiempo tanto Lilia como  yo.

La cara que ahora pone Ludy es más afligida, y con esa cara me dice inquieto.

«La cosa es que, mamá, no sabemos cuando va a  volver Lilia. Y aunque   no pase nada por hacer que Aisha espere un poco, si sigue llorando, Norn acabará llorando también. Por eso…»

He de recordar que soy una creyente devota de Milis. Por ese motivo, culpo a Lilia por hacer romper a Paul el voto de fidelidad. Y aunque entiendo que no son seguidores de Milis, no quiero que eso choque demasiado con mis creencias. Seguramente Ludy ya sepa que pienso así,    y esté dudando si su madre se enfadará con él por hacerle semejante petición o que quizás le diga o haga cosas terribles a la   pequeña.

Porque para Ludy, no importa quién sea, todos en  esta  casa  somos  familia. Y…………., habiendo llegado a aceptar parte de esta situación, debería de hacerlo sin darle demasiadas  vueltas.

Pero, ¿seré capaz? ¿o me molestará darle el pecho a  Aisha?  Si  eso  último ocurriera, y Ludy viera mi cara, ¿me odiará? ¿me lo   recriminará? 

«Sheesh. ¿Por qué le das tantas vueltas? Venga, pásame a   Aisha.»

Espanto mis propios miedos, utilizo el tono más agradable que soy capaz de sacar, y apresuro a  Ludy.

«Toma.»

Ludy me  pasa a Aisha con cuidado. La  cojo en brazos, y  la preparo para el otro pecho. Si Aisha se hubiera negado, probablemente me hubiera molestado, pero no parece importarle, y bebe a  bocanadas.

«……Fiuu.»

Suspiro más tranquila, bajito para que Ludy no me oiga, al notar la misma sensación que cuando amamanto a Norn. El mismo sentimiento  maternal.

Increíble. ¿Por qué pensé que no me atrevía a darle el pecho a Aisha? ¿Por qué pensé que me molestaría hacerlo? ¿Por qué pensé que me rechazaría?

Conozco la respuesta sencilla a por qué nada de eso ha   ocurrido.

Y es, porque soy madre. Y es que en el fondo, no importa si eres creyente de Milis o lo que  sea.

«Parece estar disfrutándolo.»

«Eso es porque eres deliciosa, mamá.»

«Anda, deja de adularme así.»

Ludy parece contento, viendo a Aisha ser amamantada por mí, sin ningún tipo de reparo, por fin se ha tranquilizado. Debe habérselo tomado como otra forma de responsabilidad como el protector de sus  hermanas.

Y no puedo sino admirarle y comprender que no mentía cuando declaraba que iba a ser un hermano  respetable.

«No es adulación, en serio, todavía recuerdo el sabor.»

«¿En serio?»

Sonrió mientras acaricio la cabeza de  Aisha.

Pasado un tiempo, Aisha termina de comer, y se aleja de mi pecho; la vuelvo a acostar en su cuna y veo como se queda dormida como   Norn.

Ludy nos mira más cariñosamente de lo normal al vernos a Aisha y a   mí.

«Ludy.»

«¿Sí? ¿Qué pasa?»

«¿Puedo acariciarte?»

«….. No es que necesites pedírmelo, tan sólo tenías que  hacerlo.»

Ludy  se   sienta  a   mi   lado  acercándome  su   cabeza,  la  que acaricio cariñosamente.

Desde que nació, Ludy nunca me ha hecho preocuparme, y quizás por eso no llegué a sentir ese instinto maternal mientras crecía, pero últimamente  es distinto.

Siento con todo mi ser que este niño es  mío.

«……..»

Siento un calor repentino y levanto la cabeza para ver la causa. El brillo veraniego se cuela por nuestra ventana, y puedo observar un campo de  trigo que se extiende hasta el horizonte brillando con  un  tono  dorado desde nuestra ventana.

En esta apacible tarde de verano, me siento  plena.

«Me encantaría que todo continuara como hasta ahora.»

«Yo también.»

Ludy piensa igual que yo, debe de sentirse en paz en momentos así. Pero   lo que a mí me hace tan feliz es la presencia de Ludy en esta casa. Si no estuviera, yo, una seguidora de Milis, estaría quejándose por el hecho de que ahora soy la primera de 2 esposas, y me habría ido  de casa llevándome a Norn, o estaría culpando cada día a Lilia y a   Norn.

Pero por suerte, Ludy está con nosotros. Si no fuera el  niño tan listo y  sabio que es, no habría experimentado todo  esto.

«Ludy…»

«¿Sí, mamá?»

«Gracias por haber nacido.»

Ludy me mira sin saber qué decir, hasta que rascándose la cara, me dice avergonzado.

«Yo soy quién debería agradecértelo a  ti.»

Y vuelvo a reírme al ver los gestos adorables de mi   hijo.


FIN DEL VOLUMEN 1

Pagina Anterior
Pagina Siguiente