Acompañando a Soldat, pasé cerca de un año saltando de pueblo en pueblo. Comenzamos en la tercera ciudad más grande del Ducado de Neris; fuimos a la capital, Gyuranza, donde la sede de Thunderbolt estaba ubicada; y de ahí hacia la ciudad de Caerleon al filo mismo del Reino de Ranoa.
A medida que nos movíamos a través de las Tres Naciones Mágicas, comencé a trabajar por mi cuenta, independiente de Soldat. Así que básicamente estaba haciendo lo mismo que hice de regreso en Rosenburg; unirme a aventureros temporalmente para esparcir mi nombre. No creí tener tanta libertad para ignorar las reglas aquí como lo había hecho en Rosenburg, así que solo participé en misiones de rango B a S. Ayudaba también a Soldat y su equipo con misiones. Nos movíamos rápidamente de pueblo en pueblo, cambiando de locación cada dos o tres meses.
Los miembros de Stepped Leader jamás me trataron como una molestia. De hecho, era justo lo opuesto: Ellos me dieron la bienvenida, si bien con expresiones que parecían decir Oh caramba ¿Qué ha traído Soldat esta vez? Varios de ellos habían sido traídos al grupo bajo circunstancias similares. Ellos entendieron mi objetivo y mantuvieron una distancia respetable.
Yo no tenía idea de lo que sucedió con los miembros de Counter Arrow. No escuché nada sobre ellos desde ese día. Quizás encontraron algunos miembros nuevos o quizás los trabajos se pusieron demasiado duros y decidieron regresar al Reino de Asura. Honestamente, ahora que las cosas se habían calmado, deseaba haber intentado hablar nuevamente con Sara.
Aunque, al final del día, esto probablemente fue para mejor. Mi relación con Sara y los otros miembros de Counter Arrow no había sido parte de mi objetivo original y el perder el tiempo en Rosenburg me estaba impidiendo poder avanzar. Tenía algunos lamentos que persistían acerca de no decirles nada antes de marcharme de la ciudad, pero tampoco valía la pena el estrés de la reconciliación.
Yo estaba buscando a Zenith. Eso era lo único en lo que necesitaba concentrarme. Este no era el momento para estar pensando constantemente en mujeres como Eris o Sara. Podía preocuparme por tales cosas tras haber encontrado a Zenith.
Esa idea por si sola me quitó un peso del pecho. Una relación con una mujer era completamente innecesaria en este instante y dado que era innecesario, no tenía que aferrarme a lamentos.
Estos días, si una aventurera o alguien a quien había ayudado durante una misión se me insinuaba, yo gallardamente daría un paso al costado ante sus insinuaciones. Por doloroso que fuera, el incidente con Sara me enseñó algo. Lo admito, estaría emocionado si mi amigo de pronto volviera a la vida, pero eso estaba bastante abajo en mi lista de prioridades.
Aun así, ocasionalmente recordaría mi primera vez con Eris o el suave y flexible cuerpo de Sara o incluso la forma en que Elise intentó complacerme. Estaba decidido a encontrar una cura a mi impotencia tan pronto como Zenith fuera hallada.
Mientras tanto, había esperado que mi nombre se volviera conocido a través de las Tres Naciones Mágicas. No quizás a la misma escala que en Rosenburg, donde incluso las prostitutas me conocían, pero era lo suficientemente famoso para que las personas supieran que estaba buscando a alguien.
*****
Al Este de las Tres Naciones Mágicas, en uno de los muchos pequeños países esparcidos a través de los Territorios del Norte, dos hombres estaban conversando en un Gremio de Aventureros.
“Este país pronto estará acabado.”
“¿Cómo puedes saberlo?”
“Los rostros de las personas. A ninguno le queda algo de espíritu. Además, existe el rumor de que el Primer Ministro está ansioso de ir a la guerra. Cuando un país es puesto entre la espada y la pared y la guerra es su única opción, uno se puede dar cuenta de cómo las cosas van a terminar.”
“Aah…Bueno, yo no quiero que me arrastren en ese desastre. Quizás deberíamos irnos.”
“Tendremos que ir al oeste entonces.”
“Sí, dejé las Tres Naciones Mágicas para ver cómo eran las cosas, pero simplemente es una locura aquí afuera.”
Fuera de los dos aventureros, los únicos ocupantes del de otro modo desierto gremio eran un grupo de aventureros de rostro sombrío y una mujer, quien le estaba preguntando algo a la recepcionista. Incluso el tablón de anuncios estaba casi por completo carente de solicitudes. Los habitantes estaban empobrecidos y tan afianzados en sus problemas que ni siquiera podían pedir ayuda. Aventureros no residentes se contaban con los dedos, así que incluso las solicitudes que si aparecían eran en su mayoría ignoradas. Este Gremio de Aventureros estaba en una verdadera crisis.
Este país había sido diferente hace mucho tiempo. De regreso cuando fue recién establecido, era una prominente y poderosa nación entre los Territorios del Norte. Las personas estaban seguras de que conquistaría toda la región septentrional.
Resultó que, el destino, tuvo otros planes.
El vivir en el norte resultaba ser una tarea increíblemente difícil. Las cosechas cultivables eran pocas y los monstruos numerosos, los viajeros rara vez pasaban por el lugar. Si este país hubiera trabajado en desarrollar magia como las Tres Naciones Mágicas lo hicieron, puede que hubiera sido mejor, pero por desgracia, no produjo nada. Todo lo que hizo fue consumir los recursos que poseía hasta que no hubo nada más que consumir.
Ahora, la nación avanzaba directamente por el camino de su destrucción. Era solo cuestión de tiempo hasta que uno de sus vecinos le declarara la guerra o este le declarara la guerra a ellos. De cualquier modo, aquellos a cargo serían reemplazados. Eso podría regresarle un poco de vida al Gremio de Aventureros, pero antes de que eso pudiera pasar, cualquier aventurero que permaneciera aquí se vería atrapado en el medio de la guerra. Cualquiera con sentido común huiría antes de que las fronteras fueran selladas, lo cual era exactamente lo que los ya mencionados hombres estaban hablando.
“Hablando de las Tres Naciones Mágicas, escuché un rumor extraño.”
“¿Un rumor extraño?”
“Las personas han estado hablando sobre este hechicero ridículamente fuerte quien ha estado uniéndose temporalmente a otros grupos de aventureros.”
“No hay nada de extraño sobre eso. Hay un montón de tipos que hacen eso para ganar algo de monedas.”
“Sí, eso es lo que pensé. Pero este tipo ni siquiera anda buscando ganar dinero. No sé qué es lo que anda persiguiendo, pero dicen que básicamente no ha recibido nada de dinero.”
“¿Entonces? Eso significa que es demasiado inútil como para conseguir una tajada ¿Verdad?”
“No, eso tampoco es verdad. Escuché que él es increíblemente fuerte.”
“¿Increíblemente?”
“Sí. Ya solo al tener a ese tipo en tus filas, un grupo de veinte pudieron acabar con un Wyrm Rojo que andaba rezagado.”
“¿…En serio?”
“Sí. ¿Extraño, no? Alguien así vagando como un aventurero…uno pensaría que algún país ya le habría dado la bienvenida bajo su servicio a estas alturas.”
“Eso no puede ser cierto. ¿Cómo se llama el tipo?”
“Uuh, si mal no recuerdo…era Quagmire Rudeus.”
“¿Quagmire, huh? Que nombre tan estúpido.”
Justo entonces, una sombra se dejó caer sobre su mesa. El hombre miró hacia arriba y encontró a una mujer de apariencia refinada—quien hace momentos había estado conversando con la recepcionista en el mostrador—que se había acercado adonde estaban. Ella era un elfo. Los hombres pudieron darse cuenta de inmediato que se trataba de una guerrera de primer nivel. Era delgada pero musculosa, con un desplante que sugería que había atravesado muchas batallas. Ellos tragaron saliva.
Pero algo se sentía extraño. Había un encanto en ella que no parecía apropiado para un guerrero.
“¿Podrías compartir esa historia conmigo un poco más en detalle?” La mujer puso un dedo sobre sus labios, su expresión era casi coqueta mientras hacia la pregunta.
“¿S-Sobre aquel del que recién estábamos hablando?”
“Sí, ese acerca del aventurero, Quagmire Rudeus.”
“No sé mucho,” el hombro farfulló incoherentemente. Justo ahora, él no estaba seguro si ella le estaba haciendo una pregunta u ofreciéndose sexualmente.
“¿No hay algo que puedas recordar? Por ejemplo ¿Dónde fue divisado o algo así?”
“Ah, uh, creo que…”
“Sí, vamos, da tu mejor esfuerzo. Si puedes recordarlo, te dejaré hacer lo que quieras conmigo.”
Un interruptor se encendió en la cabeza del hombre. Estos eran criaturas simples: Tan pronto como se dio cuenta que ella no le estaba haciendo una pregunta sino que se lo estaba proponiendo, su mente comenzó a trabajar a toda velocidad para obtener lo que deseaba. En una esquina de su mente, se encontró pensando consigo mismo que esto tenía que ser demasiado bueno para ser real, pero tampoco pudo resistirte ante la deliciosa posibilidad que colgaba frente a él. “¡Oh, ya recordé! Basherant. Fue en la tercera ciudad más grande de Basherant, Pipin.”
“Ara, ara ¿De verdad? Gracias.” La mujer le sonrió. Tras eso, ella murmuró en voz baja, “Así que finalmente te encontré.”
El hombre no captó la última parte. Pero ella lo agarró de su mano, como si quisiera decir que estaba lista para ofrecerle una recompensa por sus esfuerzos.
“Bueno entonces, partamos.” Ella anunció.
“¿H-Hacia Pipin?” preguntó con suspicacia.
“Por supuesto que no. Debo pagarte por tu información. Vamos a ir a tu cuarto. ¿A menos que prefieras hacerlo al aire libre?”
“Heh, heh… ¿Qué clase de pervertida eres?”
“Usted también, señor. Venga.”
Los dos hombres la llevaron a su posada. No—quizás sería más certero decir que ella se los llevó a ellos. Después de todo, ella era quien estaba más inclinada a tener sexo.
Los hombres, por su parte, pasarían algún tiempo preguntándose si los eventos de ese día habían sido un sueño. Incapaces de olvidar la noche que habían pasado con ella, estos permanecerían en ese país, buscándola hasta que la guerra estuviera sobre ellos.
Eso, sin embargo, es una historia para otro momento.
“Solo un poco más.”
Su piel se veía brillante a la mañana siguiente mientras partía hacia la tercera ciudad más grande de Basherant, Pipin. El nombre de la mujer era Elinalise Dragonroad y tenía un solo objetivo: decirle a Rudeus Greyrat que su madre había sido encontrada.
Capítulo Extra: La Gobernante de la Universidad Mágica de Ranoa
Entre las Tres Naciones Mágicas, el Reino de Ranoa, en particular, era famoso por su educación mágica, habiendo producido un excepcional número de hechiceros. Cien años atrás, como el líder de la alianza entre las Tres Naciones, Ranoa estableció la Ciudad Mágica de Sharia.
Tres prestigiosas organizaciones, una de cada país, se establecieron en esta ciudad: El Taller de Herramientas Mágicas del Ducado de Neris, el Gremio de Hechiceros del Ducado de Basherant y finalmente la Universidad de Magia de Ranoa.
La universidad era la más famosa de los tres. Existían historias acerca de sus alumnos, quienes incluían a hechiceros de la corte de la Tres Naciones, el profesorado de las academias mágicas del Reino de Asura e incluso algunos aventureros que habían dejado su huella en el mundo. Inclusive habiendo canciones acerca de aventureros como Roxy Migurdia, una alumna de la universidad. Actualmente, su alumnado se contabilizaba por sobre los diez mil, ofreciéndose en esta distinguida y descomunal escuela un variado currículo que se extendía más allá de solo la magia.
Una cierta estudiante se había matriculado en esta prestigiosa institución—una tal Ariel Anemoi Asura.
*****
“¡Ah, Presidenta Ariel! ¡Buenos días!”
“¡Buenos días!”
Era una brillante mañana de primavera. Voces resonaban a lo largo de los caminos arbolados que se extendían desde los dormitorios estudiantiles hasta el edificio principal.
“Sarria-san, Misha-san, buen día para las dos.” La mujer que respondió a los saludos era una carismática belleza con un sedoso cabello rubio, lo suficientemente brillante como para hacer que todas las cabezas se giraran a medida que caminaba. “¿Oh?” Ella repentinamente se dio vuelta con una sonrisa y estiró una mano. “Sarria-san, el cuello de tu ropa necesita ser arreglado.”
“¿Huh? Oh…”
“Ahí, listo. Eres hermosa, así que simplemente debes prestar atención a tu apariencia.”
“¡O-Oh, sí!” Las mejillas de la chica más joven se enrojecieron.
Ariel asintió satisfecha. “Señoritas, que tengan un maravilloso día.” Dijo y continuó atravesando el pasillo.
La chica que fue dejada atrás pasó algunos momentos embobada antes de girarse a su amiga, saltando de emoción. “¡La Presidenta Ariel me tocó! ¡Ella dijo que yo era hermosa!¡Hermosa!”
“¡Eso es sorprendente! ¡En serio!”
Ariel escuchó el placentero sonido de sus escandalosos chiquillos mientras continuaba en dirección a la escuela. Las personas comenzaban a murmurar al segundo de divisarla.
“¡Mira, es la Presidenta Ariel! Ella siempre se ve tan hermosa.”
“Quizás debería intentar hablar con ella…”
“Idiota, como si ella fuera a darte la hora siquiera.”
Hombres y mujeres por igual daban voz a su admiración cuando la veían. A pesar de que todos vestían el mismo uniforme, Ariel de todas formas brillaba como una luz en la oscuridad.
“¡Mira, es Luke-sama y Fitz-sama!”
“Son tan de ensueño…”
“¡Viendo a los tres juntos, es casi como si fuera una pintura que cobra vida!”
No era solo Ariel quien atraía atención—los dos protectores que la seguían de cerca eran los objetivos de su envidia, también. Uno de ellos era el atractivo Luke Greyrat, con su brillante cabello castaño peinado hacia atrás. El otro era el joven Fitz, con su blanco cabello corto y gruesos lentes de sol. Ambos—el caballero de ensueño y el chico lindo—servían a la mujer más hermosa de la escuela. La visión de ellos era suficiente para excitar las imaginaciones de los demás estudiantes, albergando ideas de que estos tres individuos existían en una dimensión más alta que el resto.
“Oigan ¿Han escuchado? Ariel-sama está buscando gente excepcional.”
“¿Para qué?”
“Para que sean sus fieles siervos cuando regrese a su reino. Al menos, eso es lo que he oído.”
“¿En serio? Asombroso. ¿Puedo ofrecerme de voluntario?”
“¿Con tus calificaciones? ¡Si, cómo no!”
Esos tres envidiados individuos eran el centro de atención de la escuela. Bañados en la cálida luz solar de la primavera, se veían aún más esplendidos de lo que habían estado en el invierno. Todos creían, sin lugar a dudas que ellos tenían un brillante futuro por delante.
¿Por qué eran tan amados por los estudiantes? ¿Era debido a sus apariencias? ¿Sus impresionantes habilidades? Esos eran factores que contribuyeron a ello, por supuesto, pero no la verdadera razón.
Para entender cómo es que Ariel se estableció a sí misma en su actual posición, tendremos que retroceder varios años.
*****
Varios años atrás, Ariel Anemoi Asura perdió la batalla política en el Reino de Asura y huyó del país. Algunos teorizaron que ella falleció en el proceso, pero si bien era cierto que fue perseguida por asesinos, de alguna forma logró escapar hacia el Reino de Ranoa. Ariel recibió protección del Reino y entonces, tal como originalmente había planeado, se matriculó exitosamente en la Universidad Mágica.
Por supuesto, ella no se había dado por vencida en recuperar el poder en el Reino de Asura. Ariel sabía que tenía regresar lo más pronto posible, por el bien de Pilemon Notos Greyrat, quien todavía la apoyaba desde el interior del Reino. Pero estaba claro que la historia simplemente se repetiría a si misma si es que regresaba como estaba ahora y así la princesa urdió la idea de cazar talentos excepcionales en la Universidad de Ranoa con el objetivo de enviarlos de regreso a Asura por delante suyo. Para lograr este objetivo, Ariel decidió fortalecer su influencia en la escuela.
El consejo estudiantil de la universidad no poseía autonomía completa ni una fuerte autoridad, pero era visto como el pináculo de una escuela a la que asistían diez mil estudiantes y altamente influenciable entre estos últimos. Ariel, quien estaba buscando reclutar talentos antes de que siquiera comenzaran a florecer, encontró a la organización excepcionalmente útil. Decidida en su objetivo y ya absolutamente talentosa, Ariel se distinguió a si misma rápidamente y su solicitud de unirse al consejo estudiantil fue aprobada a pesar del hecho de que era una simple alumna de primer año.
Tras el paso de unos pocos meses y Ariel estando segura de que tenía una sólida base a partir de la cual trabajar, reunió a sus asistentes en su cuarto para una reunión estratégica. “Fuimos capaces de ingresar al consejo estudiantil, pero no debemos volvernos autocomplacientes. Esto es simplemente el primer paso.”
“Entendido.”
Casi veinte de sus sirvientes fueron asesinados en el camino por asesinos, así que sus números habían menguado Ahora ella solo tenía cuatro: Luke Notos Greyrat, Ellemoi Bluewolf, Cleane Elrond y Fitz.
“Todo lo que tenemos que hacer es utilizar la reputación del consejo estudiantil para reclutar buenas personas,” dijo Fitz.
“Eso no será suficiente.” Ariel negó con la cabeza. “Antes de que esto se termine, me gustaría tener el apoyo de tanto los líderes de este país como del Gremio de Hechiceros.” Los líderes del Reino de Ranoa y el Gremio de Hechiceros eran inmensamente influyentes en Asura, cuyas enseñanzas en magia provenían de la misma Ranoa. “Correcto, tendremos que impresionarles si queremos su ayuda en esta lucha de poder político.”
“Impresionarlos… ¿Cómo con dinero?”
“No, con poder.” Ariel soltó una risita mientras Fitz inclinaba hacia un costado su cabeza.
“Estoy tratando de convertirme en la gobernante del Reino de Asura. El solo ser un miembro del consejo estudiantil no les convencerá de apoyar mi causa. Debo convertirme en alguien que mueve el consejo. En otras palabras, debo convertirme en la presidenta.”
Ella continuó, “El vice-presidente se gradúa el próximo año y el presidente el año subsiguiente. Por lo tanto, planeo apuntar primero a la posición de vice-presidenta y entonces a la de presidenta.”
“Sí, creo que esa es una buena idea. Aquellos con ideas afines y habilidades excepcionales de seguro se congregaran ante alguien de su calibre. Y son esas mismas personas las que nosotros buscamos,” Luke dijo en aprobación. Los otros tres asintieron.
Habían transcurrido seis meses desde que se hubieron matriculado por primera vez y todavía tenían que reclutar aliados. Las únicas cosas que Ariel tenía a su disposición era su carisma innato, el hecho de que había sido aceptada en el consejo estudiantil siendo de primer año y la adoración de los demás estudiantes. Había individuos excepcionales que habían captado su mirada, pero ella todavía tenía que alcanzar el nivel donde pudiera ganarse el favor de estos, revelar toda la verdad de su situación y convencerlos de luchar a su lado en el Reino de Asura. La forma en que ella lo preferiría—efectivamente, la forma en que realmente debía ser—era que ellos se le acercaran primero.
“Si el orden natural de las cosas es que usted se convierta en presidenta, entonces debería idealmente ganar la votación por una mayoría abrumadora,” Ellemoi dijo, con su mano presionada contra su barbilla.
El presidente de turno estaba a cargo de seleccionar y proponer a los candidatos apropiados para el consejo. Cuando un presidente se retiraba, los restantes miembros se volverían candidatos para la posición y el presidente sería determinado por una votación de toda la escuela. Tal era la regla establecida por el primer director de la escuela, una tradición que había continuado desde entonces.
Aun así, Ariel era una mera estudiante de primer año. El próximo año, el actual vice- presidente sería el más probable que ascendería a la presidencia. Una vez que ellos se graduaran y la elección se realizara, los demás miembros actuales—todos en su sexto y séptimo año para ese entonces, con numerosos logros propios—sin lugar a dudas se interpondrían en su camino. Aun si ella pudiera derrotarlos, probablemente sería por un estrecho margen. Cierto, el volverse la presidenta del consejo estudiantil como una estudiante de tercer año seguiría siendo un logro impresionante. Pero no sería excepcional a menos que ella también dominara la votación para conseguir una arrasadora victoria.
Tal era el camino a seguir que Ariel visionaba. Uno podría incluso llamarlo un prerrequisito esencial para su futuro. Si ella no podía siquiera lograr esto, entonces regresar al Reino de Asura seguiría siendo nada más que un sueño dentro de un sueño.
De hecho, ella tendría que apuntar aún más alto.
“Puede que sea necesario que usted tome la presidencia el próximo año,” murmuró Fitz. El chico del cabello blanco tenía una adusta expresión en su rostro y sus brazos estaban cruzados en el pecho.
“Oh vaya, que terroríficas cosas dices, Fitz. ¿Estás proponiendo que aventajemos al actual vice-presidente?”
Aunque Ariel fuera una estudiante de primer año, no había duda alguna de que poseía cuatro excepcionales subordinados; carisma que le había conseguido una gran adoración entre los de primer año y habilidades prácticas, más encima. Y así, ella logró cerrar un trato con el actual vice-presidente; ella lo apoyaría para la posición de presidente durante la siguiente elección y a cambio, él la nombraría en su anterior puesto. Esto significaba dejar pasar su oportunidad de conseguir la presidencia este año, pero si era diligente en plantar las semillas durante su segundo año, entonces podría estar lo suficientemente confiada para cosechar los resultados en su tercer año.
“Ese plan es bueno, ciertamente ¿Pero no deberíamos intentar algo aún más impresionante?”
Fitz estaba absolutamente en lo correcto. Si uno desenmarañaba los hilos de la larga historia de la universidad, uno no se encontraría a ni una sola alma que hubiera escalado hasta el rango de presidente en su segundo año. La única excepción siendo el primer presidente del consejo estudiantil, pero eso no contaba, dado que solo eran de primer año los que asistían en ese tiempo. Además, si Ariel fuera a derrotar a la persona quien era un ganador seguro por la presidencia y de forma aplastante, ellos serían el tema de conversación en la ciudad de Sharia. Rumores de su logro podrían incluso llegar a los líderes de las Tres Naciones Mágicas.
Uno podría pensar que la universidad era una simple escuela, pero había tantos alumnos que más adelante se convertirían en líderes de las Tres Naciones y el Gremio de Hechiceros. Si algo extraordinario fuera a suceder en la universidad por primera vez desde su fundación, habría una buena posibilidad de que captaría su atención.
“Cierto. Pero no seremos capaces de derrotar al vice-presidente sin un plan.”
“Bueno, sobre eso…a decir verdad tengo un plan bastante bueno.”
“Vamos a escucharlo.” Aunque tomada por sorpresa a causa de la propuesta de Fitz, Ariel se acomodó en su asiento y escuchó de cerca.
“Um…bueno, Princesa ¿Usted sabe cómo ha sido el objetivo de un poco de acoso últimamente?”
“Efectivamente.”
Había comenzado justo tras unirse al consejo estudiantil. Hubo varios incidentes en rápida sucesión: personas escupiendo en frente suyo a medida que caminaba, personas golpeando sus hombros con los de ella, personas golpeándola deliberadamente con bolas de agua durante las prácticas de magia. Estas pasaron por coincidencias, pero Ariel sabía que eran intencionales. Después de todo, habían estado escalando gradualmente en severidad. Lo peor fue cuando dos piezas de su ropa interior, las cuales ella había colgado para que se secaran durante la noche, fueron robadas y tiradas en frente del dormitorio de los chicos. Eso indiscutidamente fue demasiado lejos y ella le pidió a Fitz y Ellemoi que investigaran el asunto. Como resultado de eso…
“Descubrí a las perpetradoras,” Fitz anunció. “Linia y Pursena.”
“Así que después de todo fueron esas dos.”
Ellas eran las descendientes de los líderes de la Tribu Doldia, la cual reinaba soberana sobre gente bestia. Las dos chicas habían cruzado la mitad del mundo desde el Gran Bosque. Como miembros de la Tribu Doldia, ellas tuvieron una mimada crianza, dejando que su talento mágico se les subiera a la cabeza. El tolerante ambiente en la escuela solo empeoró la mala disposición de ambas y pronto las dos se volvieron completamente delincuentes, temidas por todo el cuerpo estudiantil. Con un sequito de más de veinte hombres bestia de apariencia feroz escoltándolas, las personas claramente se apartaban adonde sea que ellas fueran. Si uno siquiera hacia contacto visual, toda su banda se les tiraría.
Los administradores de la escuela estaban acomplejados por su inapropiada conducta, pero las chicas eran esencialmente princesas de la Tribu Doldia. El reprenderlas conllevaba el riesgo de hacerse enemigos de todos los hombres bestia que asistían a la universidad—y estos eran bastante numerosos aquí, aun si todavía fueran minoría en comparación a los humanos. Y así la escuela todavía no intervenía y muchos estudiantes lloraban hasta quedarse dormidos durante la noche.
“¿Qué tiene que ver eso con tu plan?”
“Las aplastaremos.” Fitz cerró su mano hasta volverla un puño. “Los estudiantes están aterrorizados de esas abusonas. Si las detenemos, todos estarán de nuestro lado, Princesa.”
Un fuego se prendió en los ojos de Fitz. Lo que ellas habían hecho era imperdonable. Fitz respetaba y adoraba a Ariel y ellas habían tomado su ropa interior y la habían tirado, de entre todos los lugares posibles, en frente del dormitorio de los chicos con una nota que decía: Esta ropa interior pertenece a la Princesa de Asura. Desde entonces, muchos de los hombres bestia machos observaban a Ariel con expresiones hambrientas. Presumiblemente la princesa estaba impertérrita por ello, pero Fitz no podía soportarlo.
“Si iniciamos algún problema con ellas en la escuela, será nuestra reputación la que se desplome.” Ariel dijo.
“Si podemos provocarlas a que nos ataquen primero, será legítima defensa. La escuela nos respaldaría en tal escenario. Además, si eso es contra lo que nos enfrentamos, estoy bastante seguro de que puedo encargarme por mi cuenta.”
Ariel consideró brevemente sus palabras y entonces miró los rostros de todos los presentes. Siempre que ella se sentía insegura, buscaba la opinión del resto de sus ayudantes.
“Yo creo que es una buena idea. Lo que ellas hicieron es imperdonable. Si escala hasta una pelea, intervendré.”
“Yo no puedo ofrecer mucho, pero daré mi ayuda en lo que sea posible.”
“Concuerdo.”
Sus palabras fueron reconfortantes y Ariel les ofreció a cambio una alentadora sonrisa.
“Muy bien, entonces. Si bien estoy segura de que lo que vamos a intentar es arriesgado, dado que todos están de acuerdo, vamos a hacerlo.”
Y así, la misión de coronar a Ariel como la presidenta del consejo estudiantil inició.
*****
El plan fue puesto en acción una semana más tarde.
Era mediodía y todos los estudiantes se estaban moviendo en dirección a la cafetería de la escuela. Linia tenía sus manos en los bolsillos y Pursena tenía algo que se asemejaba a un cigarrillo saliendo de su boca. Sus uniformes se veían descuidados y sus posturas terribles. Ellas cumplían con el papel de delincuentes tan bien que si Rudeus las hubiera visto, él habría abrazado la muralla y mantenido su cabeza gacha para evitar mirarlas a los ojos. Tales bravucones existían incluso en este mundo.
Las chicas bestia se pavonearon a la cabeza de su manada como si fueran las dueñas del lugar. En comparación, el grupo de Ariel solo consistía en tres personas fuertes: Ariel, Luke y Fitz. Ellos hicieron que se viera como si se hubieran encontrado con Linia y Pursena en frente de la cafetería por mera casualidad.
Al principio, Linia y Ariel intercambiaron miradas que demandaban que la otra dejara pasar, pero fue Ariel quien finalmente fingió indiferencia y dio un paso al costado. Los hombres bestia soltaron una risa disimulada mientras observaban esto.
“Que patético.”
“Pero miren que „princesa.‟ Hmph.”
“Oh sí ¿No fue su ropa interior la que estuvo tirada en frente de los dormitorios hace poco?”
“¿Ella estaba intentando atrapar hombres de esa forma, no? Los humanos se aparean de por vida, después de todo.”
Ellos se rieron.
“Suficiente, miau.” Dijo Linia.
“Sí, están haciendo que sienta lástima por ella,” concordó Pursena.
Las dos se veían engreídas mientras lanzaban aquellos regaños y se dirigieron hacia la cafetería. Se sentía bien ridiculizar a los privilegiados. Se sentía incluso mejor pararlo, de ese modo obteniendo la superioridad moral. Tampoco había nada que Ariel pudiera hacer. Después de todo, Linia y Pursena tenían veinte hombres bestia escoltándolas. La mayoría de ellos era mitad humano y jamás habían estado en una pelea como corresponde en su vida. Pero la fuerza estaba en los números, los cuales ellos usaban para burlarse de la ampliamente popular princesa de un gran país.
“El andar desfilando con veinte hombres escoltándolas, como alguna clase de rebaño. Parece que los Doldia realmente no son mejores que animales,” Ariel murmuró. Su voz apenas fue más que un susurro. Sus labios siquiera se movieron, así que ningún otro estudiante pudo escucharle.
“¿Oye, que acabas de decir?”
Sin embargo, los hombres bestia tenían una audición bastante superior que la de cualquier humano y podían captar incluso los más pequeños sonidos. Por lo tanto, Linia y Pursena captaron esa débil declaración. El resto de su banda no tenía una audición tan avanzada, pero varios de ellos también lo escucharon.
“¿No creo haber dicho algo?” Ariel respondió inocentemente.
“No, estoy segura que lo escuché, miau. Estabas hablando porquerías de nosotros, miau. ¿Verdad, Pursena?”
“En serio. Que se jodan.”
El pelaje de Linia se había erizado y Pursena había escupido lo que fuera que había estado en su boca. Un hueso de pollo, resultó ser. Una vez que ellas estuvieron seguras que Ariel estaba buscando pelear, ellas marcharon directamente hacia ella y la miraron hacia abajo.
“¿Bien? Vamos, intenta decirnos eso de nuevo, miau. Esta vez, a nuestras caras.”
“O puedes postrarte,” ofreció Pursena. “Ponerte de espalda y mostrarnos tu vientre.”
“Ya se los dije, yo no dije nada.” Ariel habló con confianza, incluso a medida que las dos la amenazaban. Para un observador externo, parecía como si Linia y Pursena estuvieran hostigando sin causa alguna a Ariel.
Linia entrecerró sus ojos. “¿No me digas que eres una gallina, miau?”
“¿Gallina? Yo como gallinas.” Gruñó Pursena.
“¿Pero por dios de que se trata esto…?” Ariel, por otro lado, parecía totalmente sincera. Ella se veía tan atrevida como un rey.
Y entonces, apenas audible, ella dijo: “Una vez que la temporada de apareamiento de este año se termine, ustedes estarán dando a luz a los hijos de hombres cuyos nombres ni siquiera saben. Igual que perras callejeras.”
Nadie pudo ver los labios de Ariel moverse. Como parte de la nobleza de Asura, ella había sido entrenada para hablar sin ser detectada. Por lo tanto, su susurro solo fue lo suficientemente audible para que Linia y Pursena, quienes estaban cerca, pudieran captarlo.
“¡Perra! ¡Tienes agallas! ¡Bien, vamos a pelear, miau!”
“¡Te vamos a sacar la mierda, luego te desnudaremos y te tiraremos agua por todo el cuerpo!”
Desde fuera, parecía como si Linia y Pursena repentinamente hubieran perdido los estribos debido a que no les gustaba la actitud de Ariel. De hecho, nadie dudó de que eso se tratara. Las chicas bestias tenían exactamente esta reacción cuando creían que alguien estaba siendo demasiado creídos con ellas.
Y tan pronto como saltaron a la acción, sus veinte lacayos las siguieron.
“¡Vas a ver las estrellas pronto!”
“¡Di tus oraciones!”
“¡Te vamos a moler!”
El enjambre de estos voló directamente, con sus brazos dirigidos hacia Ariel. Ellos no la alcanzarían.
“¡Gwah!”
“¡Gah!”
Antes de que se dieran cuenta de lo que había sucedido, fueron enviados a volar de regreso a través del aire. En un instante, fueron dispersados dando vueltas a lo largo del piso. Linia y Pursena al instante saltaron para volver a incorporarse, escaneando sus alrededores.
“¡¿Q-Qué fue eso, miau?!”
“¡Es Fitz! ¡Ese pequeño secuaz de Ariel hizo algo…!”
Fitz—el muchacho de cabello blanco que siempre se paraba detrás de Ariel con una apariencia indiferente—estaba en frente de la princesa. Tan pronto como los hombres bestia se movieron, él se puso en frente de ella y usó su lanzamiento de hechizos silencioso para crear una onda sísmica que los lanzó hacia atrás.
El único que avanzó fue Fitz. Ariel mantuvo su melindrosa y correcta postura y aunque la mano de Luke estaba descansando en la empuñadura de su espada, no se movió. Fitz se paró completamente solo. Y aun así, se veía seguro de que podía encargarse de ellas.
Fitz no dijo nada; él rara vez siquiera hablaba. Solo unos pocos estudiantes habían siquiera escuchado su voz.
Ahora que él se estaba interponiendo en su camino, Linia y Pursena lo hicieron su objetivo.
“¡Hyaah!”
“¡Grrrr!”
Los veinte hombres bestias cayeron sobre Fitz como una ola.
Fitz permaneció en silencio. Su cuerpo ni siquiera se movió—solo sus manos. Cada vez que lo hacía, una feroz explosión o un objeto cubierto de hielo eran disparado desde el piso. Estos ataques golpearon implacablemente a los hombres bestias y en segundos, los veinte fueron enviados lejos dando vueltas a través del aire. Chillaban como cachorritos cada vez que eran golpeados por la magia de Fitz, quedando ya sea inconscientes o intentando escapar gateando. Veinte oponentes era bastante, pero ellos no estaban acostumbrados a luchar, apenas asistían a clases y principalmente dependían de la violencia en números para mantener su amenazante apariencia.
“¡Voy a destrozarte, miau!”
“¡Mierda, eso vamos a hacer!”
Solo Linia y Pursena eran diferentes. Sus espíritus de lucha no se vieron afectados, ni siquiera tras ser testigos de la magia de Fitz. De hecho, ellas esquivaron todos los hechizos con gran agilidad. Linia a continuación cargó hacia delante mientras Pursena puso una mano sobre sus labios.
“¡Awooooo!”
Ellas poseían singulares cuerdas vocales que podían generar sonidos imbuidos con magia para paralizar instantáneamente a sus oponentes. Este tipo de magia era inherente a los hombres bestia.
Un hilo de sangre comenzó a salir de la nariz de Fitz y su tronco cayó hacia adelante. Una vez que Linia estuvo segura que él fue golpeado, lanzó sus garras hacia su cara. “¡Hyah!”
Una de ellas usaría su magia fonética para sellar los movimientos del enemigo mientras la otra iría por el golpe de gracia. Esa era la estrategia de Linia y Pursena para la victoria.
Sin embargo, a continuación, Fitz hizo una movida desconcertante. Él levantó sus manos y golpeó sus orejas. Sangre salió precipitadamente.
Al mismo tiempo, Linia se había lanzado. “¡Te tengo, miau!” Sus garras cortaron hacia adelante, pero justo cuando ella estuvo segura de que había golpeado a su objetivo, Fitz se dejó caer hacia abajo. Linia solo atrapó algunas hebras de su cabello, pero él ahora se había escabullido para traspasar su defensa.
“¡Urgh…!”
Su puño golpeó en el centro de su estómago, emitiendo una onda sísmica que la envió volando a través del aire como metralla de una explosión.
“¡¿P-Por qué?!” dijo Pursena, con la voz entrecortada.
Fitz no esperó ni un segundo. Se dirigió directamente hacia Pursena, quien estaba visiblemente alterada por el hecho que su magia fonética no había dado en el clavo. Ella frenéticamente intentó prepararse, pero ya era demasiado tarde. “¡Ha!” Él la envió a volar con una onda invisible emitida desde su puño estirado. Ella fue golpeada contra la muralla de la cafetería y perdió la consciencia.
“Ach…” *tosiendo*
Fitz llegó y se paró en frente de Linia, quien estaba respirando con dificultad. El chico había estado cargando con su ira en silencio durante todo este tiempo. Linia estaba conmocionada a medida que él se ponía por encima suyo. Ella miró a sus alrededores, pero ni una sola persona de su grupo permanecía de pie. Incluso su confiable compañera estaba tumbada en el piso, completamente inconsciente.
Linia se dio cuenta que su grupo había sido diezmado y perdió la voluntad de seguir luchando.
“T-Tú ganas, miau.”
Incluso si Linia aceptaba la derrota, Fitz permaneció espeluznantemente callado. Sus ojos estaban escondidos detrás de los lentes de sol, pero su ira seguía ahí, una sed asesina genuina no podía ser satisfecha por esta burla de lucha. Fitz sabía exactamente lo que ellas habían hecho—que le habían tirado agua a Ariel y robado su ropa interior para luego descartarla.
Linia podría tener su orgullo, pero ella no lo valoraba más que su vida. “L-Lo sentimos, miau. Nos disculparemos también por el incidente de la ropa interior. Incluso haré esto, miau.” Linia no tuvo más opción que tomar una postura sumisa, exponiendo su vientre en contrición. Era la movida más humillante de los hombres bestia.
Fitz dejó caer una bola de agua tanto sobre Linia, que se estaba postrando, y Pursena, quien yacía inconsciente a una corta distancia. Había poco poder en ese ataque pero era el equivalente de tener un balde volcado sobre ellas. Las dos chicas bestia estaban empapadas, viéndose bastante penosas con sus pelajes aplastados contra su piel.
“Si realmente aprendieron su lección, jamás vuelvan a levantar su mano contra la Princesa Ariel.”
Fitz dejó escapar estas palabras. Él rara vez decía algo. Fue la primera vez que Linia, Pursena y el resto de los estudiantes en la cafetería—efectivamente, todos ellos, fuera de Ariel y Luke—lo escucharon hablar. Su voz era aguda, casi femenina.
“S-Sí, entendido.” Linia asintió, con su rostro rojo por la vergüenza.
“Fitz, bien hecho. Vámonos.” Ariel le ofreció una rápida sonrisa cuando este regresó y su grupo partió como si nada hubiera sucedido. Solo Linia y Pursena quedaron tras lo sucedido, viéndose como un par de ratas ahogadas. Ellas pronto se retiraron, incapaces de soportar la atención que ahora estaba sobre estas.
Todos los estudiantes que presenciaron esto espontáneamente comenzaron a aplaudir. Este fue el momento cuando las delincuentes quienes habían estado actuando como si gobernaran la escuela fueron derrotadas.
Tras esto, cortesía del trabajo de Ellemoi y Cleane, se esparció el rumor de que fue, de hecho, Linia y Pursena quienes habían enviado a sus secuaces a golpear a Ariel. La mayoría de los hombres bestias involucrados fueron expulsados como resultado del incidente.
*****
Y así fue como Ariel aseguró su actual posición. Al expulsar a los delincuentes de la escuela y restaurar la paz al campus, ella se ganó la gratitud de los estudiantes, quienes luego votaron por ella durante la siguiente elección. Ella se volvió la presidenta del consejo estudiantil durante su segundo año y muchos la observaban con creciente admiración.
La situación, por supuesto, no le cayó bien al vice-presidente. Este pasó lo que quedó del año haciendo comentarios sarcásticos, pero no tuvo el coraje de enfrentarse a Fitz—El hombre que se había enfrentado por su cuenta a las indomables Linia y Pursena—y se graduó tranquilamente.
Y en cuanto al humillado par…
“Urgh.”
“Mierda.”
De alguna forma, lograron evitar la expulsión. Su comportamiento no había mejorado por completo y seguían siendo hostiles hacia Ariel, pero estaban asistiendo a clases más seriamente. Ellas le sisearían y ladrarían como malas perdedoras siempre que la vieran, incluso a medida que escondían sus colas entre las piernas y le daban la pasada.
“¡Hmph! ¡No olvidaremos lo que nos hiciste, miau!”
“¡Pft! ¡Será mejor que no salgas en la noche!”
Ariel no dijo nada. Solo se rio.
Esto solo incrementó la admiración dirigida hacia Ariel y sus dos guardaespaldas. Ya no quedaba nadie en la escuela que pudiera enfrentarse a la princesa.
*****
La misma princesa ahora era una estudiante de tercer año. Tal como había planeado, volverse la presidenta del consejo estudiantil en su segundo año le permitió entrar en contacto con tanto el Gremio de Hechiceros como los gobernantes del Reino de Ranoa. Aquellos que compartían opiniones similares llegaron en masa al consejo estudiantil y Ariel eligió a los más excepcionales y de confianza para que fueran al Reino de Asura y procedieran con sus planes. Los que ella consideraba su vanguardia estaría marchándose hacia en dirección al reino el año siguiente.
Todo había resultado sorprendentemente bien en este último año desde que se convirtió en la presidenta. Hoy ellos estaban realizando otra de sus reuniones estratégicas, aunque se habían mudado desde su suite personal hacia el cuarto del consejo estudiantil. “Ahora bien, Cleane ¿Hay algún candidato prometedor entre los de primer año?” Ella preguntó.
“Los hay. En particular Zanoba Shirone y Cliff Grimor. El primero es un Niño Bendecido, mientras que el último era capaz de realizar magia de nivel avanzado incluso antes de matricularse.”
“Muy bien. Vamos a buscar oportunidades para relacionarnos con ellos. ¿Hay otros que destaquen?”
“¿Entre los de primer año? No, no lo creo.” Cleane negó con su cabeza. “Sin embargo, puede que haya alguien quien demuestre promesa a futuro.”
“Todavía necesito muchas más piezas para mi tablero de ajedrez. Quizás deberíamos intentar contactar a aquellos que están afuera de la escuela.”
Mientras Ariel agonizaba sobre qué hacer, Ellemoi levantó la mirada. “Princesa, sospeché que diría eso. Ya he localizado a algunos individuos particularmente impresionantes más allá de los confines de la universidad.”
“No esperaba menos. Déjame ver la información que tienes sobre ellos.”
“Sí, Princesa.” Ellemoi sacó un fajo de papeles de uno de los gabinetes en el cuarto del consejo estudiantil y se los entregó. “Yo propondría elegir a alguno de estos, invitarlos a la escuela y luego evaluar sus caracteres antes de acercarnos a ellos para que se nos unan. ¿Qué opina?”
“Eso suena bien. Por favor continua y procede con el proceso de selección. En cuanto a invitarlos…Estoy segura de que podemos pedirle ayuda con eso al Vicedirector Jenius.”
“Sí, Princesa.”
Fitz y Luke comenzaron a revisar la lista ante las órdenes de Ariel. Habían varios diferentes individuos en la lista: desde aquellos que ya estaban viviendo en la Ciudad Mágica de Sharia; hasta aventureros activos a lo largo de las Tres Naciones; e incluso un protector del Santuario de la Espada, el Dios de la Espada Farion en persona.
Fue mientras Fitz estudiaba esa lista que de repente se quedó sin aliento. Sus manos se detuvieron al divisar un nombre que él reconocía. Sus ojos se abrieron como platos y sus labios se cerraron de golpe. Su mano temblorosa se aferró al papel, arrugándolo.
“Fitz ¿Algo captó tu atención?”
El chico asintió claramente. Su expresión era una mezcla de sorpresa, perplejidad y deleite.
“Princesa Ariel…yo conozco a esta persona.”
El papel en su mano tenía el nombre de Rudeus Greyrat escrito sobre este.