Varios meses transcurrieron y ahora ya era invierno. El invierno en los Territorios del Norte era duro. Era casi igual de difícil creer que este lugar estaba a solo un poco más distancia en dirección al norte desde el Reino de Asura, considerando la abundancia de nieve que casi parecía enterrar la tierra.
A medida que la nieve bloqueaba a la región, las importaciones desde los reinos vecinos cesaban y los residentes ya no eran capaces de obtener vegetales frescos. En su lugar, las comidas consistían en las pilas de frijoles que habían reunido antes del invierno, platos fermentados tales como vegetales encurtidos y la carne de bestias que los aventureros cazaban. Era la costumbre en esta región el tragar estos primitivos e insípidos platos con un alcohol fuerte. Aquellos a mí alrededor hace mucho se habían compadecido de mí por no beber, pero a mí me importaba poco. Últimamente, nada de lo que comía tenía sabor de todas maneras.
Y aunque ahora fuera invierno, mi vida seguía igual que siempre. Hacía mi entrenamiento físico, rezaba, consumía mi comida y luego me dirigía a hacer mi trabajo de aventurero. Tal era mi rutina diaria. Sin embargo, ya casi habían transcurrido seis meses desde que había llegado a este pueblo y sentí como si hubiera muy poco que me quedara por lograr aquí. Para bien o para mal, el nombre “Quagmire Rudeus” se estaba comenzando a esparcir. Era proactivo en ofrecer mi asistencia hacia las generaciones más jóvenes de aventureros y a su vez era bien conocido con los veteranos. Incluso tenía colaboradores dentro de algunos de los grupos aventureros en Rosenburg, quienes preguntarían por Zenith en mi nombre cuando se aventuraran en aldeas lejanas. Uno de tales grupos, que había partido antes de que comenzara el invierno, me aseguró que correrían la voz.
Quizás como resultado de este duro trabajo, mi reputación se había esparcido también entre los mercaderes que realizaban negocios con los aventureros, tales como aquellos que poseían armerías y tiendas de artículos. Por si fuera poco, también logré dejar una buena impresión en una tienda especializada en herramientas mágicas. Si es que llegaran a toparse con algún problema, yo los ayudaría y estos correrían la voz sobre mi existencia como pago. No estaba seguro de cuan efectivo esto sería, pero los mercaderes tenían sus propias redes. Esperaba que, a través de alguna de estas conexiones, el mensaje le pudiera llegar a Zenith.
Pero nuevamente, considerando el silencio total a pesar de mis esfuerzos aquí, ella probablemente no se encontraba en el área. Otra posibilidad es que ella ya estuviera—
No, detente. El pensar sobre eso no ayudará en nada. Me amonesté.
“¡Uf…!” Suspiré mientras me colocaba mi equipo contra el frio y dejaba la posada. Mi destino era el Gremio de Aventureros.
Estaba helado afuera. La nieve apenas caía y la brisa no era muy fuerte. La piel de erizo de nieve en la que estaba envuelto era cálida, pero el viento en mi cara estaba gélido. Mi aliento emergía como una blanca niebla y la saliva en mi boca se sentía como si fuera a congelarse. Mientras la temperatura estaba mejor ahora de lo que sería durante la noche o el alba, seguía estando sin lugar a dudas helado.
Temblé mientras me arrastraba a través de la calle cubierta de nieve. Probablemente debería moverme hacia la siguiente ciudad cuando llegue la primavera, pensé, aunque me sentía totalmente sin ganas de hacerlo.
El Gremio de Aventureros bullía con personas adentró durante el invierno. Esto era principalmente debido a que pocos equipos elegían tomar viajes de varios días mientras nuestros alrededores estuvieran nevados. En su lugar, ellos perseguirían trabajos dentro de la ciudad o priorizarían solicitudes que pudieran completarse antes del crepúsculo. De lo contrario, podrían dirigirse a una aldea a uno o dos días de distancia y quedarse allá.
Inevitablemente, esto significaba que muchos equipos pasaban su tiempo en el gremio, esperando que la solicitud adecuada fuera publicada. Por supuesto, mi trabajo no cambiaba en lo absoluto. Me acercaría a aquellos indecisos por una misión o alguien me invitaría a acompañarlos. Yo era un miembro de equipo extremadamente útil, dado que podía lanzar hechizos dentro de las cuatro escuelas de magia ofensiva sin encantamiento.
Claro está, no era una situación ideal. No quería ser simplemente usado por mis habilidades; quería que los equipos me conocieran y usaran eso para esparcir mi nombre. Pero también estaba perdido con respecto a lo que hacer a continuación.
Hoy, como siempre, tomé asiento cerca del tablón de anuncios. En algún momento comencé a tratarlo como mi asiento personal. Me preguntaba si alguien más lo ocupaba mientras yo andaba afuera en misiones.
“Tch.”
Mientras observaba las filas de solicitudes en el tablón, esperando a otros aventureros, escuché a alguien chasquear su lengua. Mi corazón se sintió pesado mientras miraba hacia atrás para encontrarme con Stepped Leader acercándose al tablón de anuncios. Quien había hecho audible su disgusto era, para sorpresa de nadie, Soldat.
Dado que desde el incidente en el bar, él parecía albergar un profundo desprecio por mí, siempre que me divisaba, él chaquearía la lengua o encontraría otra forma de hacer notar su descontento. Yo prefería evitarlo de ser posible, pero ahora que era invierno, él y los demás no podían salir a sumergirse en laberintos.
“¿Buscando sobras de nuevo?” Preguntó de manera burlesca Soldat.
“Tengo mis razones para hacer esto.”
“¿Qué razones? Todo lo que haces es a medias,” se mofó, antes de dirigirse al tablón.
Yo sabía que estaba siendo poco entusiasta con estas cosas. Pero no estaba seguro de cómo arreglar ese problema, nadie era perfecto. En este instante, estaba intentando dar mi mejor esfuerzo para lo que necesitaba hacer. ¿Qué parte de eso era tan desagradable para él?
Desearía que no se metiera. No tiene nada que ver con él, pensé de mal humor.
Soldat rápidamente seleccionó la siguiente misión de su equipo, concluyendo sus asuntos en el mostrador y dejando el gremio. Él nunca se quedaba mucho tiempo, ya sea debido a que no podía soportar estar en mi presencia o debido a que simplemente deseaba mantenerse ocupado con trabajo. Él entraría, se iría derecho al tablón de anuncios, rápidamente seleccionaría una solicitud y estaría en camino. Luego regresaría esa misma tarde o al día siguiente y si es que nos volvíamos a encontrar con el otro, volvería a burlarse de mí.
No era acoso. Soldat también estaba haciendo todo lo posible para evitarme, de eso estaba seguro. De todas formas, cada vez que lo veía y él me diría que yo era basura o inútil o que hacía las cosas a medias, así que estaba entendiblemente agotado. Quizás su verdadero objetivo era desalentarme de estar en el gremio.
Ocasionalmente, los miembros de Counter Arrow darían un paso al frente para ayudarme si es que estaban presentes, pero ese no era el caso el día de hoy. Ahora que lo pienso, no los había visto ya durante dos días. Dado que tampoco los había visto en el pueblo, eso tenía que significar que habían ido a alguna aldea por un largo periodo a tomar solicitudes.
Las cosas se sentían algo solitarias sin ellos.
No había solicitudes destacables ese día. La nieve había repuntando inmediatamente tras mi ingreso al gremio y durante las ventiscas, los equipos que no estaban interesados en trabajos mal remunerados generalmente se tomaban el día libre. Por supuesto, también había bastantes aventureros que sufrían por dinero y salían a realizar solicitudes sin clasificar por su cuenta. Solicitudes sin clasificar incluían cosas como palear nieve o limpiar los techos de las personas. El palear nieve parecía ser un ejercicio inútil para mí, pero tenía que ser mejor que nada.
Si no había solicitudes de trabajos, no tenía nada que hacer. Pero tampoco no se sentía correcto el simplemente cocerse a fuego lento en la lúgubre atmósfera del Gremio de Aventureros. Decidí intentar tomar una de aquellas solicitudes no clasificadas.
“Intentar algo nuevo” no necesariamente me absolvía del así llamado “hacer las cosas a medias” de Soldat, pero sus palabras ciertamente instilaron dentro de mí la necesidad de hacer algo.
“Limpiar nieve del camino, limpiar nieve de techos, limpiar nieve del jardín de la mansión del señor feudal y limpiar la nieve de las murallas.”
Mirando el tablón de anuncios, todas las misiones tenían que ver con nieve. La única diferencia en estas era quien la había hecho. Solo pensar en dirigirme hacia el frio para mover nieve y tirarla en otro lugar era deprimente ¿Pero quizás debería simplemente agradecer que fuera una forma de ganar dinero, verdad?
Nah, la recompensa difícilmente la hacía ver como si valiera el esfuerzo. Aun así, a pesar de mis reservas, decidí tomar uno de los trabajos.
“Qué inusual, Quagmire-san, el que tome una solicitud como ésta.”
“Sí, bueno, es un cambio de ritmo.”
“¿Un cambio de ritmo, hm? ¡Sí, creo que eso suena maravilloso!” la recepcionista sonrió alegremente y procesó la solicitud.
*****
La misión estaba localizada en lo que básicamente correspondía a un centro de recolección de nieve. Aunque no era particularmente grande, la nieve de todo el pueblo era llevada hasta esta plaza relativamente pequeña. En el medio de esta plaza del tamaño de un parque, estaba un enorme horno y eso era.
Me acerqué al hombre que parecía estar a cargo y le mostré la solicitud que había recibido: “Mi nombre es Rudeus Greyrat. Un placer.”
“¿Tú eres el famoso Quagmire?” preguntó.
“No sé realmente si soy famoso o no,” dije torpemente.
“Bueno, entonces apresúrate y ponte a trabajar.”
Esas no eran las instrucciones más útiles. “Umm… ¿Puedo preguntar qué clase de trabajo se supone que haga?”
“Ahh ¿Así que es tu primera vez, eh? El trabajo es simple. Las personas arrastran la nieve hasta aquí, tú usas esa pala para juntarla ahí atrás. Básicamente, estás ordenando la nieve. Tenemos una ruta preparada para acceder a la herramienta mágica, así que no apiles la nieve ahí. Una vez que tengas suficiente apilada, espera por la señal y activa ese aparato mágico de ahí. Incluso si tu maná se agota, la nieve va a seguir llegando así que no te marches. Podrás seguir ayudándonos a moverla.”
“Está bien, entiendo.” Seguía sin estar completamente seguro de que clase de trabajo este era, pero sabía lo que se suponía que tenía que hacer, así que no tenía sentido el intentar pensar demasiado. Simplemente tenía que hacerlo.
Otro miembro de los trabajadores me dio una pala. Tal como se me enseñó, comencé a llevar las pilas de nieve hacia la parte trasera de la plaza. Las cosas funcionarían mejor si las personas la tiraran ahí en primer lugar, pensé. Pero por otro lado, había una herramienta mágica en el centro. Considerando los problemas que surgirían si alguien accidentalmente la rompiera o la enterrara en nieve, quizás esta después de todo era la mejor ruta.
Tales eran mis despreocupados pensamientos mientras trabajaba. Intercambié unas cuantas palabras con otros aventureros trabajando conmigo, paleando la nieve juntos, tirándola por sobre un montículo que era casi tan alto como yo. Había otros hombres ordenándola arriba del montículo también. La muralla que finalmente creamos era de alrededor tres veces mi tamaño.
La nieve era pesada, pero tenía a mi bien entrenado brazo derecho “Hulk” y mi brazo izquierdo “Hércules.” Ellos estaban gritando de alegría debido a la súbita afluencia de ácido láctico. Enfocando mi fuerza en la espalda baja, fijando las piernas y moviendo los brazos, dejando el levantamiento a mis músculos mientras acarreaba la nieve.
Este es un montón impresionante; aquí vamos, la voz de Hulk retumbó mientras que los músculos de mi codo sobresalían. Sí, tenemos que hacerlo, Hércules parecía responder a continuación mientras mis bíceps se tensaban. Los tríceps en ambos brazos se sentían como si fueran a ser desagarrados.
“Tienes bastante fuerza para ser un hechicero,” uno de los otros trabajadores comentó.
“Incluso un hechicero necesita fuerza,” dije. “He estado entrenando.”
“Vamos, un hechicero no necesita fuerza.”
Mi cuerpo se calentó y sudor comenzó a surgir en la zona superior de mi cuerpo. A decir verdad se sentía bastante bien mover los músculos que usualmente no ocupaba. Quizás fue la decisión correcta tomar esta misión.
“Muy bien, Quagmire, ve y anda hasta el aparato mágico. Te daré la señal.”
“Recibido.” Previo a mis órdenes, regresé la pala y me dirigí hacia el aparato. Desafortunadamente, dado que estaba ubicado en el medio de nuestra muralla, tenías que rodear la entrada de la plaza para acceder. Tomé uno de los caminos que cruzaban la plaza y comencé a abrirme camino hacia allá. Podría tomar un atajo usando mi magia para abrir un camino con fuego, pero cuando se está en Roma…decidí simplemente tomar el camino largo.
“Hay un montón de niños por aquí también.”
Nieve seguía siendo traída a la entrada de la plaza. Había aventureros, ciudadanos y un montón de miembros de la milicia. Entre estos números también había algunos niños pequeños.
Bueno, solo es acarrear nieve, me dije a mi mismo. Incluso los niños pueden encargarse de eso.
Sus métodos de transporte variaban. Estaban aquellos que llevaban nieve en baldes, aquellos que la llevaban en barriles en su espalda, aquellos que la llevaban en carritos y aquellos que acarreaban nieve en cajas de madera llenas. Todos tenían expresiones en blanco en sus rostros. Supongo que era natural que nadie se viera como si se estuviera divirtiendo. El acarrear nieve no era entretenido para nadie.
De todas formas, los niños se veían un tanto más entusiastas que los adultos. Me preguntaba si eso se debía a que realmente les gustaba o por una razón quizás más realista, tal como saber que entre más nieve acarrearan, más se les pagaría. Jóvenes y jovencitas transportaban sus baldes de madera densamente llenos, rostros brillando de color rojo, haciendo repetidos viajes.
Mientras observaba esto, una chica que había estado tambaleándose mientras llevaba nieve de pronto cayó. El suelo tenía que haber sido lo suficientemente suave como para amortiguar su caída, pero esta se aferró el pie por el dolor, con lágrimas comenzando a brotar.
De alguna forma me encontré yendo sobre ella y arrodillándome mientras decía: “¿Qué sucede?”
“¡Oh…! E-Es nada.” Ella tapó su pie con las manos como si estuviera asustada.
Inmediatamente intentó levantarse, pero su rostro se arrugó y se tambaleó.
“Por favor, déjame echarle una mirada.” Moví su mano para luego quitarle la bota. Cuando lo hice, descubrí que su pie estaba rojo e hinchado, con dedos ennegrecidos y ampollas. Estaba sufriendo de congelamiento. El solo verlo era desgarrador.
“Permite que este poder divino sea tan satisfactorio como nutritivo, dándole a aquellos quienes han perdido su fuerza la fortaleza de volver a levantarse. ¡Healing!”
“¡Ah!”
Una vez que presioné mi mano sobre éste y recité el encantamiento, su pie rápidamente regresó a la normalidad. La magia sanadora en este mundo de seguro que era útil. Pero tras terminar de atender su otro pie, la chica se puso a mirarme desesperada. Luego de tomarme la molestia de curarla ¿Por qué estaba poniendo esa cara?”
“¿Acaso hice algo innecesario?” pregunté.
“U-Um, n-no tengo dinero. No puedo…pagarle nada.”
“Oh.” Creo haber escuchado sobre escorias que se acercaban a los heridos u enfermos sin invitación, sanando sus heridas y luego demandando un pago que no podía realizarse. Cuando esto ocurría, particularmente en los orfanatos, los niños eran tomados para ser vendidos como esclavos.
“Realmente no necesito nada,” dije y me levanté. Si hiciera algo tan reprensible a un niño, jamás podría mirar a la cara a Ruijerd.
“Oye, Quagmire ¡¿Qué estás haciendo?!”
Cuando me levanté, el encargado estaba mirando en mi dirección, gritando. La plaza estaba enterrada en nieve que tenía tres veces mi altura. Había estado medio cubierta cuando recién llegué, pero se había llenado bastante rápido desde entonces.
“Voy.” Me apresuré en dirección al aparato mágico.
“Está bien. Quagmire, hazlo.”
“¡Muy bien!” Justo como me ordenaron, puse mi mano en el aparato y comencé a bombearle maná. No estaba acostumbrado a los aparatos mágicos como éste, así que no tenía idea de cuánto era necesario, pero estaba seguro que el encargado me haría saber cuándo fuera suficiente. Simplemente necesitaba seguir hasta entonces.
Mientras continuaba cargando el aparato y confirmando que estaba funcionando, miré a mí alrededor.
“Wow.”
El aparato estaba calentando el área cercana. La nieve gradualmente se derritió para luego ser absorbida en el piso. Aparentemente, el suelo de la plaza también era un aparato mágico, dado que pude ver una forma geométrica tallada en lo que parecía un pequeño ladrillo bajo nosotros. ¿O quizás toda la plaza en si era el aparato?
Seguí observando como la nieve se derretía mientras vertía más de mi maná. No podía quitar mis ojos de ella. Era como ver a la nieve desaparecer aceleradamente, como si estuviera observando la llegada de la primavera, mientras el blanco desaparecía para dar paso a un terreno de ladrillos anaranjados. Aunque, por supuesto, la primavera seguía distante. El cielo seguía de un color gris turbio y la nieve seguía cayendo.
La nieve en la plaza desapareció a un ritmo constante y pude ver el rostro de todos aquellos en el área.
“¡Oooh!”
Una conmoción surgió, junto con un aplauso. ¿De qué se trata esto? Me pregunté. Dejé caer mis manos y me uní en el aplauso.
“Sí, tendría que haberlo sabido. Así que eso es lo que el maná de un aventurero de rango A puede hacer.” El encargado se acercó, viéndose algo impresionado.
“Um… ¿Será suficiente?” pregunté.
“Sí, más que suficiente.”
“Aunque sigo teniendo maná ¿Así que…?” la nieva que caía rápidamente estaba pintando una vez más el naranjo de los ladrillos. A este ritmo, pronto habría una nueva pila.
“Nah, está bien. Tu misión está completa. Buen trabajo. Realmente nos sería de ayuda que volvieras cuando estés libre,” dijo el encargado, firmando el formulario de mi solicitud como completa.
Eso fue rápido. “Uh ¿Está seguro que no tengo que seguir acarreando nieve?”
“Luego de todo lo que derretiste, sí. En verdad, ni siquiera pensé que serías capaz de terminar un tercio de ella. Además, no puedo darte más dinero que esto.”
Así que eso era. Al derretir toda la nieve, había completado la solicitud. Eso tenía sentido. Este encargado era también un tipo bastante buena onda, considerando que él podría no haber dicho nada y simplemente haberme hecho seguir trabajando.
Ahora había regresado a estar aburrido. No es como si realmente quisiera acarrear nieve, sino que no sentía que había dado mi mejor esfuerzo. Quizás debería pedir de nuevo por la pala. Ni siquiera me importaba si era gratis.
No. Si ese era el caso, quizás sería mejor regresar al gremio y elegir otra misión no clasificada. Ni siquiera tenía que ser el palear nieve. Podía ser, por ejemplo, solo hacer entrenamiento físico o—
“¡Hechicero-san!”
Justo cuando estaba por marcharme, una pequeña niña me paró, interrumpiendo mi debate interno. Era una joven niña, pero no la misma que había ayudado hace algunos momentos atrás. “¿Cuál es su nombre?” preguntó.
“Rudeus Greyrat,” respondí, a pesar de que no tenía idea del por qué me lo estaba preguntando. Ella se fue al minuto de haber oído mi nombre, sin siquiera molestarse en darme una respuesta.
¿Qué diablos? ¿Ósea que ella solo va a preguntar mi nombre y marcharse? Que grosera.
O así pensé…pero la niña corrió hacia un grupo de otros niños. Mientras esta se apiñaba entre ellos, estos parecían estar conversando entre sí. Pude escuchar sus susurrantes voces desde donde estaba de pie. ¿Acaso mi nombre realmente ameritaba tanto susurro? Después de un rato, el grupo asintió y desapareció en un callejón. Mientras observaba, divisé a la chica que había sanado entre ellos. Ella me miró he hizo una reverencia antes de escabullirse.
“Hm.” Usualmente me echaba a perder el ánimo cuando las personas chismeaban sobre mí, pero no esta vez—probablemente debido a que no estaban insultándome. Quizás algo bueno saldría de hacerme famoso entre esos niños. E incluso si era completamente inútil, no me molestaba realizar ocasionales actos de caridad. En verdad me sentía bien conmigo mismo para variar.
Bueno, regresemos al gremio¸ decidí.
*****
Ahí, al inicio de la tarde en el gremio, divisé algunos rostros que conocía: Suzanne, Timothy y Patrice—todos los miembros de Counter Arrow. Bueno, no todos. Si ellos estaban aquí a esta hora, significaba que habían terminado una solicitud, así que probablemente solo me perdí ver a los otros.
Ellos usualmente eran quienes se me acercaban, pero decidí que ocasionalmente debería saludarlos primero. Después de todo, estaba de un muy buen humor hoy.
“Hola.”
“Oh, es Rudeus.”
¿Hm? Parecen estar algo melancólicos. No solo Suzanne, sino Timothy y Patrice también.
“¿Sucedió algo?” pregunté.
“Sí…es Mimir y Sara.”
No veía a esos dos cerca, pero solo debido a que los cinco eran un grupo no significaba que tenían que pasar todo el tiempo juntos. Así fue por lo menos como había racionalizado sus ausencias. ¿Acaso les había ocurrido algo?
“¿Acaso esos dos se casaron o algo?” bromeé.
“¿Así que tú también haces esa clase de bromas, huh?”
“Perdón.”
La usual sonrisa de Timothy no estaba. De hecho, su expresión era justamente la opuesta— toda sombría. Parecía que mis palabras le habían molestado. ¿Acaso tenía razón? ¿Acaso realmente les había sucedido algo?
“Um ¿Les importo si pregunto por ello?”
Timothy se quedó callado. En su lugar, fue Suzanne quien miró hacia arriba y dijo, “Están muertos.”
Mi excepcionalmente alegre estado de ánimo desapareció en un segundo. “Oh. Ya veo,” dije.
No pude digerir totalmente la idea de que ya no estaban. Y no era como si esta fuera la primera vez que algo así me sucedía. Como aventureros, la muerte era nuestra compañera diaria. Había escuchado que otro equipo del que era cercano había sido completamente eliminado.
Aun así, era deprimente. Después de todo, aceptar sus muertes no era lo mismo al no verse afectado por ellas. No era particularmente cercano con ninguno de los dos, ni los conocía tan bien. Pero aun así, habíamos compartido comidas juntos, conquistado a la muerte juntos. No podía evitar sentirme triste por escuchar que habían perdido sus vidas.
Pero no había nada que pudiera hacerse. Tarde o temprano, todos los aventureros morirían. La posibilidad de la muerte acechándolos se mantendría mientras continuaran en esta línea de trabajo. Así es como eran las cosas.
“No,” Timothy dijo. “Dejando de lado a Mimir, Sara todavía no está muerta.” Aunque yo ya había aceptado el hecho, Timothy ahora declaraba lo contrario. Su rostro se crispó por la frustración mientras les hablaba enojado a Suzanne y Patrice.
“Simplemente nos separamos de ella durante la batalla. No es como si hubiéramos visto su cadáver. Así que quizás si la hubiéramos buscado un poco más, podríamos haber—”
“Detente,” Suzanne instó. “No podías ver nada en ese bosque, no en esta tormenta. Estamos mejor considerándola muerta.”
“Pero—“
“¡Dije que te detengas! ¡Si nos hubiéramos quedado un poco más para buscar, también estaríamos muertos! ¡Nosotros sabíamos eso y por eso es que obedecimos tus órdenes!” Suzanne le ladró a Timothy mientras éste dejaba caer su cabeza.
Parecía que Timothy había dado la orden de retirarse. Ahora él estaba lamentando su decisión.
Podía entender el por qué. El arrepentimiento era inevitable una vez que veías donde tu decisión les había llevado. Cuando eras forzado a abandonar algo importante, no podías evitar sino preguntarte si deberías haber apostado por ese pequeño atisbo de esperanza, incluso si resultaba en un destino peor.
“Timothy, no tienes que asumir toda la culpa. Nosotros pudimos haber ignorado tus órdenes en ese entonces, sabes, pero decidimos regresar aquí. Somos igualmente responsables.” Dijo Patrice.
“Eso es cierto,” concordó Suzanne. “Estamos contigo. Así que no te deprimas solo.”
Los dos estaban intentando consolar a Timothy, a pesar de que ellos seguramente estaban desconsolados también. Quizás ellos se aferraban en una pequeña luz de esperanza por Sara, pero se lo guardaban para ellos mismo debido a cuan peligrosa sería la búsqueda. Ellos tenían que considerar el futuro que todavía tenían por delante suyo. Si se aventuraban de regreso impulsivamente y no tenían suerte, podrían terminar perdiendo a otra persona. Quizás dos. Quizás incluso a todo el equipo.
Mientras yo consideraba eso, recordé lo que sucedió en esa caverna que habíamos explorado hace algunos meses atrás, antes del inicio del invierno. Sara fue la primera que fue en mi ayuda. En retrospectiva, esa había sido una movida realmente peligrosa. Podría haber llevado a que todo el equipo fuera eliminado, o la muerte de alguien por lo mínimo.
“¿Y dónde fue que se separaron?” pregunté.
“Al oeste, en el Bosque Trier. La visibilidad era demasiado mala debido a la ventisca que de alguna forma entramos en su territorio. Al instante que intentamos salir, una manada de Búfalos de Nieve nos atacó.”
“Así que eso fue lo que sucedió. Eso tiene que haber sido duro.” El Bosque Trier. Si mal no recordaba, estaba a una distancia de medio día. “Bueno, debería partir ya.” Dije, dando media vuelta y marchándome.
Timothy y los demás no dijeron más y tampoco intentaron detenerme.
Inmediatamente dejé el gremio y me dirigí directamente a la posada. Una vez dentro, subí las escaleras y me apresuré a mi cuarto. Me dejé mi ropa ártica y simplemente me sacudí las gotas de agua que se habían juntado. Agarré mi morral grande desde la esquina de mi cuarto, metí todas provisiones de comida que me quedaban y afirmé las correas a mis hombros. Y entonces me marché, bajando las escaleras y fuera de la puerta.
¿Por qué estaba haciendo esto? No podría decirlo. Yo sabía, de alguna forma, que esto claramente era una misión imposible. Aun así, yo quería ir. Quería ver mi mismo si es que esa joven chica—quien siempre había sido vulgar con sus palabras y acciones, siempre imitando a Suzanne—realmente había muerto o no.
No sabía por qué.
Sí, en serio, no lo sabía. Aun así, estaba deambulando directamente en dirección de esta cegadora ventisca.
“Esta tormenta realmente es un dolor de cabeza.” Entrecerré mis ojos mirando al cielo. Era una pincelada de gris escondiéndose detrás de la nieve que caía. Apunté mi báculo en su dirección. Roxy me había dicho que era preferible no meterse con el clima, así que le presté atención a sus palabras lo mejor que pude.
Moví las nubes al crear un tornado que las dispersara.
“Mucho mejor.” El despejado cielo brilló sobre mí mientras avanzaba, con mis botas crujiendo a través de la nieve.
*****
La noche había descendido y estaba totalmente oscuro para cuando llegué al Bosque Trier. Gracias a mi manipulación del clima, no tuve que atravesar una tormenta para llegar aquí. Al interior del bosque, los árboles formaban un domo que cubría el cielo. Mi antorcha apenas me proveía con suficiente luz para ver y la nieve se extendía densa y alta en el piso. Mientras me movía hacia adelante, me hallé enterrado hasta la cintura. Era significativamente más difícil el caminar. Me arrastré lentamente, pasó a paso. Ocasionalmente un montón de polvo congelado caería en cascada desde los árboles cercanos, como si estuviera intentando enterrarme.
Esperen…no estaba cayendo por su cuenta. Algo me lo estaba tirando.
Miré hacia arriba y descubrí al monstruo detrás de ello: un Treant de Nevada. En el verano estos eran treants comunes, pero cuando el invierno llegaba, la nieve se acumulaba en sus ramas. Como su nombre implicaba, ellos intentarían impedir el avance de los aventureros que pasaban al enterrarlos. Ellos eran treants de bajo nivel exclusivos de esta región. Ellos en su mayoría simplemente te tiraban nieve, pero ocasionalmente habían individuos que podían usar magia de hielo, arrojando bloques de hielo lo suficientemente grandes como para aplanar a un humano de un solo golpe. Estos eran una variedad de alto nivel llamados el Treant Avalancha de Hielo. Aún no había encontrado a uno.
De ser posible, preferiría que se mantuviera de esa forma.
“Burn in Place.” Usé magia de fuego para derretir la nieve que caía desde arriba. “Stone Cannon.” Y entonces usé magia de tierra para destruir al treant. Dejó de moverse luego de que mi ataque le dejara un agujero a través del tronco, enviando astillas volando por todos lados.
En este punto, sus ataques eran simplemente una molestia. De hecho, la nieve densamente apilada a mis pies era un obstáculo mucho más grande. El caminar era difícil y de a ratos encontraba a mis pies totalmente engullidos por la nieve. Cuando eso sucedía, utilizaba magia de fuego para abrir mi camino derritiéndola.
Pero mi equipo ártico estaba hecho de piel de Erizo de Nieve. A medida que absorbía el agua, se ponía más pesado, así que tuve que utilizar magia de viento para secarlo. Todo esto me ralentizaba.
Quizás en el futuro debería entrenarme para navegar de mejor forma terrenos como éste.
Silenciosamente seguí adelante mientras consideraba esa opción. Parte de mí se preguntaba qué es lo que siquiera estaba haciendo. No había forma de que pudiera encontrar a Sara. Los otros tres la habían buscado inmediatamente tras haber desaparecido y aun así no la pudieron encontrar. ¿Acaso cómo se suponía que tendría éxito cuando ellos fallaron? Ni siquiera tuvo sentido preguntar por su ubicación exacta antes de marcharme.
Podía enviar una señal y hacerle saber dónde estaba, pero no iba a hacer eso. Me dije a mi mismo que los monstruos serían alertados de mi presencia si es que lo hacía, pero eso solo me hizo pensar en lo que Soldat había dicho. A medias, ¿Qué es lo que siquiera estaba haciendo? Esta búsqueda no hacía nada más que apaciguar mi propio ego.
¿Si eso no era suficiente, entonces que me dejaría satisfecho?
Encontrar a Sara, por supuesto. Si lograba encontrar a Sara usando mis propios métodos, eso me dejaría satisfecho. No importaba si es que ella estuviera muerta o viva. Lo único que importaba era que tomara acción y tuviera algo que enseñar.
Eso era.
Resultados.
En este instante, solo quería resultados. Nada más importaba. No era como si quisiera salvar desesperadamente a Sara, o que quisiera retribuir la bondad que los miembros de Counter Arrow me habían mostrado. Solo quería lograr algo. O quizás era que deseaba activamente tomar la decisión de no abandonar a nadie más.
Eris me había abandonado y dejado severamente deprimido. No quería hacer la horrible cosa que me habían hecho a mí.
Quizás eso era todo. No sabía—no podía saber—por qué era que estaba aquí, resistiendo de esta forma.
“Ahí están.”
Justo mientras estaba perdido en un laberinto de mis propios pensamientos, divisé una manada de monstruos adelante: un grupo de Búfalos de Nieve. Estos se juntaban en medio de un mar de blanco. Su pelaje gris era un magnifico camuflaje en la tormenta, permitiéndoles lanzar ataques sorpresas a incautos aventureros, pero en este momento el cielo estaba despejado. Aunque seguían siendo difíciles de divisar mientras estaban escondidos entre las sombras de los árboles, no había forma de malinterpretar su presencia.
Los Búfalos de Nieve se juntaban en masa en áreas boscosas, formando un solo rebaño en cada bosque. Ellos generalmente pasaban el invierno en un área, dando a luz y criando a los jóvenes en la nieve. Si alguien atacaba a la manada, usualmente era debido a que esa persona había traspasado su territorio.
En otras palabras, existía una alta probabilidad de que esta era el área donde Timothy y Sara se habían separado. Era también probable que su cadáver estuviera en el estómago de una de estas criaturas. Los búfalos de mi anterior vida eran herbívoros, pero estas bestias eran carnívoras.
Canalicé maná en ambas manos. Podría ser imposible derrotarlos a todos al unísono, pero un ataque preventivo podría reducir sus números.
“¡Earth Hedgehog!”
La magia descargada desde mis manos golpeó el piso bajo los Búfalos de Nieve. En un instante, un gran número de espinas estallaron hacia arriba, gruesas como brazos humanos, atravesando y matando aproximadamente a diez.
“¡Brwooor!” el rebaño estaba nervioso debido a mi repentino asalto, asustados de sus alrededores mientras comenzaban a moverse.
“¡Earth Lance!” con ese hechizo, maté aquellos que quedaban, uno tras otro. Era en su mayoría un trabajo trivial. Ellos corrieron a toda velocidad por todo el sector, confundidos mientras me buscaban, pero para el momento cuando ellos descubrieron mi ubicación, la mayoría ya estaba muerta. Aquellos que me divisaron pronto se unieron a sus filas.
Con solo algunos pocos individuos quedando, el rebaño intentó escapar. Pero fue demasiado tarde. No tenía intención de dejar que ni a uno solo escapar.
“¡Earth Lance!”
Me moví como una máquina, atacándolos continuamente con magia. Muy pronto, ninguno quedó con vida.
Si hubieran huido un poco más temprano, o si las bestias restantes se hubieran reagrupado, puede que hubieran tenido mejor suerte. El hecho de que no huyeran al instante de ser atacados era prueba de que eran monstruos, en lugar de animales salvajes. Ellos lucharon, lucharon y solo intentaron huir cuando se dieron cuenta de que no ganarían. Criaturas así de sedientas por las batallas eran temibles, efectivamente.
“¡Uf!” Tenía pensado ser cauteloso, solo para asegurarme de que Sara no se viera atrapada en el fuego cruzado si es que hubiera estado en las cercanías, pero la prudencia parecía inútil. Me dirigí hacia los esparcidos cadáveres de búfalo. El empalagoso aroma de la sangre me rodeó a medida que me acercaba al centro del rebaño abatido.
Una montaña de huesos yacía ahí, restos de presas que habían devorado. La mayoría eran animales cuadrúpedos, pero también había huesos de otros Búfalos de Nieve en medio de la pila. Así que estos tipos eran caníbales. Noté mentalmente.
Busqué a través de la pila. Las criaturas tenían un hábito de dejar otros restos fuera de los huesos, usando el aroma para atraer otras bestias y animales para ser un suministro estable de comida.
Ruijerd había hecho algo similar. Era terrorífico pensar que los búfalos tuvieran suficiente astucia como para hacer lo mismo que el imponente Dead End del Continente de los Demonios.
Esperaba encontrar los huesos de aquellos que habían sido devorados durante el almuerzo. De hecho, divisé varios cráneos humanoides. Tomé otra nota mental mientras apartaba los otros huesos, intentando encontrar lo que estaba buscando: el cadáver de Sara, o al menos que hubiera usado en su persona. Si encontraba eso, estaba seguro de quedar satisfecho.
“¡Ngh!” un gruñido se me escapó mientras revisaba los huesos. Había encontrado una cabeza humana que seguía con piel sobre ella y vi el rostro de alguien que conocía. “Mimir…”
Era el sanador de Counter Arrow. La mitad de su rostro ya había sido devorado. Sus mejillas habían desaparecido, dejando atrás solo su frente y parte del cabello, las cuales de algún modo fueron suficiente como para identificarle.
“Gh…hah…argh.” Mi aliento se quedó atrapado en mi garganta. Mimir estaba muerto. Timothy ya lo había dicho.
Es cierto. Me había olvidado debido a que ellos inmediatamente pasaron a hablar sobre Sara. No era sorprendente encontrarlo aquí.
Los dos apenas habíamos conversado. Lo único que recordaba de él era la incómoda expresión en su rostro cuando estábamos bebiendo en el bar luego de regresar de las Ruinas Galgau, durante todo el debate acerca de si debieron haberme dejado atrás o no.
Saqué una bolsa doblada desde mi mochila y metí su cabeza ahí. Quería, al menos, llevar eso que fuera.
Parpadeé hasta quitarme esa punzante sensación en mis ojos, apretando los dientes y continué con mi búsqueda. Si Mimir estaba en tal estado, entonces quizás también Sara…
“¿Hm?”
Había un anillo, que había caído en lo profundo de la pila. No solo un anillo, tampoco, pero toda una selección de adornos que las personas habían usado. Jamás había escuchado algo sobre Búfalos de Nieve acaparando objetos brillantes; estos probablemente se fueron acumulando a medida que las bestias festinaban.
“Ah…”
Era entre estos otros objetos que lo encontré, una decoración que me era familiar con la forma de una pluma.
Era el pendiente de Sara.
“Haa…” un suspiro se me escapó. Sentí la tensión abandonando mi cuerpo. Ella realmente estaba muerta. Tras separarse de Timothy y los demás, debió haber sido perseguida por los Búfalos de Nieve hasta que se quedó sin resistencia. Y entonces ellos se la comieron. Atrapada en una ventisca, llena de desesperación, intentando a toda costa de mantenerse con vida, careciendo del poder para hacerlo…
Sombríos pensamientos surgieron en mi cabeza.
Cierto, Sara y yo no éramos tan cercanos. Ella se burlaba de mí siempre que nos veíamos. Y aun así, a diferencia de Soldat, no había sido tan dura últimamente. Yo realmente no albergaba resentimiento alguno por ella. Sus palabras jamás me habían dolido realmente, quizás debido a que ella realmente jamás quiso decirlas. Estaba seguro que, dada la oportunidad, podríamos haber congeniado.
Mordiéndome el labio, mantuve a rayas las lágrimas y me levanté. Este no era el resultado que había esperado, pero mi tarea estaba completa. Había conseguido lo que había venido a buscar. Ahora solo tenía que limpiar e irme a casa.
“…Woof.” Inhalé, llenando mi cuerpo una vez más con fuerza y a continuación comencé a reunir los cuerpos de los Búfalos de Nieve. Sería difícil arrastrarlos con pura fuerza física, así que usé magia de tierra para apilarlos junto a la montaña de huesos.
Uno esperaría que otras bestias se acercaran aquí, atraídos por el aroma de la sangre, pero quizás sabían que la manada de búfalos estaba aquí. O quizás simplemente tuve suerte. De cualquier forma, ninguno apareció en mi camino.
Le prendí fuego a la pila de cadáveres y el aroma de la carne rostizándose llenó el área. Era un hedor nauseabundo. Al azar tiré varios leños de madera. Estos crujieron y se partieron, emitiendo bocanadas de humo que ascendieron por el cielo nocturno.
Este sería mi incienso para los muertos. Su pira funeraria.
Por un rato observé el humo. Tendrían que haber habido pensamientos corriendo por mi mente, pero por alguna razón, mi corazón se sentía vacío. Simplemente estuve de pie ahí, con la mirada perdida observando las llamas y el humo que se generaba.
“Supongo que debería irme a casa,” murmuré un rato más tarde, luego de asegurarme que el fuego estaba contenido.
Si me marchaba ahora, amanecería para el momento en que llegara nuevamente a la ciudad. Una vez que el gremio abriera, les mostraría los restos de Mimir y el pendiente de Sara a los miembros de Counter Arrow. Luego dormiría. Dormir era lo mejor en momentos como este.
Con estos pensamientos en mi mente, di media vuelta a mis talones y—
“¿…Hm?”
Escuché algo: el ligero rechinar del agua congelándose instantáneamente.
Un monstruo, asumí. ¿Acaso había un monstruo en estas partes que hiciera eso? En cualquier caso, el ruido sonaba distante, incluso si era amortiguado por el crepitar del fuego. Sospechaba que algo había sido seducido por el aroma de la sangre de los Búfalos de Nieve. Probablemente sería lo mejor dejar el área inmediatamente. Mi misión ya estaba completa. No tenía sentido seguir aquí.
Tenía un mal presentimiento sobre esto.
El temor se apoderó de mí, como si hubiera algo ahí afuera que no podía ver. Algo observándome, como un tigre acechando en las sombras.
Estudié el área, pero no había bestias a la vista. El sonido también se había ido. Todo lo que podía escuchar era el chirrido de las ramas y el crujido de los arboles contra el viento—todos sonidos de la naturaleza.
Solo para estar seguros, miré hacia arriba.
“¡Whoa!”
Al instante salté al costado. Una fracción de segundo más tarde, un enorme bloque apareció cayendo con fuerza a mi lado, con su masa haciendo que la nieve circundante se levantara en una ola. Mi visión se vio rodeada por una cortina de congelado polvo, pero mi Ojo de la Premonición vio claramente lo que el objeto era: hielo. Un bloque congelado había acabado recién de golpear el piso donde yo me había encontrado. ¿Qué habría sucedido si yo hubiera estado debajo de éste? Temblé y miré hacia atrás.
Ahí estaba, una sombra tan grande como una montaña. Tenía un grueso tronco, incontables cientos de años de edad, completamente cubierto de follaje bloqueando el cielo. Sus raíces, tan anchas como mi torso, rechinaron a medida que me perseguían.
“¿Un Treant Avalancha de Hielo?”
Habiendo atravesado el Continente de los Demonios y el Gran Bosque, estaba acostumbrado a ver treants. Sin embargo, esta era la primera vez que había visto uno tan gigantesco. ¿Acaso cuántos años tenía? Los treants crecían en fuerza a medida que envejecían. Este era anormalmente antiguo, así que me preguntaba cuan fuerte debía ser.
Tragué saliva y procedí a retirarme justo cuando sus gigantescas ramas se me acercaron agitándose. El colosal tamaño del treant hacia que fuera imposible evitarlo. Me mandó a volar como si fuera un insecto golpeado por una escoba dando una voltereta a través de la nieve, todo mi cuerpo estaba cubierto de polvo blanco.
El treant se detuvo por un momento. Cuando miré, vi algo formándose sobre sus ramas.
¿Una flor? ¿Un fruto? No— ¡magia! Estaba conjurando otro trozo de hielo.
Esta no era la primera vez que había visto a un monstruo usando magia, pero era la primera vez que había visto a un enorme árbol produciendo un gigantesco bloque de agua congelada.
“¡Gah!” inmediatamente vertí maná en mi báculo y conjuré una onda sísmica que golpeó mi cuerpo. Igual que una astilla de madera, volví a salir volando, escapando exitosamente a un pelo de distancia del trozo de hielo que venía a golpearme, justo donde mi cuerpo había estado. Un árbol cercano dejó escapar un estridente crujido a medida que su tronco se fracturaba.
Mientras volvía a caer en la nieve, canalicé nuevamente maná en mi báculo. Iba a usar Cañón de Piedra. Puse todo lo que tenía en el hechizo y lo lancé hacia el treant. La criatura era inmensa; era imposible que fallara.
De hecho, era demasiado inmensa.
Mi Cañón de Piedra atravesó el aire e hizo impacto. Un familiar estallido resonó a mí alrededor, pero el Treant Avalancha de Hielo siguió moviéndose. El cañón al que había dado mi todo debió haber logrado un golpe directo ¿Acaso la criatura realmente no había recibido daño?
Boquiabierto, miré al treant, el cual estaba iluminado por mi menguante fogata. Su tronco estaba congelado, envuelto en una armadura de hielo. Inteligente para un maldito árbol.
El escudo había debilitado efectivamente el impacto de mi Cañón de Piedra, el cual ahora estaba incrustado en la base del árbol.
¿Así que el Cañón de Piedra tuvo poco efecto, huh? ¿Qué debería usar en su lugar, entonces? ¿Fuego? ¿O quizás viento? ¿Agua? ¿Qué podría usar para dañar a la criatura? No, espera…si no podía evaluar la fuerza de mi oponente, entonces lo más inteligente sería retirarse.
Fue en ese momento, justo cuando estaba a punto de huir, que mi mirada lo captó. Entrelazada entre las raíces de la criatura estaba una figura humana. Me congelé en el momento que lo vi. Me di cuenta de quien se trataba.
“¡¿Sara…?!”
Por alguna razón, el cuerpo de Sara era visible en la base del árbol. ¿Acaso estaba muerta o seguía respirando? Los treants usualmente mataban a su presa antes de drenarla de sus nutrientes, pero algunos simplemente en su lugar los amarrarían, extrayéndoles gradualmente su vida. Ella parecía estar en un mal estado, su cuerpo hinchado y cubierto de moretones, pero no lo suficientemente herida según yo como para estar seguro de que estaba muerta.
¿Acaso seguía viva o no?
“Hm…”
Algo se sentía extraño. Entrecerré mis ojos y miré más de cerca. Varios cadáveres estaban enredados entre las vastas raíces del árbol cercanos a la misma altura que Sara. Algunos eran esqueletos decrépitos, incluso un Oso Pardo Brillante totalmente disecado. Una cosa en particular destacó—un Búfalo de Nieve. Se agitaba desesperadamente, atrapado entre las raíces del árbol. Aunque atrapado, desesperadamente intentaba zafarse, luchando por liberarse mientras espuma salía de su boca.
Por supuesto, no había forma de que pudiera escapar de sus robustas raíces. Pero su presencia probó que este Treant Avalancha de Hielo en particular capturaba viva a sus presas. Quizás Sara no estaba muerta, entonces; solo inconsciente.
¿Cómo iba a salvarla? El Treant Avalancha de Hielo era un árbol del tamaño de un rascacielos, con la mitad de su tronco protegido por una barrera de hielo. Honestamente, no sentía como si pudiera derrotarlo. Incluso si pudiera usar magia con una amplia área de efecto, Sara seguramente se vería atrapada en el estallido. Ella no estaba atrapada por el hielo ¿Pero realmente podía liberarla, rescatarla y huir?
Mientras estaba preocupado, el treant continuó su persecución, sus ramas lanzándose contra mí.
“¡Cutting Flame!” mi magia cortó varios trozos de madera de sus ramas mientras retrocedía.
A continuación, enviaría otro gigantesco cubo de hielo en mi dirección y yo tendría que evadirlo a su vez. Tal como había predicho, un trozo de agua congelada vino en picada hacia mí. Era fácil de evitar, por supuesto, dado que ya sabía que venía.
A continuación, otro ataque de sus ramas. Derecha y luego izquierda.
“¿Hm?”
Al mismo tiempo que evadía el ataque, tuve la sensación de que algo estaba mal. Miré con sospecha al treant. En la oscuridad, escuché el familiar crujir del agua congelándose a medida que el árbol completaba su siguiente bloque de hielo.
Podrá ser que… ¿Acaso esta criatura solo tenía un único patrón de ataque—lanzar un bloque de hielo, luego usar sus ramas para masacrar a su oponente? ¿Acaso esto solo era la repetición de dicha rutina, una y otra vez?
Mis sospechas fueron confirmadas luego de esquivar a continuación varios ataques de ramas y de bloques de hielo. Quizás estaba escondiendo algo bajo su manga…No, este era un simple treant. Por muy enorme que fuera, en realidad solo era un monstruo de rango D, era difícil creer que supiera cualquier otro patrón de ataques.
“Mi hechizo Cutting Flame funcionó.” Mantuve eso en mente y con cautela sondeé al árbol, notando que la armadura de hielo solo cubría las partes más densas de su tronco. Si no fuera por la oscuridad, lo habría notado instantáneamente, pero su habilidad de defenderse contra mi Cañón de Piedra me había desconcertado.
“¿Puedo hacer esto…?” El gigantesco tamaño de mi oponente me había dejado un tanto intimidado. Aun así, yo sabía que clase de criatura era y que solo tenía dos patrones de ataque. A pesar que era grande, era solo un treant.
“¡Puedo hacerlo!” murmuré conmigo mismo antes de dar un paso hacia adelante.
Evadí el bloque de hielo y usé Cutting Flame para atravesar las ramas que venían agitándose hacia mí. Pude haber usado un tipo de magia más efectiva, pero no estaba seguro que este treant no tuviera un as bajo su manga.
Las debilidades del treant se hicieron claras a medida que continué. Debido a su gigantesco tamaño, solo unas cuantas raíces eran lo suficientemente largas como para llegar al piso. Una vez que me di cuenta de esto y usé mi magia para cortas, la batalla estuvo ganada. Aunque jamás intentó escapar, el treant dejó de atacarme y en su lugar se congeló en el lugar, fingiendo estar muerto. Usé esa oportunidad para acercarme mientras seguía teniendo mi guardia en alto, consciente de que podría intentar aplastarme. Pero conseguí llegar y liberar a Sara, arrastrándola hacia un lugar seguro.
“¡Sara…! ¡Sara!”
“Mm…” Sus parpados se agitaron cuando la llamé. “¿Huh? ¿Quién está ahí?” preguntó débilmente.
“Es Rudeus.”
“¿Rudeus…?”
“Vine a salvarte,” expliqué mientras la subía a mi espalda y huía rápidamente. Si bien había cortado literalmente la habilidad del treant para atacar con sus ramas, no había garantía de que no me atacara con hielo o algún otro ataque.
Sin embargo, no dio señales de perseguirme, ni siquiera a medida que me tambaleaba a través de la nieve. Seguí corriendo, tan rápido como podía, hasta que el treant estuvo fuera de vista.
*****
Habían pasado algunas horas desde que escapamos del árbol.
Una vez que estuvimos a salvo, usé magia sanadora para atender las heridas de Sara, las cuales eran severas. Ella había recibido golpes por todos lados, con el congelamiento empezando a subir a su cuerpo desde las extremidades. Sus huesos estaban rotos en varias partes y era especialmente malo en su muslo derecho. El fémur se había partido limpiamente en dos y el área circundante estaba ferozmente inflamada. Lo más probable es que fuera una fractura compleja o algo parecido.
El sanarla requeriría de contacto corporal directo, así que tuve que quitarle la camisa y pantalones para presionar mi mano en los lugares apropiados. Me había imaginado que ella me volvería a decir algo, pero se mantuvo callada. Quizás, como aventurera, esto le era tan natural como respirar. Mimir también había sido un sanador, así que él también tuvo que haberle hecho esto para realizar su magia.
Habiendo dicho eso, ella se arrastró a través de la nieve, así que su ropa interior estaba distractoramente translúcida. Di mi mejor esfuerzo para no mirar, a pesar de estar en mi cara.
“Fui golpeada por un Búfalo de Nieve que me embistió y caía por un acantilado,” de pronto ella dijo.
“¿Huh?” solté abruptamente al principio.
“Es por eso que mi pierna se rompió.”
“Oh.”
Estaba seguro que ella había notado que le estaba mirando su ropa interior, pero ignoró eso prefiriendo explicar cómo es que se había separado de los demás. Quizás la razón por la que ella no intentaba cubrirse era una recompensa por haberla salvado. Un regalo para la vista.
“Encontré tu pendiente entre los huesos que la manada había reunido. Pensé que estabas muerta.” Confesé.
“¿Eh? ¿Oh, eso? Ese pendiente es un artículo mágico. Si apuñalas con la punta de la pluma en tu oponente, éste se verá atrapado en una ilusión por un breve periodo de tiempo,” explicó Sara, tocando su oreja. “Puede que lo hubiera logrado si no hubiera sido porque caí en el territorio del Treant Avalancha de Hielo.”
Aparentemente, tras escapar del Búfalo de Hielo, Sara se construyó una cueva de nieve en un intento de resistir las gélidas temperaturas, usando sus flechas como tablillas de emergencia en su pierna. Mientras esperaba totalmente sola por ayuda, el Treant Avalancha de Hielo apareció frente a ella y aplastó su caverna con un trozo de hielo, tomándola prisionera.
Si hubiera estado en su posición, dudaba que se me hubiera ocurrido la idea de construir una cueva de nieve. En su lugar, probablemente me habría congelado hasta la muerte.
“Oye ¿Ya terminaste?” me preguntó, cubriéndose con sus manos mientras yo estaba ocupado reflexionando.
“Oh, sí. Gracias.”
“¿Por qué diablos me estás agradeciendo…?” ella murmuró consigo misma, con su rostro sonrojado mientras se apartaba y volvía a ponerse los pantalones. Su pierna se había quebrado, su piel estaba pálida e inflamada, pero ahora se veía sana y elástica. Una pierna digna de ser apreciada. Era simplemente natural el decir gracias sin importar cuales fueran las circunstancias.
Por alguna razón sentí como si algo estuviera mal. Como si algo faltara. ¿Qué era? Estaba seguro que no podía ser nada demasiado grande, pero aun así…” ¿No hay nada malo con tu pierna, o si?”
“No, está bien. Ya ni siquiera me sigue doliendo ¿Ves?” Ella la dobló y estiró enfrente de mí. Si mi magia sanadora no había fallado ¿Entonces que era? “Tengo la sensación de que algo está mal,” le dije. “¿Hay algo de nuestra situación que se sienta mal para ti? ¿Quizás donde encontré tu pendiente…?”
“No, dado que lo perdí, no sería una sorpresa que lo encontraras en cualquier lado. ¡Oh! Pero es raro que estés aquí solo.”
“Oh, no, es solo que….escuché a Timothy y los otros decir que habías desaparecido, así que…”
“Así que ellos regresaron a casa después de todo,” dijo al darse cuenta.
“No, no quería decir—”
“Está bien,” Sara interrumpió. “No los culpo. Una decisión obvia, dadas las circunstancias…entonces ¿Están todos a salvo?”
“No. Mimir está muerto. Tengo parte de él aquí.” Anuncié, levantando mi bolsa. Ella la tomó de mis manos y miró su interior. Su cara se arrugó cuando vio su contenido. Y luego, su expresión pasó a ser una de tristeza. “Ya veo… ¿Ya todos lo saben?”
“Ellos parecen estar seguros de su muerte. Pensé que si llevaba sus restos de regreso entonces podrías enterrarlo en algún lugar cercano.”
“Sí, eso probablemente haría feliz a Mimir. Um, al menos déjame llevar esta bolsa.”
“Seguro, no me molesta.”
Sara apretó sus labios y levantó la bolsa dejándola en su espalda. Al final, seguí sin poder identificar la extraña sensación que tenía. No había nada que hacer excepto dejarla ir. Incluso si efectivamente la descifraba, no había nada que pudiera hacer sobre ella ahora. “Está bien, entonces regresemos.”
“Sí.” Sara asintió. La tímida forma en que lo dije fue linda. Casi como Eri—
Frenéticamente sacudí mi cabeza para evitar recordarla.
“Oye,” Sara me llamó luego de un par de pasos. Miré hacia atrás para ver una mirada de alivio en su rostro, sonriendo como si fuera a ponerse a llorar a cualquier momento. “Gracias por salvarme.”
Ella estaba totalmente agradecida y por alguna razón yo estaba cautivado por esa sonrisa. Deseaba poder verla por siempre.
Algo en mi interior hizo clic justo en ese momento. Fue casi como si todo lo que hubiera hecho hasta entonces había sido perdonado.
Había sido salvado.
Era extraño encontrarme pensando eso, dado que yo había sido quien la había salvado.
*****
Fue cerca del amanecer para cuando regresamos a la ciudad de Rosenburg. A medio camino, Sara sugirió armar un campamento, pero yo eché por tierra eso, ansioso por regresar. Por alguna razón la idea de los dos solos acampando me asustó un poco.
“¡Ah!”
Rostros familiares se reunieron en frente de Rosenburg. De hecho, tres de ellos: Timothy, Suzanne y Patrice. “¡¿Rudeus y…Sara?!”
“¡Suzanne!” en el momento que ella los divisó, Sara inmediatamente salió corriendo y se enterró en el busto de Suzanne.
“¿Qué sucedió? Estábamos a punto de ir a buscarte.”
“¡Rudeus me salvó!”
Ninguno de ellos pudo esconder su sorpresa mientras Sara relataba lo que había sucedido. Una vez que finalizó, todos se dieron vuelta para mirarme, con los ojos completamente abiertos de la incredulidad. “Ósea, eso significa que anoche… ¿Luego de que escuchaste lo que dijimos, de inmediato partiste? ¿Solo?”
“Bueno, quiero decir…”comencé a decir.
“¿Y cómo se supone que nosotros nos sentiríamos si murieras ahí afuera, haciendo algo tan ridículo?”
Mi cuerpo se hizo un ovillo mientras Suzanne me retaba.
Sara intervino ubicándose al frente de mí. “¡Espera! ¡Suzanne, no es necesario ponerlo de esa forma!”
Suzanne la estudió, nuevamente con los ojos abiertos por la sorpresa, antes de rascarse su mejilla.
“Sí, supongo que tienes razón. No es como si tuviera derecho de decir algo…es solo que me desconcertó. Quiero decir, estoy agradecida. Así que primero, supongo que debería agradecerte por rescatar a Sara,” dijo incómodamente.
Quizás ella estaba pensando que yo podría simplemente habérmeles unido en la búsqueda en lugar de hacerlo todo solo. Aun así, fue solo debido a que manipulé el clima que pude tener un viaje tan relajado. Dudaba que la nieve no me hubiera podido detener de no ser así.
“No, yo debería ser el que te agradeciera, como líder del equipo.” Timothy me apretó la mano. Él estaba siendo formal mientras me miraba y su usual suave sonrisa no podía verse por ninguna parte. “Si Sara no hubiera regresado a casa viva, habría estado profundamente arrepentido por mi decisión. Gracias.” Añadió. “¿Cómo deberíamos pagar esta deuda? Siéntete libre de nombrar cualquier cosa.”
Su mano se sentía caliente. O quizás simplemente mi cuerpo era el que estaba frio. “Eso no es necesario. Todos ustedes me han ayudado tantas veces.” Eso también lo decía en serio. Realmente había sentido como si los miembros de Counter Arrow habían estado ahí siempre para mí. Es por eso que reaccioné instintivamente cuando escuché que Sara había desaparecido. “Solo consideremos que estamos a mano,” dije, logrando forzar una sonrisa en mi cara.
Timothy volvió a mirarme y luego sonrió como siempre hacía. “Está bien…sí. Entonces estaremos aquí para ti si alguna vez lo necesitas.”
“Sí, lo mismo digo.”
Timothy y yo intercambiamos un tenso apretón de manos. Y entonces, como si recién hubiera pensado en algo, él dijo, “Oh si, Rudeus…”
“¿Qué sucede?”
“…No, disculpa. No es nada.” Él tenía mirada ligeramente conflictiva en su rostro mientras sacudía su cabeza.
Yo tenía una idea bastante buena de lo que estuvo a punto de ofrecerme, pero no tenía intención de presionar el asunto. Si su pregunta era lo que sospechaba, probablemente habría dudado antes de declinar finalmente. “Bueno entonces, regresemos a casa,” dije.
“Sí, te acompañamos.”
Los miembros de Counter Arrow me acompañaron todo el camino hasta la entrada de mi posada, como si fuera simplemente natural. Todavía seguía siendo bien temprano, bastante antes de que las personas comenzaran a moverse. Con la luz del alba que brillaba sobre la nieve mientras el sol ascendía, los cinco caminamos juntos, con el congelado polvo siendo aplastado bajo nuestros pies. Yo estaba completamente exhausto, al igual que Sara. Los otros tres de seguro tenían preguntas, pero priorizaron dejarme regresar a mi cuarto.
“Hasta aquí es suficiente. Gracias,” les dije, mirando hacia atrás.
“¡Rudeus, te veo luego!” Sara gritó luego de que entré.
Ella había estado despierta toda la noche, ahora que pensaba. A diferencia mía, quien había pasado una relajada tarde paleando nieve, ella había quedado atrapada en una furiosa tormenta en el bosque con una pierna rota, atacada por un horrible dolor. Ella también tenía que estar bastante agotada. Quizás debí haber aceptado el acampar afuera. Pero si hubiéramos hecho eso, entonces quizás nos habríamos perdido a los otros dejando Rosenburg. Las cosas habían resultado de la mejor forma.
“Sí, a ti también. Asegúrate de descansar hoy.”
“¡Tú también!”
“Lo haré.” Moví mi mano y desaparecí en el interior.
El vestíbulo de la posada era cálido, con un agradable aroma impregnando el aire. El dueño se había levantado temprano y ya estaba preparando el desayuno. Dejé el primer piso, el cual oficiaba como comedor, subiendo hasta el tercer piso y comencé un fuego en mi pieza. Dado que tomaría un poco de tiempo calentarse, abrí brevemente la ventana para dejar entrar un poco de aire. Desde ahí, pude ver a las borrosas figuras de Counter Arrow. Casi al mismo instante, una de ellas se dio vuelta.
Los ojos de Sara se encontraron con los míos. Ella movió sus labios como si estuviera diciendo algo. Aunque, sus palabras eran silentes. Yo supe eso debido a que los demás no se dieron vuelta. ¿Qué es lo que había dicho? Dado que no podía leer labios, me fue imposible darme cuenta. Simplemente la saludé con la mano y observé como se iba. Ella se veía feliz mientras se daba vuelta y se apresuraba para alcanzar a los otros.
Fui golpeado por una súbita ola de somnolencia para el momento que cerré la ventana. Vamos a dormir, decidí, optando por quedarme en la cama y dormir hasta la cena. Sentí como si hoy, por primera vez en un tiempo, podría dormir profundamente.
Con eso en mente, me dejé caer en mi colchón.