Capítulo 10 – Re:Monster

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Día 91


Ayer por la tarde, emprendimos nuestro viaje lejos del bosque. La mayoría de nuestros animales de tiro eran mis esqueletos centípedes que, como no precisaban descansar, podían llevarnos a nuestro destino del tirón sin parar. Aunque con solo nuestros carros ya llamábamos demasiado la atención, varias docenas de caballos muertos vivientes co- rriendo hacían una caravana todavía más notable. Supuse que mientras nos siguiéramos moviendo tan decididamente, no íbamos a molestar en gran medida a las comunidades que vivían en las praderas más allá del bosque. Nuestra misión, esta vez, era dejar el bosque, las colinas y la montaña, y caminar hacia lo desconocido para descubrir la ciu- dad-fortaleza de Trient. Hoy probablemente íbamos a tener tiempo suficiente para llegar allí antes de que cayera la noche.

A estas alturas ya podríamos haber llegado, pero decidimos pasar la noche en una aldea cercana en la pradera, por lo que actualmente estábamos detenidos en las praderas.

El nombre de la aldea donde nos alojamos era Clute, su población era aproximadamente de trescientas personas. He de decir que era un poco sosa, solo se sostenía con agricultu- ra básica. Hmm, en realidad, se parecía mucho a la aldea donde nací en mi vida humana. El bosque en que nacimos al parecer se llamaba Gran Bosque Kuuderun y era famoso por la alta calidad de su madera. Hasta el encargado de la mazmorra de Velvet me dijo que, debido a la alta densidad de la magia en la zona, algunos productos de madera he- chos a partir de los árboles del bosque podían tener propiedades mágicas y eran famosos para la confección de instrumentos musicales. Al parecer, esta aldea también tenía una tienda que subsistía de la venta de estas  piezas.

Decidí que valía la pena saciar mi curiosidad sobre el asunto y me dirigí a la tienda. Con toda honestidad, esos artículos eran realmente impresionantes; tenían incorporados los poderes de los espíritus de la selva. No es de extrañar que sean un bien tan popular entre los ricos y la nobleza de esta nación. Si alguien alguna vez quisiera convertirse en un famoso [Profesión – Trovador], sin duda lo tendría fácil si disponía de algo como  eso.

Originalmente, al parecer no había más que las praderas en esta área varios años atrás. La historia dice que aparentemente varios artesanos siguieron un rumor de que una madera era de muy alta calidad y se asentaron y construyeron varias casas juntas para comenzar a practicar su oficio. Tuvieron tanto éxito que pronto otros los siguieron has- ta aquí, y a lo largo del tiempo se formó este pueblo que se autoproclamaba como arte- sanal. Yo diría que, dado a su crecimiento, esta ciudad podría llegar a ser el doble de su tamaño en unos años.

Debido a que los maestros artesanos conseguían negocios de niveles tan altos con la aristocracia de este reino, parecía ser que si eras muy bueno, podías llegar a escalar por las filas de la nobleza, con el tiempo suficiente. Uno de estos individuos era aparente- mente tan hábil, que creó las criaturas artificiales llamadas [Golems] que se encargaban de proteger la aldea.

En pocas palabras, estos guardianes eran golems de metal, a pesar de no tener mucho más poder ofensivo que un hobgoblin, tenían cuerpos gigantes con altos valores de re- sistencia. Por lo que vi paseando por ahí, había cerca de cinco de estas criaturas. Como defensas añadidas, habían instalado trincheras, zanjas, y un hombre llamado Kikabe construyó una torre de vigilancia.

Según Pelirroja, que había conocido a varios comerciantes privilegiados cuyos inicios se remontaban a esa aldea, era seguro decir que estas personas tenían una gran sentido de  la seguridad necesaria en ese mundo, casi me molesta lo ignorantes que algunas perso- nas podemos llegar a ser.

Muy pronto, me encontré vagando en círculos alrededor del exterior de la aldea. Des- pués de ver los cuerpos negros de los caballos esqueléticos que había creado, me decidí a utilizar uno de los artículos de mi inventario para convertirlos en caballos marrones de apariencia normal. Usé un anillo que había obtenido de la mazmorra de Velvet. Permitía cambiar la apariencia de objetos o personas durante un determinado período de  tiempo.

Después de eso, me dirigí a la parte interior de la ciudad tras ver que no todo el mundo estaba listo para partir aún. Lo hice en parte porque, durante mi paseo, había oído a varias personas discutir sobre algún tipo de problema que causaba conflictos a los aldea- nos. Al ver un posible quehacer, me dirigí hacia el centro.

Ese pueblo aparentemente había estado teniendo problemas desde hacía varios meses, los clanes de orcos habían estado causando alborotos y se estaban volviendo cada vez más agresivos. Esos orcos al parecer no habían sido nada problemáticos en el pasado,  de hecho solían quedarse la mayoría del tiempo en el bosque. Cuando me enteré de que eran monstruos del bosque, me llamó la atención. Eso podía tener algo que ver conmigo y con mi ataque al complejo principal orco de hacía un  tiempo.

Según un aldeano, hacía alrededor de 10 años, llegaron a un acuerdo con las tribus de orcos del bosque para que cesaran sus incursiones en el pueblo a cambio de transferirles algunas esclavas cada semestre. Al parecer, era más conveniente hacerlo, debido a los altos beneficios de la aldea hasta ahora, en lugar de arriesgar vidas para luchar contra los orcos y sus incursiones constantes.

Sin embargo, los orcos habían comenzado recientemente a romper su trato, y habían empezado a atacar a los grupos de exploración. La última vez vez, supuestamente ha- bían capturado la hija de un influyente miembro de la comunidad. Me dijeron que se trataba del séptimo gran ataque en los últimos meses, siendo los ataques más frecuentes cada vez.

Sabían que había un buen número de ellos, pero no se habían arriesgado a atacar a la aldea directamente hasta el momento, a pesar de que los orcos fueran un tipo de mons- truo que, con varios de ellos, serían capaces de matar a un golem de metal. Aunque los golems de metal fueran fuertes, con el tamaño de este pueblo, no podían protegerlo todo con solo cinco de ellos. Sería cosa de los habitantes del pueblo luchar en caso de que la tribu de orcos los asaltara. Actualmente, los aldeanos ya no eran capaces de obtener la madera de alta calidad de manera  segura.

Los orcos habían sido bastante amigables con el pueblo en la última década, por lo que ese nivel de brutalidad había dejado el pueblo en un estado de confusión. Aunque los orcos tuvieran algunas características humanoides, al final, seguían siendo solo mons- truos. Eso es lo que todo el mundo pensaba por consenso general (típica mentalidad humana).

La historia de ese pueblo era corta, y no muchos habían pasado gran parte de su vida    en ahí. Pese a estar satisfechos con sus vidas aquí, especialmente los artesanos expertos que invirtieron mucho en la ciudad durante los últimos diez años, había riesgo de que el pueblo tuviera que ser abandonado si los ataques de los orcos   continuaban.

Estos humanos no tenían mentalidad de lucha en absoluto y preferían reducir sus pér- didas en lugar de morir. Dejar su pueblo y todo su duro trabajo sin siquiera poner una pelea… Mmm, supongo que esto también podía calificarse como comportamiento hu- mano típico.

A pesar de que normalmente no me habría importado demasiado el sufrimiento de los seres humanos, vi que podía ser un negocio comerciar con este pueblo, ya que utilizaban los espíritus de los bosques en sus artesanías.

Dado que los únicos con la potestad de enviar una petición de castigo para hacer frente  a los orcos sería el Gremio de la ciudad gobernante, fui allí para ofrecer nuestros servi- cios, a cambio de una justa recompensa adecuada por la salvación de toda su aldea, por supuesto. No me gusta la caridad a menos que me  beneficie.

Ah, bueno. Creo que pude haber descubierto la raíz de la crisis a la que este pueblo se enfrentaba. Al parecer quien realmente estaba en el centro de ese incidente era yo. Yo     y el resto que habíamos privado a los orcos de su base de operaciones y asesinado a su líder. Teniendo en cuenta que probablemente la mayoría de orcos no eran muy inteli- gentes para empezar, cortar la cabeza de su líder podría haber desatado una guerra civil tribal por parte de los supervivientes. Igual habría varias divisiones en la elección del próximo líder, y cada una salía para asegurar su propia supervivencia. Hasta el momen- to, por las incursiones, calculaban que había entre treinta y cuarenta orcos supervivien- tes, más allá de las docenas que habían muerto en la  mina.

Quizá todos los orcos medianamente listos estuvieron presentes en la mina durante nuestro ataque. Por lo tanto, habíamos exterminado a todos sus refuerzos, líderes, ma- gos, y a toda la jerarquía de su organización. Los supervivientes, probablemente, no fueron más que simples animales que dependían de su puro instinto. La mejor manera de imaginar lo que estaba sucediendo era imaginarlos a todos como Ogakichis sin mi in- fluencia. Por la escasez de comida, atacaban la fuente más cercana de alimentos posible, es decir, la aldea y los que habían ido a recoger  madera.

Los orcos no eran para nada débiles, pero con nuestras fuerzas actuales no habría pro- blemas en la eliminación de la amenaza que causaban. Para civiles humanos normales desentrenados, sin embargo, un orco era algo aterrador cuando se abría el debate sobre el contraataque. Les iba a ser extremadamente difícil someter a los orcos para garantizar la seguridad de sus leñadores.

Recientemente habían visto los Orcos mucho más delgados de lo que eran antes, un signo evidente de que luchaban para asegurar buenas fuentes de   alimentos.

Los orcos probablemente se habían abstenido de atacar a los seres humanos hasta que   el hambre había podido más que ellos, y fue entonces cuando vinieron a saquear a los humanos a pesar de recordar las advertencias que sus superiores les habían hecho antes de ser masacrados al completo. Al ver que los campos de cultivo estaban casi totalmente indefensos, los orcos habían empezado por ahí.

Uhh, al ser un problema causado por mí, supongo que no podía dejarlo como estaba. Sobre todo si, por alguna razón, llegara a salir a la luz que había sido yo el que hizo que los orcos empezasen a atacar el asentamiento humano, sabiendo cuáles serían los re- sultados. Lo más probable es que mis relaciones con los humanos se empañasen por un tiempo muy largo. No es que no me gustase la idea de patear a los Orcos de las minas. Las piedras espirituales que extraímos de allí eran mucho más valiosas que los mismos humanos. La experiencia en ese momento también estuvo  bien.

Las piedras espirituales eran muy preciadas para los humanos y muchas otras razas por sus propiedades mágicas. Si fuera capaz de terminar yo mismo con los orcos restantes, venderlas aquí me haría ganar una enorme pila de oro. Este lugar tenía una gran deman- da de materiales mágicos de alta calidad, así que lo veía casi como si estuviera lleno de árboles de dinero. No es algo que mi corazón codicioso pudiera simplemente dejar pasar. Bueno, por ahora voy a guardar en secreto la información que he descubierto mientras se discute la cuestión de un contrato para hacer frente a los orcos. Para mí, lo que yo hice con los orcos era una cosa del pasado.

No es que tenga nada en contra de los orcos, pero dejé a un lado las posibles dudas morales por la idea de obtener una recompensa. Aunque, para compensar, me ofrecí a tratar a todas las personas heridas a causa de las constantes incursiones de los orcos. Eso incluso me benefició. Me hizo parecer un alma benevolente para sus ojos. Hasta podría hacerles un precio especial una vez que todo esto  terminase.

De todos modos, habiendo sellado el acuerdo con la aldea de Clute, tenía unas pequeñas conversaciones pendientes con algunos de los miembros del Gremio gobernante antes de irme. Si jugaba bien mis cartas, podría convertir ese contrato a corto plazo en un contrato formal a largo plazo para proteger la aldea de futuros ataques. Y es que eso también me beneficiaría. Si iba a estar haciendo negocios con esta gente vendiéndoles nuestras piedras espirituales, también podía asegurarles la protección de no ser saquea- dos o arrasados. Con la firme seguridad que tenía del futuro de este acuerdo, volví hasta allí de nuevo.

Tras firmar el contrato, ni siquiera se había hecho de noche cuando freímos a todos los orcos como si fueran cerdo asado. Solucionamos completamente el problema del pueblo con los orcos. El valor de esa deliciosa comida compensó el precio de un día entero de viajes.

Mientras estábamos acabando con los Orcos, nos aseguramos de no dañar las mujeres humanas en su poder. Al tomar esta precaución, nos las arreglamos para recuperar las tres mujeres que habían sido secuestrados durante los ataques orcos. Cuando volvimos, se firmó un acuerdo para la protección futura del asentamiento. Con el acuerdo alcan- zado, les dejé a diez goblins y diez hobgoblins encabezados por un hobgoblin mago para que guarecieran la aldea. Ellos llegarían más o menos dentro de un día, y serían recibi- dos con gran amabilidad al llegar a la aldea.

La confianza que gané con esto fue  impresionante.

A pesar de querer quedarme con las esclavas, decidí liberarlas y dejarlas en el pueblo. Pedí al Líder del Gremio que las tratara como iguales, con lo que estuvo de  acuerdo.

Creo que el ambiente de este pueblo ahora es mejor que antes.

Eso es bueno. Cuanto mejor fueran las relaciones con un pueblo, mejor sería el negocio. Al volver a la carretera, los efectos del anillo se disiparon.

Me decidí a comer el anillo por la oportunidad de obtener una nueva   habilidad.

Habilidad [Cambio Radical de Forma] aprendida

Ahora podía cambiar el color de mi cuerpo para tener un aspecto más humano, aunque me quede con mis tatuajes.

Con eso, seguimos avanzando hacia nuestro  destino.


Día 92


Paramos varias veces de camino a la ciudad. Me tomé un tiempo para examinar el terre- no circundante con cuidado. Pensaba que podía haber un montón de criaturas sabrosas que no había comido todavía. Si las había, quería sus habilidades, tan simple como  eso.

La primera criatura que encontramos fue un Boruforu, una criatura híbrida que parecía ser engendrado a partir de un rinoceronte, un búfalo y un jabalí. La próxima criatura fue una Tortupiente, una larga serpiente de aproximadamente dos metros con placas rojas de treinta centímetros a lo largo de su cuerpo. También encontramos un Conejo Dentado, un simple conejo cornudo con una barba de cuchillas afiladas y una cuchilla en la frente. La última criatura fue una Arpía, era muy similar a una humana, pero con varios rasgos de pájaro y un gran par de alas.

Si bien todos ellos carecían de habilidades, cazarlos seguía siendo muy agradable para romper la rutina del viaje.

El viaje hasta ahora había sido bastante pacífico. A diferencia del bosque, donde los ene- migos podían ocultar su presencia y salir de la nada, aquí no había puntos ciegos desde donde los enemigos pudieran acercársenos en estas extensas planas. Vi un conejo denta- do por el rabillo del ojo y le lancé un ataque de inmediato. Con su nivel actual, Pelirroja aún tenía un poco de problemas con ellos, así que hice que Dhammi-chan los distrajera con magia mientras Pelirroja iba a matarlos. Dado que ambos de mis familiares habían evolucionado, la mayoría de sus oponentes no tenía nada que hacer contra   ellos.

Ya que dejamos en la base al caballo tricornio «Familiar» de Dhammi-chan por diversas circunstancias, ella viajaba en Kurosaburou que había evolucionado en un “Calamitoso lobo negro” (Orthoros). Pelirroja montaba en Kumajirou debido a la diferencia de fuerza entre Dhammi-chan y ella. Sin embargo, a pesar de ser lo más lógico, Dhammi-chan parecía envidiar a Pelirroja, no sé por qué…

Cuando nos encontramos con un rebaño de unas pocas docenas de Boruforus, decidí parar el convoy para cazarlos. Camuflé un poco los caballos esqueléticos utilizando una de mis habilidades. (Había estado practicando con mis habilidades de camuflaje un poco desde la aldea. Quería evitar la misma sorpresa que dimos cuando llegamos con un con- voy tirado por caballos esqueléticos.) Para la caza dejé que Kumajirou y Kurosaburou se encargaran de la mayor parte del trabajo, puesto que habían estado bastante inactivos desde que dejamos nuestro asentamiento. Ambos son cazadores naturales y lo hicieron de manera rápida y eficaz. Después de eso, recogimos y procesamos los  materiales.

En pocas palabras, Pelirroja me informó de que los materiales de los Boruforu eran en realidad productos caros que se utilizaban para herramientas y   medicina.

A pesar de ello, me comí cinco yo mismo. Era casi lo mismo que comía normalmente para desayunar, de todos modos.

Habilidad [Armadura Corporal Ósea de Rinoceronte] aprendida

 

Habilidad [Asensibilizar] aprendida

Joder. Comí bastante cantidad y aun así solo obtuve dos habilidades debido a la diferencia de poder. Mm, bueno, no debería de molestarme tanto por ello, las dos habilidades que obtuve no son para nada inadecuadas. Pero no creo que vaya a necesitarlas en un futuro próximo.

Bueno, aun si no hubiera conseguido ninguna habilidad, la carne era una de las mejores que había tenido hasta la fecha. La asamos. La carne se derretía instantáneamente en la boca, su textura era tan impresionante y su sabor era increíble… Compar el sabor con su apariencia sería un fraude. Huelga decir que la carne de Boruforu ahora es una de mis comidas favoritas.

Después de un rato, nos encontramos con otro conejo dentado. Pensándolo, es una presa fácil para mí y Dhammi-chan, pero aun así es una buena práctica para Pelirroja. Mien- tras que ella luchaba con el conejo, le busqué dos más. Mientras tanto, me preparé un poco del té que Padre Elfo me había dado el día antes de nuestra partida. Saqué algunas galletas de arroz y tomé un ligero descanso. Después de toda esa carne asada, el té era   el toque que me faltaba.

Con la sangre de su primer conejo dentado, los ojos de Pelirroja brillaron en un rojo   más profundo, y su poder aumentó. Este hecho tenía que ver con su profesión [Soldado Noir], que le permitía hacerse más fuerte con cada monstruo que consumía. Mientras lu- chaba, me senté junto a Alquimista-san, y compartimos una taza de té. Le comenté que Pelirroja ahora requería consumir monstruos a intervalos regulares o de lo contrario su cuerpo decaería. Ella se quedó atónita por la repentina explosión de fuerza y velocidad de Pelirroja.

La elogié después de terminar con sus presas. Curé sus heridas acariciando su pelo de  un color rojo profundo. Después de atender sus heridas, le proporcioné una ducha con [Mano Acuática]. Pues se sobrepasó un poco y destripó totalmente a los conejos, empa- pándose de su sangre. Después de limpiarse, hice rápidamente lo mismo con sus telas y se vistió.

Al mediodía, nos encontramos con una guarida de tortupientes. Al parecer, cavaban nidos densos túneles interconectados como las hormigas. Era bastante extraño, aunque no me frustraba para nada. Usé [Ecolocalización] para encontrarlos y me los cargué a todos de un solo golpe.

Con mi habilidad [Tierra Control], los empujé hasta la superficie sin llegar a molestar- los. Solían dormir durante el día, por lo que esta caza debía ser fácil. Al estar dormidos, nos tomamos nuestro tiempo para matar cuidadosamente a cada uno sin dañar cualquier material que podríamos vender por un poco de dinero en el futuro. Por desgracia, durante el proceso comenzaron a despertarse, y tuve que llamar a varios miembros más para que nos ayudasen a lidiar con ellos. Después, empezó la batalla cuando el resto de trotupientes, quitando las primeras 88, despertaron conmocionadas y comenzaron a atacar. Eran de bastante bajo nivel en comparación con nosotros, así que nos tomamos nuestro tiempo para matarlas sin desperdiciar nada   valioso.

Yo personalmente me encargué de matar a 38 de golpe. Pelirroja llegó a matar a unas 12. Herrera-san y las hermanas prepararon comida con parte de su carne. Estaba muy bueno, mejor que una Víbora Nocturna. Con un poco de licor élfico, la comida fue ex- cepcional.

Habilidad [Caparazón-Refugio] aprendida

 

Habilidad [Hibernar] aprendida

Su sabor me gustó, pero como sabía que iban a venderse bien, me privé de comer muchas.

Pese a que también quería tomar unas cuantas arpías más, no había ninguna en el cielo,  y la constante cacería y el derrame de sangre le estaban jugando una mala pasada a la salud de Herrera-san. Por eso, terminé con la caza y decidí continuar moviéndonos hacia nuestro destino.

Delante de nosotros, vi una ruta de montaña. Decidí seguirla. Me preguntaba si habría más monstruos a lo largo de esa ruta…


Día 93


Seguimos la mayor parte de nuestro camino por la ruta de montaña, aunque hubo tra- mos en que era demasiado estrecha o estaba muy descuidada. En total, había tres rutas diferentes que alguien había marcado allí a lo largo de los años. La que decidí tomar acabó siendo la que pasaba por la ladera de un río. Tenía pinta de ser la más concurrida  y por eso era la más segura en temas de transporte. El monstruo más fuerte de esa re- gión era el oso erguido. Supuestamente, también había un oso-jefe similar al Señor de la Montaña que yo había derrotado   anteriormente.

Además, la fuerza de este monstruo jefe que habitaba en los acantilados era aparente- mente mucho mayor que la del Señor de la Montaña. Junto con los osos erguidos, tam- bién había una especie de ave que vivía en la montaña. Al parecer se trataba de una gran águila con plumas marrones y cuatro alas llamada águila falaise32. El tamaño promedio de un águila falaise era de unos dos metros, y el ancho de sus alas era más o menos el doble. Su tamaño era ciertamente suficiente para intimidar a los oponentes de menor nivel. Parece que también podía secretar un veneno paralizante por sus   garras.

Digan lo que quieran, pero sin duda era un monstruo repugnante con el que luchar mientras caminas tranquilamente por una ruta con vistas a un acantilado. Me dijeron que no había demasiadas de ellas en las montañas, por lo que, al menos, algo bueno tenían. Ah, y también había una subespecie de clase jefe del águila falaise que lleva el nombre de águila jade. Esta podía generar un pequeño tornado de su boca, lo que empu- jaba a la presa más débil fuera de los acantilados hacia su perdición. El tornado también podía cambiar de forma a un torrente de cuchillas que trituraba a los enemigos. Por suerte, uno de los humanos que traje conmigo tenía un amplio conocimiento de la zona.

 

Me informó de que él vivía cerca y había escuchado historias sobre cada una de las cria- turas de la montaña. El oso rojo aquí era poderoso, pero se movía solo, sin una manada. Al estar en grupo, aunque nos encontremos con él, el oso no debería llegar a ser un problema. Pero por el momento, era mejor que nos moviéramos en  grupo.

Con nuestro grupo avanzando muy cerca los unos de los otros, estábamos bastante seguros cada vez que un águila falaise aparecía. Volaban muy rápido y era difícil gol- pearlas con la mayoría de ataques. Siempre atacarían al punto ciego para iniciar el en- frentamiento. Estando en un acantilado, era por lo general difícil luchar contra ellas. Sin embargo, gracias a mis armas y habilidades, que tenían capacidades de alcance suficien- tes para lidiar con ellas, junto con mi capacidad [Sensor de Presencia], atacar mi punto ciego significaba una sentencia de muerte segura para los pájaros, y por lo tanto, me puse a andar delante solo para atraerlas hacia  mí.

Fue realmente sorprendente lo fácil que se hizo acabar con ellas una vez que pillé cómo funcionaban sus instintos de caza. Nos coordinamos para quitarles los materiales a las águilas mientras yo las capturaba. En total, conseguimos dieciocho de ellas. Cuando llegamos a un claro, las freímos y nos las comimos. Eran bastante grandes, por lo que la comida fue satisfactoria.

Nota: [32] Significa acantilado en francés. Se pronuncia /falesa/ (más o menos).

El sabor de la carne estuvo bastante delicioso. Quería comer más, pero no había muchas en las montañas. Probablemente debería evitar matar a más o iban a correr el riesgo de extinguir su población en las  montañas.

Habilidad [Voz de Pánico] aprendida

 

Habilidad [Alas] aprendida

 

Habilidad [Vuelo a Alta Velocidad] aprendida

 

Habilidad [Lectura del Viento] aprendida

 

Habilidad [Garra Paralizante] aprendida

 

Habilidad [Resistencia a la Parálisis] aprendida

Sobre las dos de la tarde, llegamos a un punto de la carretera donde el camino se ensanchaba considerablemente. Esto sirvió para sentirnos mucho más seguros ahora que  ya no había el riesgo de caer por el acantilado o de que se derrumbara la cresta. Mi  única preocupación era que en ese área había dispersados varios montones de huesos   de animales. Probablemente había el nido de un monstruo fuerte cerca. Finalmente, nos encontramos con los signos de una lucha: huesos humanos, armaduras y armas esparci- dos por el suelo. Estos debían de ser los restos de algunos humanos que habían querido dominar a la bestia que habitaba en esa  ruta.

Justo cuando lo pensé, oí un zumbido y un batir de alas, y mi [Predecir] me advirtió    del peligro. En ese mismo instante, noté como una ráfaga de viento golpeaba mi piel   tan fuerte que sentía como si cientos de maquinillas de afeitar me cortasen a la vez. En el cielo, vi cinco águilas falaise. Además, entre ellas había una sustancialmente mayor, que debía de ser la subespecie, el águila jade. Con todo, ese grupo tenía una presencia intensa.

Este sentimiento era mucho mayor que la sensación que tuve cuando me enfrenté al Se- ñor de la Montaña. Cuando nuestros ojos se encontraron, noté un escalofrío incómodo por la nuca. Su intención era clara: habían venido a matar.

Las plumas color jade de la subespecie brillaban como cuchillas bajo la luz del sol, y pa- recía que eran capaces de cortar cualquier cosa. Su pico y las garras parecían tan fuertes como diamantes. Se movía más rápido que cualquiera de las demás águilas falaise, ata- cando desde todas las direcciones en lugar de solo por detrás, cosa que haría mucho más difícil contraatacar, a diferencia de las predecibles águilas falaise.

Veía una gran inteligencia por el par de grandes ojos amarillos que me miraban. Un asesino supremo de las montañas con una agilidad impresionante obtenida a lo largo de muchas batallas de supervivencia. A primera vista, el hecho de que su color estuviera alterado significaba que probablemente habría obtenido una [Protección Divina] con    su propio sistema especial de habilidades, al igual que el Señor de la Montaña. Quería capturar desesperadamente a esa criatura y   comérmela.

Dejando al resto del grupo como defensa, me hice crecer unas alas como las de un in- secto usando [Crecimiento de Alas], por lo que una explosión instantánea de velocidad me arremetió contra el enemigo que me vigilaba desde el cielo. Alabarda en mano, me dirigí al centro de la posición del enemigo.

Pasó una hora y la batalla con mi enemigo todavía continuaba en los cielos. Mi oponen- te era muy potente y tenía ventaja en el aire. Se movía tan rápido como un rayo. Si no fuera por mi última habilidad, [Lucha a Alta Velocidad], quizás no habría sobrevivido a ese encuentro. En el transcurso de la lucha, comprendí lo mucho que esta bestia había experimentado el combate para convertirse en lo que era ahora. Utilizó varios ataques, incluyendo la creación de una serie de mini-tornados para perturbar mi equilibrio. Con mi baja experiencia con las alas, adaptarme al combate en el aire con un oponente tal fue bastante difícil. Ni siquiera podía seguir la cuenta de las veces que había picoteado mi cuerpo o me había arañado la piel y los órganos con sus enormes garras cubiertas de veneno paralizante.

Llegó un punto que todo mi cuerpo se había manchado de sangre, y había drenado y perdido muchos líquidos corporales. Hasta las plumas del águila eran afiladas como cuchillas, por lo que ni siquiera una finta exitosa implicaba que me escapase ileso. Sin embargo, no había reglas en esa lucha. Cada vez que no lograba esquivar un ataque, usaba mi brazo metálico como escudo de sus garras. Si no hubiera sido por esto, habría recibido otros mil ataques más de los que ya recibí. Al parecer, tenía incluso un efecto en su saliva que inhibía la velocidad de recuperación. Cada vez que me mordía, tenía que impedir el sangrado apretando los músculos alrededor de la lesión hasta que me las arreglaba para depurar las toxinas. Me libré fácilmente de los escoltas de la subespecie en los primeros diez minutos de pelea, aunque tuve que pagar caro el hecho de prestar atención especial a igualar los  números.

Afortunadamente, con [Resistencia al Dolor Agudo] y [Asensibilizar] incluso la más grave de mis heridas no me dolía, sin embargo, todavía necesitaba recordar que esas lesiones existían para lidiar con ellas. Todas las artes marciales que domino fueron casi inútiles en el aire, y todas mis habilidades mágicas eran demasiado difíciles de manejar porque centraba gran parte de mi concentración en esquivar y mantenerme en el aire.

No obstante, no es que yo fuera el único en recibir daño. Como he dicho antes, me en- cargué de las otras cinco águilas falaise desde el principio. En cuanto a la subespecie, me las arreglé para cortar una de sus piernas con mi alabarda y asestarle varios agujeros en el cuerpo con la punta de mi arma. Las plumas del águila jade se mancharon de su sangre en varios lugares. Desde luego, no pierdo mi capacidad de luchar sea en el terreno que sea.

Aun así, la falta de familiarización con el cielo se convirtió en mi condena y me impidió el uso de la gran mayoría de mis habilidades. Algunas de mis resistencias eran inútiles  si quería permanecer en el aire, y otras no las pude usar porque no podía mantenerme cerca del águila jade durante más de una fracción de un segundo al mismo tiempo. A pe- sar de que esta batalla se prolongó durante más de una hora, ninguno de los dos mostró la más mínima disminución de velocidad.

Mientras la batalla se intensificaba, me sacó la alabarda de las manos, tirándola al acan- tilado. Por suerte, cayó sobre la tierra y se clavó en el suelo, por lo que podía recuperarla fácilmente. Aunque en mi situación actual, ir a por ella en plena pelea era muy poco factible.

Tanto si el águila jade había visto la pérdida de mi arma como una oportunidad o no, respiró profundamente y se retiró un poco, dejando bastante distancia entre nosotros. En un instante, sentí un golpe en mi pecho del pico del águila jade, dando vueltas como una tormenta violenta.

El águila jade había creado una ráfaga gigante de viento y la había disparado directa- mente a través de mi cuerpo con un nivel de velocidad imposible de ver que fue casi irreal. Su velocidad debe de provenir de su [Protección Divina]. Su cuerpo estaba cu- bierto de daños y arañazos, por lo que ese ataque debió de haber sido su último recurso. Entonces, tosí una gran cantidad de sangre, y aun con todas mis habilidades, el dolor era intenso. Por el lugar donde me atravesó, probablemente traspasó mi columna vertebral,  y muchos de mis órganos seguramente también habrían quedado muy dañados. Esto tie- ne muy mala pinta. Los gritos brotaron de Pelirroja, Dhammi-chan y el resto del grupo. Incluso Ogakichi-kun gritaba con cara de  preocupación.

Con todo, el águila jade se convenció de su victoria y se dispuso a comenzar a comerme.

En este momento, las habilidades que utilice decidirán quién gana la batalla. Ahora que el águila jade ha bajado la guardia, esta podría ser mi oportunidad de terminar con ella de una vez por todas. Mi cuerpo es varias veces más fuerte que el de un ogro normal, por lo que este golpe no ha sido suficiente para matarme, aunque el daño es grave. En esa fracción de segundo, pensé en la recompensa que podría adquirir por asesinar ese ave y decidí ir a por ella con todas las últimas fuerzas que me  quedaban.

En menos de una décima parte de una décima de segundo, activé muchas habilidades que no había utilizado hasta el momento en batallas anteriores porque había querido disfrutar de la lucha en igualdad de  condiciones.

Mi brazo derecho metálico goteaba sangre, pero sin que se diera cuenta, lo estaba usan- do para almacenar y producir más sangre con una habilidad que había compartido con  el brazo utilizando [Síntesis], llamada [Restauración de Líquidos Automática]. Usando la sangre que había estado produciendo, me recuperé al instante de toda la sangre perdi- da a lo largo de la pelea. Combinando esta habilidad con [Regeneración Veloz] y [Recu- peración Rápida], todo mi cuerpo se recuperó en un instante. Usando mi brazo metálico, corté su otra pierna, eliminando totalmente gran parte de lo peligrosa que era para mí.

A continuación, usé [Exoesqueleto], que convirtió mi piel en algo parecido a la de una cucaracha. Para reforzar mi caparazón, le añadí [Cuerpo Robusto de Ogro Negro] así como [Armadura Sólida de Escamas de Dragón], para así incrementar en gran medida mi defensa. A modo de respuesta, el caparazón se volvió negro, y desarrolló una especie de escamas que se repartieron por todo el exoesqueleto. Con esto, mi cuerpo quedó casi imposible de penetrar con nada de lo que el águila jade era  capaz.

En la fracción de segundo que tardé en formar mi armadura, até con una versión fina de mi hilo dorado las alas del águila y usé mi habilidad de controlar la gravedad para au- mentarla drásticamente a su alrededor. Ella se resistió con todas sus fuerzas y consiguió cortar algunos de mis hilos, pero al haber insertado en ellos resistencia al daño físico, no pudo hacer nada más.

El águila jade cayó en picado hacia el suelo. Pese a la velocidad en que caía, el cráter que dejó fue más bien pequeño. Una criatura normal habría quedado espachurrada por el suelo después de ese impacto, pero al parecer ella sacrificó dos de sus alas para amorti- guar el golpe. Aun así, era cuanto menos impresionante que no hubiera muerto.

Tras recuperar mi alabarda, terminé definitivamente con el sufrimiento del águila jade. Cogí la gema de su frente y rellené varias cápsulas con el líquido que salió de su cuerpo. Después de recoger la gema y el líquido, empecé a quitarle con cuidado todas sus partes, despellejándola lentamente para no echar a perder ni el más mínimo folículo. Cuando llegué al corazón, hallé una piedra de color jade con una textura como de   adoquines.

Usé [Estimación] y descubrí que esa cosa se llamaba [Piedra Espiritual Divina de Águila Falaise].

Pensé rápidamente en compartir ese descubrimiento con los otros y se lo mostré a todos, ellos se dieron cuenta al instante de que era el mismo tipo de piedra que tenían incrus- tada los que habían evolucionado a la clase “Señor”.

Al mirarla más de cerca, vi que de hecho esa clase de artículo pertenecía a la categoría [Piedra Espiritual] en la que su nivel de rareza era  [Legendario].

Estos objetos solo se manifiestan en monstruos de nivel jefe. Incluso entre monstruos poderosos, se trata de un objeto increíblemente raro. Cuanto más poderoso sea el  monstruo, más grande es la piedra que lleva consigo.

Dicho eso, caí en el hecho de que enfrentarse a un jefe que posee una piedra espiritual como esa no es tarea fácil, se dice que muchos monstruos a lo largo de la historia de este mundo poseían este tipo de piedras espirituales llamadas [Piedras Divinas]. En el pasa- do, retar a monstruos como ese, tan fuertes que poseían piedras divinas, había sido cosa de ejércitos enteros. Y se dice que, a veces, estos ejércitos reunidos para luchar contra los monstruos habían sido  aniquilados.

Por eso, algo tan raro como una piedra divina podía ser vendido por tanto dinero como para comprar un país pequeño. Sin embargo, las únicas personas con dinero suficiente para comprarla eran monarcas de grandes naciones o mercaderes famosos con el mo- nopolio del intercambio entre varias naciones. Estas piedras solían usarse para fabricar artículos mágicos dispares con un increíble potencial de guerra.

Aun con este descubrimiento, decidí que me lo iba a comer de todas formas, sin embargo los otros pensaron que iba a ser mejor quedárnoslo y venderlo más adelante. El dinero que obtendríamos nos podría venir muy bien. Con todos los demás cerrados en banda acerca de esto, al final guardé la piedra divina y varios otros materiales del águila jade en mi inventario.

Mientras todavía no había terminado de arrancarle las plumas verde jade al águila jade, mi exoesqueleto se disipó. Después de comerme varias plumas, tuve el extraño deseo de volver a activarlo. Esta vez mi caparazón se parecía más a un ave en apariencia. Debió ser la influencia de las plumas del ave. Intenté volar y este cambio me hizo volar con mucha más agilidad que antes, incluso mi velocidad incrementó  drásticamente.

Como la batalla había terminado, decidí que simplemente tenía que proceder a comerme aláguila jade. No pude esperar y comencé a comerla cruda. Justo después de morderla, grité  involuntariamente.

“¡¡¡Deliciosa!!!”

Habilidad [Flecha Plumífera] aprendida

 

Habilidad [Depredador del Cielo] aprendida

 

Habilidad [Protección Divina del Dios de la Tormenta] aprendida

 

Habilidad [Resistencia Completa al Viento] aprendida

 

Habilidad [Garra Adamantina] aprendida

 

Habilidad [Vuelo Supersónico] aprendida

Con estas habilidades desbloqueadas, estaba más que satisfecho. Muchas de ellas parecían muy útiles. Después de eso, me puse a cocinar el resto de la carne y compartí una parte con todo el mundo.

Viendo los esqueletos que había en la zona, decidí que como mínimo merecían un en- tierro apropiado e incineré lo que quedaba de sus cuerpos, ya que no iba a conseguir ninguna habilidad de ellos de todos modos. Sin embargo, a modo de pago, decidí apro- piarme de toda la equipación que habían dejado atrás. Había varias cosas que parecían ser pociones o productos químicos de algún tipo. Además de eso, había una gran canti- dad de oro, lo cual aprecié recibir, pese a que la colección de equipación fuera bastante básica.

Namu Amida Butsu.

Después de una breve oración en silencio sobre la pira, continuamos nuestro   viaje.

Pese a que estábamos progresando, empecé a tener sentimientos confusos, casi de aprensión. Por ahora, me limitaré a mantener la guardia y algunas de mis habilidades en alerta máxima. Nunca sé de dónde podría venir un ataque. Todo lo que puedo decir es que presentía que una mirada perturbadora estaba puesta sobre   mí.


Día 94


Empezó a llover bastante fuerte hoy. La lluvia y el viento empezaron a hacernos el viaje muy difícil, y decidí que lo mejor era parar en algún lugar. Por suerte, al cabo de poco de desfilar con dificultades bajo la lluvia, vi una posada a 30 metros de la carretera. Nos de- tuvimos y entramos dejando los carros afuera. Aprecié el miedo en los ojos de un grupo de vendedores ambulantes que había entrado antes que nosotros y un grupo de aventu- reros de apariencia normal cuando me vieron entrar. Tenían pinta de querer matarme,  así que saqué dos barriles de sake para compartirlo con todo el mundo que estaba   allí.

Eso calmó la situación momentáneamente. Vendí los materiales que había ganado des- de que empezamos nuestro viaje: las conchas de tortuga serpiente y algunos efectos personales que habíamos saqueado de los cadáveres de los aventureros en la montaña. También hice pequeños trueques.

Al principio, los humanos estaban muy asustados de mí, pero cuando Herrera-san entró, poco a poco se calmaron y se abrieron. Más tarde, entraron un humano y un animal en la estación de descanso y fueron sorprendidos por mi existencia, pero al final no ataca- ron porque el ambiente les hizo juzgar que no era peligroso. Me los podría haber comido en caso de que hubieran decidido pelear conmigo. Es casi una pena que no lo hicieran. Alrededor del mediodía, las hermanas prepararon el almuerzo con ayuda de algunos de los otros humanos de nuestro convoy. Nos invitaron a jugar después de haber terminado de comer, y yo decidí participar porque tenía tiempo. Ganar un poco de oro adicional nunca está mal.

Jugamos a algo similar al blackjack. Después de una breve descripción de las reglas, decidí que iba a jugar con el dinero que había obtenido en la montaña. Los resultados terminaron en victoria total por mi parte. Esto fue, en parte, debido a mi [Regla Dorada] y mi [Suerte]. Los comerciantes continuaron jugando hasta que los dejé literalmente desnudos. Después, de entre todas mis ganancias, les devolví algunos artículos y la ropa, puesto que solo me interesaban algunas cosas de las que había  ganado.

No les devolví el dinero ni los suministros, pero no me sentía bien al ver hombres des- nudos de pie ante mí. También tuve una especie de sentimiento de culpabilidad, ya que usar mis habilidades en un juego era un poco como hacer   trampa.

Pasamos la mayor parte del día en la posada porque la lluvia no parecía que fuera a aflo- jar. Probablemente habría sido capaz de seguir adelante con los caballos esqueléticos, puesto que los carros tenían techo, pero pensé que era mejor esperar hasta que la lluvia apaciguara ya que no había ninguna  prisa.

Practiqué algunas [artes] de combate y estilos de lucha con Dhammi-chan y Pelirroja en una esquina de la posada para matar el tiempo. Pese a que parecían haber encontrado  sus propios estilos de lucha únicos, sus ataques eran un poco simples, y tendían a con- fiar demasiado en sus competencias naturales. Creo que necesitan entrenar   más.

Por el momento, decidí dar una clase sobre la necesidad de aprender a perfeccionar     sus competencias. Después de eso, practiqué con algunas de mis propias competencias, como [Vendaval Demoníaco] y [Ardor Demoníaco].

Gracias al conocimiento de mi vida anterior, me acuerdo de todas las artes marciales que me habían enseñado, y con la habilidad [Dominio de las artes Marciales], pensé que no debería ser demasiado difícil.

Algunos aventureros se acercaron a ver mi práctica con Dhammi-chan y Pelirroja con intención de unirse a la clase. Entre ellos había varios con [Profesión – Boxeador], [Pro- fesión – Espadachín] y/o [Profesión – Guerrero]. Saqué algunas lanzas y espadas de madera de mi inventario y se los entregué al nuevo  grupo.

Aun haciendo mi mejor esfuerzo para mantenerme al mínimo, y a pesar de tener a toda una multitud en contra, supongo que era demasiado fuerte para ellos. Después de varios minutos, la mayoría de ellos había caído al suelo inconsciente. Fue un buen ejercicio, pero un poco demasiado corto. Después, todo el mundo se fue a lo  suyo.

Me pregunto por qué…


Día 95


Continuaba lloviendo, y ahora el camino estaba inundado y fangoso. También parecía que el número de gente dentro de la posada había crecido desde   ayer.

El subdirector de una sucursal de Trient comenzó a discutir asuntos de hacer repara- ciones en la posada debido a las inundaciones de la zona. Salió de su habitación con el grupo de aventureros que eran sus escoltas.

En pocas palabras, era un hombre regordete, calvo, de mediana edad, que no hacía nin- gún esfuerzo para parecer modesto. Es más, fue uno de los hombres que se unieron al grupo con los que estaba jugando. Resultó ser todo un ludópata y terminó usando la mayoría de sus bienes como garantía después de haber perdido todo su   oro.

Sin embargo, desconozco qué hacía un subdirector dando vueltas en un lugar como este, jugándose la mayoría de sus posesiones. Lo que puedo decir es que, aparte de su pro- blema con el juego, poseía capacidades de un nivel indiscutible de talento. Fue rápido y eficiente en manejar el asunto de la reparación de la  posada.

En cuanto a la pérdida de la mayor parte de sus posesiones, fue más o menos razonable al respecto. Por lo menos, no me trató descaradamente como si fuera un   villano.

Puesto que hacer cualquier cosa bajo la lluvia sería lento y supondría el riesgo de per- judicar el carruaje, así como la posibilidad de lastimar a los caballos esqueléticos, decidí aprovechar la situación para obtener un poco de información sobre los últimos aconte- cimientos.

En resumen, descubrí que la princesa del Reino Sternbild había sido curada con el elixir que el Heredero del Imperio Kirika le había traído, según me dijo el  subdirector.

Es el primer caso de la “Enfermedad de Chrysindo” que ha conseguido curarse y, al parecer, el Reino Sternbild reservó unas gotas de elixir para analizarlas e intentar repro- ducirlo.

Bueno, no discutiré cómo se las arreglaron para recuperar el elixir sin conquistar a los elfos, pero prefiero no presionar el asunto. Por lo menos, parece que no habrá ningún otro intento de atacar a los elfos de nuevo. Debido a las importantes pérdidas sufridas durante la guerra, la idea de volver a intentar someter a los elfos se había vuelto muy impopular; según me dijo un grupo de nobles que regresaban de la guerra, quienes lide- raban la oposición.

Parecía que no iba a tener que volver a defender a los elfos por el momento. Más allá de la charla y varios paseos alrededor de la posada, el día pasó sin mucho más a  destacar.


—-FIN DEL VOLUMEN 2 —-

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