Esa noche, Roland organizó un magnífico banquete en el castillo.
No solo habían rescatado a Spear Passi, también habían capturado a un sacerdote de Hermes. Era prácticamente el primer ataque injustificado de la Unión de Brujas en contra de la iglesia.
Las 5 brujas que participaron en la batalla caminaron al escenario y todo el salón explotó en aplausos, incluso Roland que rara vez tomaba, se tomo dos vasos de licor blanco frió de Evelyn.
Aunque fuera solo un pequeño triunfo, los Meses de los Demonios eran largos y estresantes, por lo que quería aprovechar la oportunidad para que todos se relajaran.
Cuando Roland entro a su oficina con una resaca de los mil demonios, Nightingale ya lo estaba esperando sentada con las piernas cruzadas sobre su mesa.
“¿No necesitas descansar más?” preguntó Roland con una sonrisa.
Desde que aceptó dejarla atacar al pelotón de la iglesia, había estado preocupado por ella, incluso si sabía que estaba en un área amplia y podía usar su Niebla para hacerse invisible, todavía siguió preocupado de que pudiera haber accidentes. Después de todo, no era una práctica cualquiera, sino una verdadera batalla de vida o muerte. Pero después de verla tan enérgica, se sintió feliz.
Nightingale comió un pescado seco y dijo: “Por supuesto que no. Estoy en buena forma en este momento.”
Tan pronto como Roland se sentó, Nightingale saltó de la mesa y caminó hacia el respaldo de la silla para abrazarlo. “Un día más de descanso es un día más sin verte.”
El príncipe se sobresaltó un poco.
“De hecho, quería hacer esto ayer en el jardín del castillo… pero ahora tampoco es un mal momento”, le susurró Nightingale al oído.
…
No lo soltó, hasta que escuchó pasos afuera de la puerta y se escondió en su Niebla.
“Su Majestad” anuncio un guardia. “La Marquesa de La Cañada del Dragón Caído, Spear Passi, desea verlo.”
“Que pase.” Roland se aclaró la garganta y ajustó su postura.
Spear Passi entró en la oficina, se inclinó y se sentó frente a su escritorio. “He considerado a fondo su propuesta.”
“¿Qué piensas?” Le sirvió una taza de té.
Mientras Nightingale, Ashes y las demás estaban peleando contra la iglesia, él también había estado ocupado mostrándole la ciudad a la Marquesa y negociando con ella. Roland le contó brevemente la crisis que enfrentaba el reino, los orígenes de la iglesia y las amenazas de los demonios, así como sus planes futuros.
Cuando Spear se enteró de los orígenes de la iglesia y sus motivos para cazar brujas, quedó tan sorprendida que sus ojos se abrieron al máximo. Si no fuera por los testimonios de Tilly y Agatha, nunca hubiera creído que las brujas alguna vez habían gobernado sobre la Tierra Barbarica.
“Estoy de acuerdo con lo de desaparecer el poder feudal, universalizar las leyes y las instituciones administrativas, prohibir la herencia y la venta de títulos… pero…” Hizo una pausa. “Solo tengo una duda. ¿Realmente planeas aplicar esto sobre todos los territorios?”
“Sí. Si no hacemos así, el Reino de Graycastle no será más que arena suelta”, dijo Roland, asintiendo. “Antes de que lleguen nuestros enemigos finales, debemos reunir todo el poder posible.”
“Tu plan ofenderá a todos los nobles”, dijo lentamente Spear, “especialmente la parte que prohíbe la herencia de títulos. Si no me equivoco, ser Señor de un territorio también es un título. Hacerlo confirmará tu reputación del ‘Rey Rebelde’.”
“Es por eso que no espero que se rindan voluntariamente”, dijo, golpeando su escritorio. “Antes de la fatídica Batalla de la Voluntad Divina, el descontento de la nobleza no es mi prioridad. Tampoco tengo que matarlos a todos. Siempre y cuando estas personas acepten mis nuevos términos, es posible que incluso puedan conservar sus territorios, sin su poder feudal claramente, creo que tomarán la decisión correcta.”
La centralización de la autoridad sólo era efectiva cuando todo el poder estaba en poder de unas pocas personas, por lo que si las autoridades locales tuvieran demasiado poder, amenazando esa centralización e incluso su posición como gobernante. A diferencia de hace un año, la ciudad ahora tenía la capacidad de experimentar una revolución. Después de que ese paso se completara, él sería el único gobernante del Reino de Graycastle en un sentido real.
“Pareces haber tomado una decisión.” suspiró Spear. “Si no la aceptara, su ejército probablemente revocaría mi decisión de todos modos.”
“Necesito desesperadamente mano de obra para mi plan”, dijo Roland con seriedad, “Especialmente a alguien con experiencia en manejos de ciudades. Como dije, no perderás tu territorio, y podrás revelar orgullosamente tu identidad como una bruja a tu gente sin temor a la iglesia.”
La Marquesa guardó silencio por un momento. “También tengo una solicitud.”
“Por favor, adelante dila.”
“Después de que recuperes El Cañón del Dragón Caído para mí, no quiero que nada cambie”, dijo sin rodeos. “Y solo te apoyare completamente después de que Timothy deje de ser el Rey.”
“Qué respuesta tan astuta…” pensó Roland. Ella no dio una respuesta negativa y al mismo tiempo se dio un margen para cambiar de opinión. Básicamente lo que quería decir era que para ganar su apoyo, tenía que demostrar que su plan de unificar el Reino de Graycastle no eran solo palabras vacías y que realmente era capaz de hacerlo.
“Entonces es un trato.” No pensó mucho acerca de los planes secretos de la Marquesa. Si su ataque en la primavera marchara bien, podría ser más fácil derrotar a Timothy que recuperar el Cañón del Dragón Caído.
“Ah, por cierto, Principe Roland.” Spear vaciló. “Las brujas asisten a clase esta noche, y me pregunto si podría unirme a ellas…”
Roland estaba un poco sorprendido. “Esos son cursos básicos para principiantes. Probablemente no aprendas nada nuevo.”
“Estoy intrigada por sus métodos de cálculo”, dijo sacudiendo su cabeza. “Nunca había visto algo así antes.”
“¿Estás hablando de las Tablas de Multiplicación o ecuaciones algebraicas?” pensó Roland. “Por supuesto, siempre y cuando estés dispuesta a unirte a la Unión de Brujas.”
…
Después de la comida, Iron Axe llego con buenas noticias
“¿Está dispuesto a hablar?” Roland quedo ligeramente sorprendido. “¿Tan pronto?”
Según Nightingale, el Sacerdote cautivo era bastante terco.
“No todos tienen una voluntad de acero, Su Majestad”, respondió Iron Axe seriamente. “La gente de la Nación Arena tiene algunos métodos únicos de interrogación que apenas dañan el cuerpo pero destruyen la mente, incluso algunas personas ven la muerte como un alivio. He de decir que tardo mas que la mayoría de la gente.”
“Eso es verdad”, pensó Roland. “Los espías profesionales no solo tienen fuerza de voluntad extraordinaria, sino que también están entrenados para no sucumbir al ser interrogados, pero nadie en esta época ha recibido este tipo de entrenamiento.”
“Llévame a verlo”, dijo Roland. “Tengo algunas preguntas que hacerle.”