Aun sin una vela o un fuego en la chimenea, el cuarto estaba cómodo y a excelente temperatura gracias al calentador, con el cual nadie sentiría frió aun usando ropa ligera. La Piedra de Luz sobre la mesilla de noche iluminaba el cuarto, la luz tenue y gentil producía una escena magnífica y nostálgica.
Sentado en un lado de la cama, Roland escuchaba los leves sonidos de los ductos. Era como si no estuviera en una monarquia medieval pero tampoco en una sociedad moderna llena de productos eléctricos, era un punto intermedio…como su niñez.
Las memorias de su niñez le recordaban mucho a la escena frente a él; todo teñido de un tenue amarillo, ya fuera por la luz foco, una película o una fotografía.
La única diferencia es que Anna no estaba en las memorias de su niñez.
Al pensar esto, volteo a ver a la chica sentada al borde de la cama.
Estaba leyendo un libro de historias. Su cabello dorado y frente brillaban bajo la luz, sus largas pestañas se estremecían ocasionalmente, haciéndole ver extremadamente emotiva. Sin embargo lo más extraordinario eran sus ojos color zafiro, tan azules como el claro de un lago, incluso bajo el brillo de una piedra mágica. La única diferencia de hace un año era que este par de ojos no mostraban la misma tranquilidad que alguna vez tuvieron.
Su mera existencia hacia esta una vívida escena. Anna no era solamente de diferente color que el resto del mundo, sino que también separaba la realidad de las memorias. Roland al verla podía asumir que todo era realidad.
“¿Que estas viendo?” pregunto Anna cerrando el libro y se le quedo viendo a Roland “¿A mi?”
“Ahem…” Roland retiro su mirada inconscientemente, pero pronto la volteo a ver nuevamente “uh-huh…así es”
Después de haber pasado un año juntos, ambos estaban muy familiarizados el uno con el otro. Roland no era tan pasivo como antes, y como estaban solos en la habitación, era mucho más abierto con las emociones que había estado reprimiendo todo este tiempo.
Si miraron el uno al otro y comenzaron a reír al mismo tiempo.
“¿Piensas que mi solicitud es un poco terca? Pregunto Anna mientras continuaba sonriendo. “Claramente todos se preocupan por mi, pero yo misma los aleje.”
“No te preocupes por eso, solo les sorprendió tu reacción en aquel momento.”
“Si no fuera por los ‘métodos antiguos’ que sugirió Agatha, no se los hubiera pedido.” contesto Anna sacando la lengua, un gesto tierno que rara vez hacia. “Asumo que mis otras hermanas harán lo mismo. Estarás muy ocupado cuando eso suceda.”
Roland sonrió resignadamente y contesto “Creo que pedirán mas piezas de helado”
Después de enterarse que el Día del Despertar de Anna se acercaba, Agatha instantáneamente compartió sus experiencias vividas en la Ciudad Sagrada de Taquila.
De acuerdo a la investigación hecha por la Union, el Día del Despertar o el Día de la Adultez, una bruja necesita drenar su poder mágico para reducir la influencia de la mordida. Además, las emociones de la bruja también son muy importantes, emociones positivas como la felicidad aumentan su resistencia. Para algunas brujas extraordinarias, la Unión despachaba personal para cumplirles sus deseos en su Dia de la Adultez.
Cuando Anna se enteró de esto, lo que solicitó fue que Roland la acompañara durante ese día.
“Gracias a Agatha me la estoy pasando muy bien” confesó Anna “No pude pasar mi Dia de la Adultez contigo, pero estoy reponiendolo en mi Día del Despertar.”
Al ver la expresión tan sincera de Anna, Roland casi se sonroja. Se aclaró la garganta, tomo un libro amarrado con un pequeño listo y se lo dio a Anna. “Un regalo por tu Día del Despertar.”
La razón por la que se apuro en escribir el libro de calculo avanzado era para terminarlo antes de este día. Para una bruja, el Día del Despertar era mucho más importante que su cumpleaños, era casi considerado como un renacer. Roland siempre había tenido problemas para dar regalos y esta vez tambien fue difícil. Después de romperse la cabeza pensando que regalar, decidió que el mejor regalo para Anna era darle ‘conocimiento’. Anna tenia talento y apetito para aprender nuevas cosas, así que decidió darle un regalo afín.
Al recibir el libro con cubierta naranja, Anna no lo abrio instantáneamente como lo había hecho en muchas ocaciones anteriores. Lo coloco a un lado junto con el otro libro que estaba leyendo “Gracias”
“¿Ya acabaste de leer el libro de historias?”
“Todavía no, pero quiero escuchar algo especial.”
“¿Especial?” pregunto Roland algo sorprendido.
“Si, tu historia. La vez pasada me quede dormida muy rápido mientras escuchaba y hoy espero poder continuar escuchándola.”
‘Se refiere a la vez que estábamos acostados en la cama juntos?’ Roland de repente tuvo el impulso de contarle todo y dejar de ocultar su verdadera identidad. “¿Recuerdas que una vez te dije que solía vivir en una enorme ciudad? Y esa ciudad no era ninguna del Reino Graycastle.”
“Lo se.”
“Huh?” la respuesta de Anna le sorprendió de nueva
“Cuando pensaba en tus historias, me di cuenta que no pudieron haber pasado en la Ciudad del Rey.” contestó Anna con una sonrisa “No se te olvide que he leído varias veces las Crónicas de Graycastle.”
“¿Ah si? Bueno de hecho yo…” Roland dudo un poco antes de continuar
“No tienes que decir nada” lo detuvo Anna “Estas dudando, lo que significa que no es algo fácil de decir, ¿no es cierto? Entonces no digas nada. Además no es difícil de adivinar. Creo que no soy la única con este presentimiento. Mientras mas me acerco a ti, más fácil es sentirse así…eres diferente a todos los demás.” pauso un momento y luego continuo. “Que tal si…hacemos una apuesta”
“¿Una apuesta? ¿En que?”
“Hay que apostar que tanto puedo adivinar de la historia de tu vida”
Roland recordó un juego que solía jugar cuando era pequeño: capsula del tiempo. “El juego funciona así: escribes una nota para el futuro, la pones en una lata y después de un número determinado de años la sacas…aunque muchas de las latas desaparecen, al ver lo que se había escrito años antes en las que si encontraban te daba una sensación especial.”
Roland no pregunto por la apuesta y solo pensó ‘no importa quien gane o pierda, ya que probablemente lo hizo para reconfortarme en lugar de averiguar mi verdadera identidad’ tenía que admitir que de todas las brujas, Anna era quien lo entendía mejor.
“Trato hecho” asintió Roland
“Donde nos quedamos la ultima vez?”
“Nos quedamos cuando estudiaba bajo mi mentor…empecemos de ahí” Rio Roland.
Cuando la luz del amanecer iluminó el cielo, Anna empezaba con mucha paz su primer Día del Despertar desde que se volvió adulta.