A medida que pasaba la noche, un suave rayo de luz se asomó por las rendijas de las cortinas.
Era el amanecer.
Agatha apenas había dormido en la noche. Su cabeza había estado dando vueltas con las palabras que Nightingale le había mencionado.
“Los mortales de este continente son los más poderosos.”
“Tantas cosas pueden cambiar en 400 años. ¿Por qué no puedes dejar las ideas del pasado atrás?”
“Todavía tienes mucho tiempo por delante. Puedes confirmarlo con tus propios ojos.”
Agatha se levantó de la cama y caminó hacia su perchero, tomo con su mano la túnica de Sociedad de Investigación de Taqila. Mientras recordaba haber obtenido la aprobación unánime de las Tres Brujas cuando se ganó esa túnica, su espíritu salto de alegría. Explorar los misterios del poder mágico había sido siempre su búsqueda de por vida, y el lema más venerado de la Sociedad era la “La Existencia es la verdad”. Así que, si esos mortales realmente pudieran probar su habilidad…
Agatha se puso su túnica, abrió la puerta y caminó hacia el gran salón.
“En cualquier caso, probablemente soy la última miembro de la Sociedad, así como la única sobreviviente de Taqila. Si quiero reconstruir una nueva Ciudad Santa, me tomará más de un par de días. Pero antes de eso, podría echar un vistazo a lo que ese príncipe mortal puede ser capaz, al tener brujas a su disposición”.
Después del desayuno, Agatha, acompañada por Wendy, fue a la oficina del príncipe de pelo gris.
De un vistazo, el Príncipe no se veía diferente de la gente de hace 400 años. Sin embargo, tenía un aura a diferencia de un mercenario común, comerciante o granjero, pero también era diferente de Kaff, su jefe guardián familiar. Sólo era suficiente una mirada para ver a través de ese tipo de personas, cuyos pensamientos más profundos eran generalmente muy fáciles de leer, como si fueran sólo símbolos en un pedazo de papel. Sin embargo, ella no podía percibir al príncipe de la misma manera, especialmente sus ojos. Aunque eran unas simples pupilas grises, parecían estar llenas de indescriptible resplandor y confianza. Y lo que era más importante, su confianza no era de optimismo ciego. Exudaba una especie de calma y tranquilidad más allá de la edad. Como si hubiera vivido… miles de años, y supiera todo lo que había en este mundo como la palma de su mano.
¿Por qué me siento así?, Él es Roland Wimbledon. Pensó Agatha, memorizando en silencio ese nombre.
“¿Cómo dormiste anoche?” Sonrió. “¿La harina de avena y los huevos fritos de 400 años en el futuro se adaptaron a tus gustos?”
“Es así, pero habría sido mejor que no hubieses dejado entrar a esa bruja en mi habitación.”
Se quedó aturdido por un momento, y agitó su cabeza resignadamente. “Está bien, llamará la próxima vez. Por cierto, si deseas dar un paseo por las afueras para explorar el pueblo y las costumbres de la gente, puedo pedirle a Nightingale que te muestre el lugar. Si quieres leer libros de historia, puedes preguntarle a Scroll; ella ha guardado todos los libros que ha leído en su mente.”
“¿Costumbres de la gente?” Agatha frunció el ceño, “Con el peligro de los diablos que se avecina sobre nosotros, me encantaría ver cómo tienes la audacia de afirmar que los mortales pueden derrotar a los diablos. Si no puedes evitar sus ataques, toda la historia y las costumbres no tienen sentido.”
El príncipe sonrió y dijo: “Comparado con la industria pesada, la industria ligera y el sustento civil son igual de importantes… ¿Por qué te interesan tanto los cañones?”
“¿Qué quieres decir con ligero y cañones?”
“Nada… No importa…” El Príncipe suspiró, “Pronto lo verás, vamos a probar nuevas armas esta tarde. Pero antes de eso, tengo algunas preguntas que hacerte sobre la Ciudad Santa de Taqila de hace 450 años.”
¿Probar nuevas armas? La mente de Agatha inmediatamente pensó en ballestas. Si simplemente había mejorado esas armas, no sería suficiente para derrotar a los diablos. Sin embargo, no dejó que su escepticismo se manifestara. “Pregunte lo que quiera.”
“Mencionaste que la Ciudad Santa de Taqila era una ciudad gobernada por brujas y que los mortales sin poder mágico sólo pertenecían a la clase más baja. ¿Cuántas comidas comían los mortales en un día? ¿Cuál era su alimento básico? ¿Comían mucha carne?”
Agatha quedo aturdida. Ella no esperaba que él hiciera tales preguntas. “También había rangos dentro de los mortales. Los mortales que servían a las Brujas Combatientes haciendo diligencias o protegiendo la ciudad tenían la misma posición que las brujas de apoyo más débiles. Debajo de ellos había granjeros y comerciantes, y por último esclavos y siervos.”
“De acuerdo con lo que preguntas, no tengo ni idea, ninguna bruja prestaba atención a lo que comían los mortales. En cuanto a los guardias y sirvientes de mi torre, todos recibían tres comidas al día. Excepto por los “Meses de los demonios”, comían carne una vez a la semana.”
“¿Cuál era su salario?”
“¿Qué es eso, salario?” Frunció el rostro. “Se convirtieron en mis ayudantes y juraron servirme de por vida, y a cambio les di refugio y comida, y les impartí mi conocimiento. No necesitaban otra compensación”.
“Ya veo”. El príncipe garabateó todo furiosamente en un pedazo de papel y preguntó:”¿Las brujas participaban en la agricultura, la ganadería o fundición de hierro?”.
“Por supuesto, todas esas cosas eran hechas por brujas de apoyo,” contestó Agatha. “Aunque sólo eran brujas de apoyo, eran muy superiores a los plebeyos: si los plebeyos manejaran los trabajos solos, nunca podrían satisfacer las necesidades de la Federación.”
Ese ida y vuelta de preguntas y respuestas duró casi media hora. Parecía estar especialmente interesado en las necesidades básicas de la vida de las principales ciudades de las brujas y hacía preguntas extremadamente detalladas, que confundían a Agatha sin fin. “Comparado con esos asuntos insignificantes, ¿no le preocupan los diablos los cuales han conquistado más de la mitad de la región del amanecer y están a punto de atacar de nuevo?”
El Príncipe se detuvo un momento y le entregó sus notas a Scroll. “¿Dijiste que eras miembro de la Sociedad de Investigación y que esa sociedad estudiaba específicamente Piedras Mágicas y el poder mágico?”
Finalmente, hizo una pregunta decente. Agatha asintió: “Sí, la llamada Piedra Mágica es una trasformación de la Piedra Represalia de Dios, y puede suprimir la habilidad de una bruja, pero también puede darle poderes únicos.”
Esa respuesta dejo a todos en estado de shock. La bruja que se hacía llamar Tilly pregunto inmediatamente: “¿Cómo se hacen?”
Agatha finalmente sintió la importancia que le estaban dando por su vida pasada, por lo que se mostró muy complacida: “Durante los últimos 400 años, la Sociedad de Investigación hizo sacrificios interminables para perseguir el secreto de la relación entre el poder mágico y las piedras mágicas. Puedo compartirlo contigo, pero también debes compartir tu conocimiento para aumentar las probabilidades de despertar de brujas a cambio.”
Tilly y Roland intercambiaron una mirada: “No hay problema, pero sigo confundido por una cosa.” Levantó su mano izquierda, y el cristal azul en su dedo brilló con una llamativa luz. “Esta Piedra Mágica fue descubierta en unas ruinas antiguas y me permite volar – no hay duda de que este tipo de Piedra Mágica es inmensamente poderosa. Al luchar contra los diablos, les dará a las tropas una ventaja tanto en ataques como en retiradas. Sin mencionar que ahorra bastante tiempo durante los viajes.” Se detuvo: “Entonces, ¿por qué cuando hiciste tu retirada del ataque de los diablos huiste de pie? ¿Cómo es que ni siquiera una bruja como tú, no tuviera una Piedra Mágica tan conveniente?”