RW 294 – El ataque de los Diablos Comienza

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En las primeras horas de la mañana del día siguiente, todos empacaron sus pertenencias del campamento para emprender su viaje una vez más.

Roland también descubrió un detalle: incluso aunque durmieron en el desierto, la apariencia de las brujas no se veía afectada en lo más mínimo, algo que obviamente no fue el caso para él. Incluso sin mirarse al espejo, sabía que su cabello estaba hecho un desastre, y debido a su insomnio, su rostro carecía de color, al igual que su piel que que se encontraba cubierta por una capa de sudor semiseco, que estaba pegajosa cuando se tocaba. Todo eso, probablemente le dio un aspecto desanimado y abatido en los ojos de todas las otras personas. Solo después de lavarse la cara y enjuagarse la boca con un poco de agua de su bolsa de cuero, pudo finalmente aliviar la sensación de malestar que tenía.

Roland ya echaba de menos el agua de su amplia ducha en el castillo.

Una hora más tarde, siguiendo las indicaciones de Lightning el globo llegó a la ubicación predeterminada: el lado de la montaña cubierta de nieve. Mientras flotaban sobre el vasto mar, la gente del grupo podía ver la escena detrás de la montaña.

Era como había mencionado Lightning, el paisaje al fondo de la montaña se encontraba cubierto por una neblina roja, y una presión atmosférica de niebla muy baja, su color se hacía más profundo cuanto más cerca estaba del suelo. Para ver más lejos, Roland hizo que el globo de aire caliente siguiera subiendo para poder ver una parte de la tierra plana y seca que se extendía al final del horizonte.

“¿Hay algo que puedas descubrir?” Roland pregunto en dirección a Sylvie.

Esta última negó con la cabeza y dijo: “No, está demasiado lejos. Está más allá del alcance del Ojo de la Verdad.”

“Entonces, esperemos a que Soraya haga un dibujo de la escena antes de acercarnos más”, ordenó Roland.

Mientras esperaban que Soraya terminara el dibujo, Roland usó unos binoculares para mirar la línea costera. Aparte de los acantilados y la playa rocosa, no había muelles, zonas de anclaje u otros edificios hechos por el hombre. A pesar de que había Diablos en ese lugar, no habían construido barcos para atacar a Graycastle desde el mar. Al observar eso, se sintió algo aliviado.

Con el globo de aire caliente acercándose lentamente a la tierra, Sylvie finalmente pudo ver la situación real y le dio su informe. Probablemente, un poco más de diez millas del mar, pudo ver una pila de edificios de piedra negra, con una forma triangular parecida a una aguja.

“Eso es exactamente lo que vimos del espejismo en el páramo bárbaro”, Wendy, incapaz de contener sus emociones por más tiempo, exclamó en voz alta: “¡Este es realmente un territorio de los Diablos!”

“Pero la altura es claramente incorrecta”, dijo Soraya con el ceño fruncido, “Las agujas del espejismo eran tan altas como a cien metros. Además, no estaban cubiertas por una niebla roja. Se supone que son más altas que todas las colinas circundantes.”

“Tal vez, en ese momento, vieron una Ciudad de los Diablos, y lo que vemos aquí, ¿está más cerca de la verdadera Ciudad de los Diablos?”, Anna cuestiono.

Por lo tanto, podemos concluir que los Diablos poseen un tipo de sistema urbano intacto y único, y que también pertenecen a una especie más evolucionada que está ansiosa por expandir su territorio y matar? Roland pensó para sí mismo, por favor, no debe haber demasiados de ellos, “¿Qué puedes decir sobre el interior de esas agujas?”

“Uh… la mayoría de esas torres están vacías, mientras que algunas están llenas de algún tipo de líquido… espera!” Sylvie se sorprendió, al principio incapaz de creer lo que estaba viendo, antes de gritar: “Rápidamente vámonos, los Diablos nos encontraron!”

“¿Nos descubrieron?” Roland una vez más levantó sus binoculares, pero todo seguía de un color rojo oscuro, por lo que era imposible para él ver todo claramente.

“Comenzaron a moverse”, Sylvie gritó nerviosamente. “Antes, todos se encontraban enterrados en el suelo, y solo la tubería en su espalda estaba expuesta. Allá… ¡hay Diablos que comenzaron a volar!”

“¡Wendy, retrocede a toda velocidad!” Ordenó Roland.

El viento comenzó a soplar con fuerza desde el costado, el movimiento repentino del globo causo que la canasta se inclinara hacia un lado mientras que las cuerdas que se tensaron emitieron un crujido.

Sin embargo, la siguiente advertencia de Sylvie causo que el corazón de todo el mundo se congelara.

“¡Dos demonios están corriendo en nuestra dirección, y tienen monturas que pueden volar!”

¡Al diablo con eso! Estos tipos tienen monturas voladoras? Roland miró con los ojos muy abiertos hacia la niebla roja. Esto está en contra del sentido común, si son capaces de llevar una persona alta y voluminosa en la espalda, ¿qué tan grandes son esas monturas?

Sin embargo, al poco tiempo vislumbro dos puntos negros dentro de su campo de visión. Mirando a las bestias demoníacas a través de sus Binoculares, solo fue capaz de ver la silla de montar en la cadera, sus afilados colmillos y su cuerpo sin pelo, con una forma básica que era similar a las aves. Si él no se encontraba equivocado… ¡entonces en realidad eran dos especies mixtas de bestias demoníacas!

“Cabeza bajo suelo, aterrizaremos lo más pronto posible”, Roland pudo decir esas pocas palabras a través de sus apretados dientes.

Por ahora, esa era la idea principal. Nunca pensó que los Diablos poseyeran algún tipo de montura para perseguirlos por el aire, y además, la única que podía luchar mientras volaba era Lightning. Pero cuando observo su rostro pálido, supo que no había ninguna esperanza para que ella ganara esa batalla. Una vez que los alcanzaran, incluso si el otro lado simplemente tuviera una colisión contra el globo, podía quitarle la vida a todas las brujas, incluso si el recubrimiento fuera lo suficientemente robusto como para resistir el impacto y el embiste de las bestias demoníacas, bajo los violentos temblores resultantes, era muy probable que todos cayeran de la canasta y cayendo al mar como piedras.

Y a esa altura, no habría diferencia entre golpear tierra firme o caer al mar.

En esos momentos los Diablos ya habían llegado tan cerca del globo que, incluso sin la ayuda de los binoculares, Roland ya era capaz de ver a esas especies mixtas aladas junto al enemigo grande y robusto que llevaba en la espalda.

“Ten cuidado”, grito Sylvie de nuevo. “¡Se están preparando para lanzar sus lanzas!”

Cuando escuchó la advertencia, su mente repentinamente se inundó con las escenas de las batallas previas que habían sido descritas por Leaves- la última vez que el enemigo actuó de esa manera; tomaron la vida de Scarlet en un instante.

No pudo ver el brazo del diablo extenderse; ni siquiera vio la lanza entrante. Sin embargo, en el momento en que Sylvie emitió su advertencia, Anna extendió sus manos, y controló su fuego para formar un escudo extremadamente delgado para bloquear la parte delantera de la canasta.

Un fuerte sonido de “bang”, “bang” sonó un momento después.

Anna soltó un gemido suprimido, y retrocedió dos pasos, mientras su fuego negro se rompía como vidrio, en numerosas piezas. Las lanzas se convirtieron en hierros medio quemados, y cayeron en el mar lejano.

Ella había usado una densa cortina de fuego negra para bloquear el ataque.

Las otras brujas suspiraron de alivio; solo Roland seguía preocupado, después de todo, sabía que cuando usaba su habilidad de esa manera, consumía en gran medida su poder mágico. Eso era algo, que Roland ya había notado cuando miraba como fundía el acero. Si lo usara solo para calentar o cortar, su gran cantidad de poder mágico nunca se acabaría. Sin embargo, una vez que expandiera su influencia al nivel macro y tratara de formar un cuerpo denso para influenciar todo el objeto de una sola vez, la cantidad de poder mágico que requería se multiplicaría exponencialmente. Por ejemplo, cuando usaba su llama negra como un horno, al evitar que el acero fundido fluyera hacia la pared exterior, aumentaría su consumo de magia. Y si quería crear un horno de fuego negro, incluso Anna podía aguantar solo unos minutos.

Por lo tanto, era obvio que la barrera acababa de consumir gran parte de su poder. Si lanzaran sus lanzas dos veces, Roland temía que incluso calentar el aire para el globo fuera imposible para ella.

Parecía como si los diablos hubieran sido sorprendidos por la escena que habían presenciado. Porque en lugar de hacer un seguimiento con otro ataque, eligieron ponerse a ambos lados del globo, como si estuviesen esperando el momento adecuado. Ahora que estaban tan cerca, era la primera vez que Roland era capaz de ver la apariencia feroz del enemigo: era exactamente lo mismo que en la imagen. Usaban cráneos de bestias demoníacas como cascos, y sus ojos estaban cubiertos con piezas de cristal rojo escarlata, también tenían una tubo de cuero que corría desde la barbilla, y pasaba por su cuello, hasta el caparazón en su espalda.

Mientras tanto, las otras brujas ya habían sacado sus revólveres, pero como la canasta se balanceaba constantemente era imposible golpear a un enemigo que se movía a tanta velocidad. Incluso después de agotar dos cartuchos de balas, no habían podido alcanzar el objetivo.

En ese momento, los brazos del Diablo se extendieron una vez más, solo que esta vez, habían optado por atacar desde el frente y desde atrás.

Ni siquiera había tiempo suficiente para que Anna viera al enemigo a sus espaldas, así que cuando convocó su llama negra, todo lo que pudo hacer fue cubrir un lado. Sin embargo, aunque Roland no pudo seguir el camino de la lanza con sus ojos, instintivamente supo que la lanza había sido dirigida contra ella. Él casi inconscientemente jalo la espalda de Anna para apartarla del camino, antes de que sintiera un impacto en su hombro, como si alguien lo hubiera golpeado ferozmente con un martillo. Todo su cuerpo se elevó en el aire y se estrelló contra la pared de la canasta.

El estallido de dolor insoportable casi lo desgarró, seguido por una fuerte sensación de mareo, como si su conciencia lo estuviera dejando.

Roland apretó fuertemente los dientes y giró la cabeza hacia un lado, solo para ver que en el lugar donde debería haber estado su hombro, ahora solo quedaba una gran brecha: el agujero en la canasta a su espalda era suficiente para mostrar el poder de ese golpe.

Esa última ronda de ataques había arrancado por completo la esquina de la canasta. Mientras la sangre incesante que brotaba de la herida teñía su ropa de roja.

“¡No!” El llanto desgarrador de Nightingale fue lo último que pudo escuchar antes de perder el conocimiento.

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