Capítulo 316 – TBATE – Punto de Vista de Ellie: Más por hacer

Un buey bramaba cerca. Un ave distante gritó enojado, probablemente nuestra batalla había perturbado su paz. Mi propio corazón golpeaba audiblemente contra mi caja torácica, pero podía escuchar el de Tessia y el de Curtis también, lo cual se sentía mal de alguna manera, casi como una invasión de su privacidad.

 

Debajo de estos ruidos, había algo más. Una voz tenue y temerosa susurró una oración en Vritra.

 

Giré, una flecha ya en mi cuerda, y la solté justo más allá de la cadera de Curtis. Mi flecha golpeó a un joven soldado Alacryan que se había escondido, haciéndose el muerto, detrás de una de las ruedas del carro. Había estado preparando un hechizo dirigido a la espalda de Curtis.

 

Tessia y Curtis se voltearon, el mana condensándose en preparación para sus hechizos, pero el soldado estaba muerto.

 

Curtis se volteo hacia mí y alborotó su cabello, luciendo un poco avergonzado. “Gracias”, dijo en voz baja.

 

Tessia me miró a los ojos y asintió bruscamente.

 

A estas alturas, la mayoría de los otros miembros de nuestra fuerza de asalto, los que habían sobrevivido, salían de los árboles.

 

“Nos aseguraremos de celebrar más tarde”, dijo Tessia, su voz se escuchó claramente mientras lanzaba una mirada dura a sus soldados. “¡Por ahora, liberemos a estas personas!”

 

Así, todos se pusieron en movimiento, rompiendo las cerraduras, liberando a los prisioneros y rompiendo sus esposas.

 

Tessia vaciló antes de alejarse para supervisar a sus soldados. “¿Estás bien?”

 

“Estoy bien”, dije, dejando que mi Voluntad Bestia se desvaneciera. Por un momento, fue como si alguien me hubiera puesto una manta sobre la cabeza, pero mis sentidos se adaptaron rápidamente. “Sus ataques ni siquiera se acercaron.”

 

Tessia sonrió con su cálida sonrisa, me saludó y dijo: “Buena pelea … soldado.”

 

Devolví el saludo con torpeza y Tessia se marchó.

 

Skydark: El “saludo” es un saludo militar…..

 

Boo me acarició con la nariz y yo me incliné hacia delante y presioné mi frente contra la suya.

 

“Parece que nos volvemos más cercano, ¿no es así, amigo?” Dije con un suspiro antes de que mi mirada pasara por delante de él, hacia el joven Alacryan que acababa de matar.

 

Traté de apartar la mirada, de distanciarme internamente como lo había estado haciendo hasta ahora.

 

Pero no pude. Seguí mirando al hombre, que parecía solo unos años mayor que yo … la edad de Arthur.

 

Fue cuando su cuerpo fue llevado por nuestros soldados, que pensé, ya que le había visto. Los ojos en blanco y sin vida que aún estaban abiertos por la sorpresa.

 

Aparté la mirada, tropezando con el suelo en el proceso. Me arrastré hasta el árbol más cercano que pude encontrar y arrojé mi última comida mientras las lágrimas nublaban mi visión.

 

Boo se sentó detrás de mí, consolándome y ocultándome de todos los demás mientras yo sollozaba y vomitaba al mismo tiempo.

 

¿Cómo hizo esto Arthur? ¿Cómo es que Tessia, Curtis o alguien hizo algo tan espantoso como matar? Como asesinato.

 

Y, sin embargo, aquí estaba, después de haber matado a varias personas vivas, más preocupada de que todos me vieran llorar como un niño.

 

Un delicado toque en mi hombro me hizo saltar. Me di la vuelta y me encontré cara a cara con Kathyln, cuya mirada fría era inusualmente comprensiva.

 

Un fuerte hipo interrumpió mis sollozos y pude saborear los restos ácidos de mi vómito. Rápidamente me limpié los ojos y la boca, mientras trataba sin éxito de reorganizar mis rasgos faciales en una expresión menos vergonzosa.

 

“¿Cómo lo haces?” Dejé escapar otro sollozo. “¿Cómo es tan fácil para todos ustedes hacer esto?”

 

“Nunca es fácil y nunca debería ser fácil.” La una vez princesa me tendió el brazo para que lo tomara. “En cuanto a cómo lo hago, me temo que la respuesta de todos es diferente.”

 

Kathyln me dio una sonrisa solemne mientras me miraba. Era del mismo tipo que mi hermano solía tener … una sonrisa complicada que no obtuve hasta ahora.

 

‘¿Cuántos enemigos había matado Arthur?’ Me preguntaba. ‘¿Cuántos aliados había visto morir? Él siempre siguió adelante.’

 

Enjugando mis lágrimas una vez más, tomé a Kathyln del brazo y ella me condujo hacia la parte trasera de la caravana, donde los prisioneros estaban comenzando a ser liberados.

 

Cuando pasamos junto a los otros carros, cada uno rodeado por un puñado de nuestros soldados ayudando a la gente y tratando de quitar los grilletes que suprimen el mana, observé a los elfos liberados. Muchos se abrazaron unos a otros y a sus rescatadores. Muchos más lloraron, dejando que las lágrimas de alivio corrieran sin cesar por sus rostros. Otros miraban a su alrededor como en sueños, como si acabaran de despertar y todavía no estuvieran seguros de si lo que estaban viendo era real.

 

Un bramido asustado llamó mi atención sobre el buey lunar de aspecto indefenso que todavía estaba clavado en el suelo frente a uno de los carros, con las piernas atrapadas en el hechizo de los enanos. Me miró con tristeza.

 

Estábamos pasando por el tercer carro de la caravana cuando un elfo rubio alto, sin camisa, con moretones oscuros que decoloraban su rostro cayó de rodillas mientras le soltaban las esposas. Desde cerca, escuché a Tessia exclamar: “¡Feyrith!” y me detuve, obligando a Kathyln a soltar mi brazo.

 

Ella se volteó para mirarme mientras Tessia corría hacia el elfo arrodillado y se inclinaba para envolver sus manos alrededor de las de él. Kathyln rozó mi hombro mientras pasaba a mi lado, agachándose junto a ellos, con una mano descansando suavemente sobre la espalda de Feyrith.

 

Me acerqué unos pasos, sintiendo curiosidad por saber quién era este elfo ya que él podía llamar a ambas de estas princesas amigas.

 

“Feyrith, ¿qué te hicieron?” Preguntó Tessia con voz tensa. El elfo no solo tenía magulladuras en todo el rostro y la mayor parte del torso, sino que además estaba peligrosamente delgado; sus mejillas estaban delgadas, sus omóplatos sobresalían de su espalda y sus costillas eran claramente visibles.

 

Trató de hablar, pero el esfuerzo le hizo toser, lo que debió de ser doloroso porque su rostro se torció en una mueca. Rápidamente saqué una cantimplora de mi anillo dimensional y se la entregué.

 

Sus ojos verde pálido se detuvieron en mí por un momento antes de aceptar la cantimplora y tomar un largo trago. “Gracias”, dijo con voz ronca cuando me lo devolvió. “Me pareces … familiar.”

 

“Esta es Eleanor Leywin”, dijo Tessia en voz baja, todavía medio sosteniendo al mago elfo demacrado.

 

Las cejas de Feyrith se arrugaron. “Como…”

 

“Como la hermana de Arthur Leywin”, confirmó Kathyln, mirándome.

 

Los ojos de Feyrith se agrandaron y su expresión torturada se transformó en una sonrisa fantasmal. “¿Está el aquí? ¿Arturo?” Feyrith miró a su alrededor con esperanza, como si esperara ver a mi hermano aparecer entre la niebla, sonriendo y frotándose la nuca …

 

“Se ha ido”, dije, mi voz tan fría y sin emociones como la de Kathyln.

 

La expresión momentáneamente esperanzada de Feyrith se rompió. Cerró los ojos, hundió los hombros y hundió el rostro en el suelo. “Lo siento”, dijo, sus labios apenas se movían, las palabras no eran más que un susurro.

 

Los cuatro estábamos quietos, compartiendo un momento de silencio espontáneo por mi hermano. Por encima de nosotros, los árboles altos se inclinaban hacia adentro en una reverencia, como si incluso ellos sintieran lástima por nosotros, mientras nuestros soldados liberaban a los elfos encarcelados a nuestro alrededor.

 

Entonces Tessia habló de nuevo y el hechizo se rompió. “Vamos, Feyrith, tenemos que prepararte para teletransportarte de regreso al santuario.” El ruido regresó rápidamente y regresamos a la caótica escena de la apresurada emancipación de los elfos.

 

“¿Qué?” Preguntó Feyrith, entrecerrando los ojos en confusión. “¡No, tenemos que salvar el resto!”

 

“¿El resto?” Preguntó Tessia, levantándose y ayudando a Feyrith a ponerse de pie junto a ella.

 

Feyrith intentó dar un paso y tropezó. Se vio obligado a recostarse contra el vagón solo para pararse. “Venimos de un campamento en el norte. Una de las aldeas…. ha sido entregada a algún noble Alacryan.” El elfo maltratado hizo una pausa, sus ojos perdieron el foco, pero después de un momento negó con la cabeza y continuó. “Hay docenas… cientos… más prisioneros allí, esperando ser enviados a otras bodegas. Nuestra gente está siendo dividida como ganado y regalada a los Alacryans de rango alto.”

 

Cuando Tessia no respondió de inmediato, Feyrith le agarró del brazo con los ojos enloquecidos. Por un momento pareció medio loco. “Tenemos que salvarlos. Una vez que todos sean trasladados a los otros pueblos, repartidos por todo Elenoir …”

 

“Sería imposible rescatarlos a todos …” Tessia terminó, las comisuras de su boca hacia abajo en un ceño pensativo. “No tenemos la fuerza para asaltar un lugar fortificado, pero …”

 

“Pero las palabras del Comandante Virion están pesando en tu decisión, ¿verdad?” Kathyln interrumpió. “Puede que nos haya ordenado salvar a tantos elfos como sea posible, pero es seguro asumir que se refería al alcance de esta misión.”

 

“No lo hizo. En ese entonces, mi abuelo…. el Comandante Virion tenía esta desesperación que nunca antes había visto en él.” Tessia hizo una pausa por un momento antes de negar con la cabeza. “Discutiremos esto con los demás antes de tomar una decisión. Por ahora, deberíamos organizar a los elfos que necesitan regresar al santuario.”

 

Kathyln asintió con la cabeza, pero Feyrith parecía afligido. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, una elfa cercana, una de las prisioneras liberadas, tropezó y se arrojó a los pies de Tessia. “Por favor, princesa Tessia, mi familia aún está detenida en Eidelholm. ¡Tiene que salvarlos!”

 

El rostro sucio de la mujer se veía tan lastimero, tan horriblemente desolada y desesperadamente reverente, que supe que Tessia no pudo evitar decir que sí. En cambio, Tessia se inclinó. Se encontró con los ojos de la mujer con una mirada solemne.

 

“Mi deber como líder es hacer que todos los que salvamos hoy vuelvan a salvo”, dijo con severidad antes de presionar suavemente su frente contra la de la mujer. “Pero una vez que se haya logrado, consideraremos cuidadosamente nuestros próximos pasos, así que ayúdenme a hacer mi parte.”

 

El labio inferior de la mujer tembló mientras asentía con la cabeza, y con otra caricia alentadora de nuestro líder, se fue para unirse a los otros elfos que habían sido liberados.

 

La mirada de Kathyln siguió a la mujer, inexpresiva, pero Feyrith frunció el ceño, claramente esperando una respuesta más fuerte.

 

“¿Vas a ‘considerar’ tus próximos pasos? ¿Es así?” preguntó, los ojos enrojecidos por la ira. “¿Acaso te importa?”

 

Quería intervenir y decir algo, pero Tessia giró la cabeza con una mirada tan feroz que me encontré estremeciéndome.

 

“Por supuesto que me importa, y si estuviera sola, habría ido en un abrir y cerrar de ojos”, respondió con un tono helado. “Pero mi decisión aquí no solo me afecta a mí, por lo que debo hacer lo que pueda como líder.”

 

Feyrith abrió la boca como para refutar, pero simplemente se dio la vuelta.

 

Después de dejar escapar un suspiro, nuestra líder también se dio la vuelta. “Kathyln, ¿puedes reunir a tu hermano, Albold, Skarn y Hornfels?”

 

Kathyln asintió con la cabeza, su brillante cabello negro rebotando. “Por supuesto, Tessia.” Luego se desvaneció en el bullicio de la actividad que nos rodeaba.

 

Tessia y yo ayudamos a organizar los grupos de teletransportación. Teníamos doce medallones, y cada uno podía teletransportar a unas cincuenta personas de regreso al santuario a la vez. Aparentemente, Virion y la Anciana Rinia habían estado trabajando para aumentar la fuerza de los medallones desde que cayó Dicathen, aunque había sido vago en los detalles.

 

Mientras los soldados que activarían los medallones terminaron sus preparativos y dieron instrucciones a los elfos, Kathyln regresó con su hermano, los dos enanos y Albold. Tessia nos alejó un poco de los grupos que se agolpaban y noté que Feyrith nos observaba de cerca desde la multitud cercana.

 

Con un movimiento de muñeca, Tessia conjuró una cúpula de viento a nuestro alrededor para enmascarar nuestra conversación antes de hablar.

 

“Antes que nada, me gustaría felicitarlos a todos. Nuestra misión era asegurar y liberar a los prisioneros que estaban siendo transportados en esta caravana, lo cual hemos hecho”, declaró Tessia antes de que su mirada volviera a donde estaba Feyrith. “Pero recientemente me enteré por uno de los elfos que liberamos que eran solo una parte del grupo retenido en la cercana aldea de Eidelholm.”

 

Albold, Curtis y los hermanos Earthborn intercambiaron miradas de sorpresa antes de mirar a Tessia en busca de respuestas.

 

“Antes de irnos, el Comandante Virion insistió en que rescatáramos a la mayor cantidad posible de nuestra gente, para no ir en contra de las órdenes de hacer esto …” Tessia miró a Kathyln. “Pero también entiendo los riesgos de salirse del guion. Tengo un plan en mente, pero me gustaría escuchar las opiniones de todos.”

 

Kathyln habló primero. “Deberíamos reagruparnos en el santuario y regresar con los refuerzos adecuados.”

 

Curtis negó con la cabeza. “Para cuando hagamos todo eso, los Alacryans se habrán enterado de este ataque y estarán mucho más vigilados. Puede que ni siquiera sea posible volver y rescatar a los elfos en Eidelholm más tarde.”

 

“Sí, pero una victoria es una victoria”, insistió Skarn. “Como dijo Lady Tessia, cumplimos nuestra misión. No nos preparamos para un asalto mayor. No traje suficientes enanos, para uno.”

 

Albold asintió. “No es que no quiera salvar a mi propia gente, pero Skarn tiene razón. Es un gran riesgo asaltar un pueblo fortificado, incluso si nuestras bajas fueron mínimas en esta batalla.”

 

Quería opinar. Quería decir que deberíamos ir a Eidelholm. Tessia estaba en camino de abrirse paso hacia el núcleo blanco, Kathyln y Curtis estaban en la etapa inicial del núcleo plateado junto con los hermanos Earthborn, e incluso Albold, que todavía era un núcleo amarillo claro, no los ralentizaría. .

 

Pero las palabras quedaron atrapadas en mi garganta. Yo era el eslabón débil aquí y lo sabía.

 

Tessia finalmente habló, rompiendo el breve silencio entre nuestro grupo. “Iremos a Eidelholm.”

 

Curtis y yo nos alegramos por las palabras, pero nuestra líder levantó la mano.

 

“Pero …” ella continuó. “Nuestro principal objetivo es solo explorar. Lo que dijo Curtis fue correcto. Para cuando regresemos, nos preparemos y nos dirijamos a Eidelholm, los Alacryans estarán listos para recibirnos. Esta es la única ventana abierta para nosotros; una vez allí, podemos evaluar mejor nuestra posición sin exponernos a nosotros mismos.”

 

Después de una pausa, el resto del grupo comenzó a asentir con la cabeza.

 

“Bueno.” Tessia dijo con una leve sonrisa. “El resto de los soldados regresarán con los elfos liberados, lo que nos permitirá movernos mucho más rápido sin llamar la atención mientras reunimos información.”

 

No pude evitar la repentina sensación de hundimiento que sentí en mi estómago cuando me di cuenta de que Tessia probablemente no me incluía en ese grupo, pero me quedé callada.

 

Todos los demás estuvieron de acuerdo y nuestro grupo se separó para que la noticia se pudiera compartir con el resto de los soldados.

 

Me preparé junto a Boo cuando Tessia se volteó hacia mí, probablemente con la intención de enviarme de vuelta.

 

“Ellie. Si estás dispuesta a hacerlo, me gustaría tomar prestados tus agudos sentidos y los de Boo.”

 

“No voy a volver. Quiero ir con…” Fruncí el ceño. “Espera, ¿qué dijiste? ¿Puedo ir contigo?”

 

Una sonrisa se dibujó en los bordes de los labios de Tessia cuando vio mi confusión. “Solo si estás dispuesta.”

 

Boo y yo compartimos un asentimiento decidido antes de voltearme hacia Tessia. “¡Por supuesto que estoy dispuesta!”

 

Con eso resuelto, ambas dirigimos nuestra atención a las personas que se teletransportarían de regreso al santuario.

 

Enviábamos a los prisioneros rescatados en tres grupos. Aquellos de nosotros que nos moveríamos a Eidelholm nos quedamos con los otros nueve medallones para recuperar tantos elfos como fuera posible.

 

Había más de una docena de magos entre los elfos rescatados, y todos, incluido Feyrith, se ofrecieron voluntarios para ir a Eidelholm, pero Tessia se negó rotundamente. Ninguno de ellos estaba en buenas condiciones para luchar.

 

Tessia, Curtis, Kathyln, los Earthborns, Albold y yo nos quedamos fuera del alcance de los medallones. Grupos de prisioneros elfos se reunieron alrededor de nuestros soldados restantes, tres de los cuales tenían medallones y habían sido entrenados para activarlos.

 

La mayoría de los hombres y mujeres que vinieron con nosotros regresaban. A los que no sobrevivieron a la pelea se los había colocado entre las raíces de los árboles para que pudieran reunirse con la tierra donde habían nacido.

 

Observamos solemnemente cómo el primer grupo activaba su medallón. Una cúpula violeta translúcida se iluminó a su alrededor, irradiando desde el disco plano que un elfo alto sostenía sobre su cabeza. La misteriosa energía etérica zumbaba, un sonido que podía sentir en los pequeños pelos de mi nuca.

 

La cúpula comenzó a fracturarse en rayos individuales que cayeron sobre cada persona dentro como focos violetas. El soldado que sostenía el medallón pronunció una orden y, de repente, las personas que estaban dentro de esos rayos se disolvieron en el aire.

 

El siguiente grupo se fue, llevando consigo los bueyes lunares liberados de regreso al santuario. El último grupo repitió este proceso, hasta que solo quedamos nosotros siete y nuestros dos vínculos de bestia de mana.

 

Un manto de silencio cayó sobre el bosque brumoso y crepuscular. Soplaba un viento suave, y por un momento se reveló el cielo azul profundo. Las primeras estrellas centellearon en su interior.

 

El peso de mi decisión de quedarme atrás permaneció, pero no me arrepiento. Aquí, no era solo la hermana de Arthur. Aquí afuera, estaba marcando la diferencia.

 

Tessia dio un paso adelante, su cabello plateado oscuro reflejó el reflejo de la luna. “Movámonos.”