La escena a mi alrededor parecía congelada en el tiempo.
El rostro de Richmal estaba atónito, su enfoque en la magia se deshacía mientras observaba con asombro. A su lado, Ulrike resplandecía con luz interna, más y más maná brotaba de ella, la red de electricidad se hacía más brillante en coordinación con sus esfuerzos. Sus ojos carmesíes me evitaron mientras se concentraba en su hechizo, los músculos de su mandíbula trabajando mientras rechinaba los dientes.
Detrás de ellos, Ifiok se hundió, el sudor le corría por la cara, los restos de su brazo colgaban fláccidamente a su costado, su maná canalizado se desvanecía hasta la nada.
Blaise y Valeska se habían retirado hacia abajo por el túnel hacia Vildorial, y Blaise estaba manipulando a tientas un Portal de Salto Temporal. El dispositivo familiar en forma de yunque zumbaba mientras recolectaba y condensaba maná.
Yo aun me estaba recuperando de mi descubrimiento de la interacción entre el éter y el maná. A pesar de que todavía no entendía completamente de lo que Realmheart era capaz, no tenía tiempo para cuestionar lo que estaba haciendo. Me costó un esfuerzo tremendo levantar un pie y colocarlo delante del otro. Aún quedaban cinco Espectros mitad Vritra con los que lidiar, y podía sentir que la fuerza vital de Regis se debilitaba por momentos.
El campo orbital de púas y relámpagos de color negro azulado se movió a medida que me movía, girando mientras pasaba, mi éter contenía y redirigía el maná que formaba los diversos hechizos. La fuerza de mi voluntad se comparó con la de los tres magos opuestos. Tuve que mantener un control más fuerte sobre el éter de lo que ellos podían imponer sobre su maná, pero también había algo más, cierta resistencia del éter que aún no entendía.
Moverme a esa corta distancia hasta Regis agotó incluso mi físico asura de su stamina y fuerza inhumana, y cuando llegué a la jaula de relámpagos, mis piernas temblaban. Liberé el charco de lodo ácido, el cual volvió a salpicar y luego se hundió entre las grietas de las baldosas de granito y desapareció.
Richmal jadeó y tomo una respiración profunda y desesperada, como si hubiera estado aguantando todo el tiempo. “¡Valeska! ¡Vete, ahora!” Grito, su voz áspera.
Liberando éter de mi núcleo, lo manipulé alrededor del hechizo de Ulrike, buscando una vez más la cortina metafórica que separaba los dos poderes. Era como en la piedra angular, cuando practicaba con Ellie. Tuve que dejar que mi mente se reenfocara, cambiar mi perspectiva. Three Steps también me había dicho una vez algo muy similar, e incluso las lecciones de Kordri requerían que experimentara el movimiento y la interacción de nuestros cuerpos de manera diferente.
Quizás a eso se reducía todo el conocimiento: nuevas experiencias que cambiaban ligeramente la perspectiva de uno, revelando más de un mundo que ya estaba allí, pero que no podíamos ver.
Se me cortó la respiración y mi mente titubeo, y me jalé de vuelta al momento. Docenas de venenosos dardos de baba me siseaban en el aire.
Levanté la mano, muy lentamente, mi fortaleza mental se agotó y dreno. Los dardos se abrieron, su camino cambió mientras me rodeaban por ambos lados, y dejé escapar un suspiro simultáneamente lleno de asombro y fatiga. Podía sentir dónde interactuaba cada partícula de maná y éter, cómo el éter se apoderaba del maná y lo redirigía para crear una unión simpatizante momentánea de las dos fuerzas.
Pero yo también estaba cargando con la fuerza combinada de todo ese maná, tratando de mantener cada uno de los hechizos individuales por separado en mi mente y, cuando los dardos se curvaron para evitarme, me vi obligado a liberar mi control sobre las púas y la telaraña de rayos que los demás Espectros habían usado para inmovilizarme.
El campo de púas negras se disparó salvajemente, casi empalando a Ifiok y chocando contra el escudo de Ulrike. El relámpago, en el que ella había seguido vertiendo maná hasta que ardía al mirarlo, se condensó en un solo rayo y golpeó el suelo, explotando en un destello cegador.
La cámara tembló.
Volviendo mi atención rápidamente a la pequeña jaula de rayos, busqué el lugar donde las dos fuerzas se movían para permitir la presencia de la otra, y tiré, quitando el control de la pequeña jaula lejos de Ulrike. Esta se partió y chamuscó el aire cuando lo aparté de Regis. La voluta se balanceaba como un ebrio mientras flotaba alrededor de mis tobillos. Extendiendo la mano, cerré mi puño a su alrededor. Se hundió en mi carne y se deslizó hacia mi núcleo.
Regis no respondió a mi repentina presencia, pero pude sentir su conciencia, distante e inconsciente pero viva. Solo podía esperar que se recuperara si sobrevivíamos a esta batalla.
El maná brilló desde el pasillo cuando el Portal de Salto Temporal comenzó a activarse.
El maná brillante era claro, al igual que el contorno del éter atmosférico que se movía para rodearlo. Valeska tembló cuando se inclinó hacia el maná, con la mano extendida, las yemas de los dedos rozaron la superficie del portal mientras esta se manifestaba.
Extendí la mano, mi mano enguantada curvándose en una garra mientras intentaba apoderarme del portal. El éter saltó a mi orden, contrayéndose alrededor del portal y comprimiendo el maná. La magia del Portal de Salto Temporal se capturo, dejando el portal a medio formar ondeando tenuemente en el aire.
“No puedo pasar,” gritó Valeska mientras arañaba la superficie del portal.
“¡Acaben con él!” La voz profunda de Richmal se quebró mientras rugía, y los hechizos llovieron sobre mí desde todas las direcciones.
El hierro y el fuego rompieron contra mi armadura y mi revestimiento etérico. Los relámpagos y el ácido rebotaron a un lado, estallando o quemando el suelo, destrozando la piedra con la furia y el fuego infernal de mis enemigos.
Pero con la mayor parte de mi enfoque en distorsionar la fuerza el Portal de Salto Temporal, era todo lo que podía hacer para desviar incluso la mitad de sus ataques. Quemaduras de ácido y rayos me marcaron la cara y púas de metal atravesaron tanto la armadura como la carne. Mi cara y mi cráneo ardían donde la púa de metal lo había atravesado antes.
Se estaba enfocando demasiado éter a través de Realmheart para defenderme contra los hechizos de los Espectros y el portal.
Pero sabía que no podía dejar que los Espectros se retiraran. Ni siquiera uno.
En manos de Agrona, la información era un arma. No podría darle eso. No podía dejarlos escapar para que le informen sobre mis habilidades.
Todos tenían que morir.
Ulrike se estaba reposicionando para interponerse entre el portal a medio formar y yo. Su pierna, envainada en un molde de maná puro que chisporroteaba y saltaba con cada movimiento sutil, se arrastraba sin fuerzas detrás de ella. El brazo de Richmal estaba presionado sobre una enorme herida abierta en su costado donde la armadura, la carne, el hueso y los órganos habían sido limpiamente removidos revelando fragmentos afilados de costillas que sobresalían a través de un desastre carnoso rojo, una herida causada por el último estallido desesperado de Destruction de Regis.
Destruction.
Dudé incluso cuando un hechizo tras otro me golpeaba, desviando lo que podía, absorbiendo el resto, el dolor a la vez que lo abarcaba todo y nada en absoluto mientras me enfocaba más allá de eso hacia la cosa que esperaba dormida en la forma misera de Regis.
No había intentado usar la runa divina por mi cuenta desde la zona del espejo, pero incluso entonces Regis había estado consciente, volando hacia mi mano para ayudarme a concentrar todo mi éter en una dirección específica. Sabía muy bien los riesgos de usarlo ahora, sin Regis para ayudarme a enfocarlo y controlarlo. Con la abundancia de éter en mi núcleo de doble capa, podría quemar todo Vildorial.
Los hechizos se estaban volviendo más aleatorios y alocados, sus movimientos entrecortados y difíciles de seguir, y me di cuenta de que Ulrike estaba imbuyendo su maná de atributo relámpago en los hechizos de los demás. La fusión de magia resultante fue más rápida, más salvaje y mucho más difícil de contrarrestar.
Mientras los relámpagos infundidos de agua salada ardiente me golpeaban como fuego de cañón, y mi mente atormentada por el dolor luchaba por mantener la concentración, comprendí que no había otra opción. No podría defenderme del bombardeo y mantener el control sobre el portal y luchar contra el resto de ellos.
Eventualmente, mi enfoque se deslizaría, el portal se abriría y uno o más de los Espectros escaparían.
Incluso entonces, aun así, tendría que derrotar a los demás. Pero, ¿Qué los mantendría luchando? Si ellos se retiraran a la ciudad y me hicieran pelear en la gran caverna…
Imaginé el poder de estos mestizos Vritra desatado sobre la gente indefensa de Vildorial. Si eso sucediera, nada más importaría.
Apreté los puños. La runa divina contenida en la esencia de Regis cobró vida con hambre y poder, y las llamas violetas cobraron vida en mis manos, emitiendo un aura brillante, dentada y mortal.
Un espasmo de dolor vino de mi espalda donde la runa Realmheart ardía con luz dorada, y mi visión y sentido de maná se sacudieron. Me encontré desprevenido por la dificultad de mantener ambas runas divinas, pero no podía liberar Realmheart. No todavía.
En algún lugar en el fondo de mi mente, consideré que el hambriento y ansioso poder de Destruction era todo lo que necesitaba.
Levanté mi mano.
Destruction se tambaleó hacia adelante, salvaje, incontroladas llamas expandiéndose y devorando mientras arrojaban su furiosa luz a través de la cámara.
Las púas de hierro de Ifiok avanzaron para confrontarlo. Llamas moradas corrieron a través del metal negro, deshaciendo su magia mientras saltaba de púa en púa, persiguiéndolas de regreso a su fuente. Liberado de la visión más compatible de Regis, Destruction se precipitó salvajemente, como una estampida de sementales en llamas, e Ifiok comenzó a gritar. Este corrió por su brazo y a través por su pecho, convirtiendo su carne, sangre y maná en luz morada y luego en nada en absoluto.
Giré con una sensación de vértigo mal reprimida, extendiendo la ola de Destruction al azar en todas direcciones.
Richmal se arrastró a sí mismo y a Ulrike fuera del camino de Destruction con sus tentáculos acuosos mientras enviaba una inundación de lodo verde para apagar mi fuego, pero Destruction solo se comió eso también.
“¿Agrona cree que estos lessurans van a matar asuras por él?” Pregunté a las llamas, mi voz socavada por la fuerza de Destruction que vibraba dentro de ella. “Patético.”
Skydark: lessurans una combinación de palabra entre lesser y Alacrya que hizo Arthur.
Tomé una lanza de hierro negro en el aire y observé cómo Destruction desarmaba el hechizo y lo deshacía.
Vapores nocivos salían de la piel de Richmal, tiñendo el aire con una oscuridad verdosa y llenando lo poco que quedaba de la cámara con el olor a muerte y podredumbre en un débil intento de aislarme del portal.
Por encima de mí, la misma guillotina estática que había destruido el cuerpo físico de Regis se estaba formando de nuevo.
Lancé mi voluntad contra el, y el maná tembló, atrapado entre mi fuerza y la de Ulrike. Dondequiera que conjuraba las runas moradas de Realmheart, comencé a arder y sudar, pero solo empujé más fuerte, Destruction consumía mi dolor y miedo, hasta que el hechizo de Ulrike se rompió.
Una onda expansiva de fuerza pura rompe hueso, creada por la falla de la distorsión estática, arrojó a ambos Espectros hacia atrás contra la pared. Me incliné hacia la fuerza de la explosión y Destruction saltó para envolver mi cuerpo en un aura irregular de llamas, las llamas violetas se enroscaron entre las escamas de mi armadura reliquia, devorándola desde adentro.
Instintivamente y sin consideración, deseché la armadura y se desmaterializó. No lo necesitaba de todos modos. Destruction era mejor armadura que cualquier vieja reliquia de los djinn.
Ulrike se agazapó detrás de su escudo cuando Destruction la alcanzó, pero no consiguió nada. Destruction devoró las runas, luego el escudo, luego a Ulrike, su armadura, carne y luego los huesos desapareciendo capa por capa.
Richmal se tambaleó hacia atrás, pero no trató de huir. En cambio, se arrojó frente a las salidas, y una pared de líquido humeante y apestoso se elevó para bloquear el camino.
“Valeska, Blaise, ¡Váyanse !” Gritó, y me sorprendió escuchar algo parecido a un cuidado genuino en su voz.
“Débil,” Gruñí, la palabra ardía como un canto, la fuerza de la misma envió un temblor a través de mi enemigo.
A través de la pared semitransparente, pude ver a Blaise y Valeska luchando con el Portal del Salto Temporal, vertiendo magia en el en un intento por quitarme el control del maná del portal.
El óvalo resplandeciente y deforme tembló y las estrías de distorsión corrieron por su superficie, pero lo sostuve por completo, la apatía de Destruction me protegió del dolor creciente de concentrarme en ambas runas divinas.
Valeska se volteó y me miró a los ojos. Ahora, había algo parecido al terror real en ellos. Estas criaturas habían sido entrenadas para librar una guerra sombría y silenciosa contra las deidades. Pero eran niños jugando a ser dioses. No entendían nada. No eran nada.
Todavía sosteniendo su mirada, envié a Destruction a rodar sobre Richmal. El maná salió de él en forma de un vapor espeso y grasiento, reteniendo momentáneamente las llamas moradas mientras consumían su poder.
Con Realmheart, busqué la cortina que separaba la luz y la sombra, y la desgarré. Su hechizo se extinguió como la llama de una vela, y luego su carne se iluminó de la misma manera, y luego se fue.
En algún lugar muy dentro de mí, algo se rompió.
Mi visión y sentido del maná parpadearon, y tuve que cerrar los ojos con fuerza contra el vértigo repentino y las náuseas. Cuando los abrí de nuevo, el óvalo resplandeciente de un portal apareció sobre el dispositivo del Portal de Salto Temporal. Blaise estaba gritando y empujando a Valeska hacia eso, pero ella seguía mirando el lugar donde Richmal había estado hacia solo unos segundos antes.
Tropecé. Mirando hacia abajo, me di cuenta de que violentas llamas ardían en el dorso de mis manos y antebrazos, y mi piel se estaba deshaciendo bajo el fuego. Estaba perdiendo el control.
“¡Vete!” Blaise chilló, empujando a Valeska con fuerza.
Sus brazos se agitaron, y su mano, brazo y luego rostro desaparecieron a través del portal.
Un gemido escapó de mis labios cuando obligué al éter a regresar a la runa divina de Realmheart y este cobró vida con una ola de agonía repugnante. Tiré con fuerza del éter que rodeaba el portal y lo aplasté.
El portal se estremeció, ondeando violentamente. Las partículas de maná se comprimieron y la fuerza que las unía se hizo añicos. El portal se apagó con un grotesco chapoteo, y lo que quedaba de Valeska a este lado del portal se derrumbó húmedo al suelo.
Temblé cuando la runa divina de Realmheart se cortó de nuevo, cortando mi conexión con el maná por segunda vez. Escupí una bocanada de sangre y bilis.
Blaise aulló. Una enorme serpiente de fuego del alma llenó el túnel, corriendo hacia mí. El fuego violeta subsumió al negro, y luego fluyó hacia los ojos, la nariz y la boca de Blaise antes de quemarlo de adentro hacia afuera.
Sonriendo y ardiendo, me reí. Una sola risa larga, alegre y loca cuando el último de los Espectros, los supuestos “asesinos asura” de Agrona, cayó ante mí, toda la esencia de sus seres fue borrada por mi poder, ni siquiera quedó la mancha de su maná corrupto.
La risa se cortó y caí sobre una rodilla.
Los dedos de mi mano izquierda comenzaban a desintegrarse. Había tanto éter en mi núcleo ahora para que Destruction se alimentara. Fue una vista hermosa. Podía imaginármelo ardiendo y ardiendo y ardiendo y…
En la distancia, sentí vagamente el estallido de poderosas firmas de maná y una tormenta de maná que rugía por toda la caverna de Vildorial.
Yo podría quemar la ciudad. Todo Darv, si quisiera. Dicathen y Alacrya y Epheotus…
Sentí que mi cara se resquebrajaba en una sonrisa amplia, viciosa y victoriosa justo cuando la carne de mis brazos comenzaba a resquebrajarse y sangrar bajo la fuerza de Destruction.
Pensé en la cara y el brazo de Valeska cayendo a través de un portal en algún lugar de Alacrya. “Ese será un mensaje muy diferente al que pretendía darle a Agrona, me imagino,” dije en voz alta, mi voz crepitaba con fuego.
Con algo de diversión, me di cuenta de que mis brazos se habían quemado hasta los codos. Destruction estaba ahora en las piedras, carcomiendo la cámara y el túnel, buscando más combustible, más, más, alcanzando la ciudad donde había tanta sustancia, tanta vida …
‘Art…’
La voz de Regis, distante, hueca.
‘¡Art!’
Más insistente, una nota de pánico sangrando a través de la apatía y la gloria de Destruction.
Era una voz que se silenciaría muy pronto. Todo sería Destrucción al final. Todo el mundo, todo.
Estire mis brazos arruinados. Destruction hirvió para consumir las paredes, el techo y el suelo bajo mis pies.
Una imagen atravesó mi mente como una flecha de ballesta. Podía sentir a Regis sosteniendo eso allí, proyectándose en mi conciencia con lo último de su fuerza. Ellie y mamá. Ellas estaban abrazadas, temblando de miedo donde se apiñaban con una masa de enanos sin rostro y sin nombre mientras el suelo debajo de ellos temblaba y se doblaba mientras era devorado por llamas de amatista brillante…
Todo el mundo. Todos.
Por encima de mí, el techo se derrumbó, y en otra parte escuché débilmente el estruendo de las piedras cuando parte de la caverna se derrumbó sobre sí misma, pero todo lo que estaba a la vista era solo fuego violeta.
Todos. Todo el mundo.
No, eso está mal, pensé, el esfuerzo de contener incluso un simple pensamiento es como caminar sobre vidrios rotos. Mamá. Ellie. Todo lo que he hecho…
Pero esta es la victoria, respondió una voz incómodamente parecida a la mía. Esta es la finalidad. Este será el fin de nuestros enemigos.
Y de todos los demás.
Apretando los dientes, me incliné hacia adelante y frenéticamente golpeé mi cabeza contra la piedra áspera del cráter en el que me estaba hundiendo, tratando de liberarme del control de Destruction.
Cuando eso falló, traté de cerrar de golpe las puertas que controlaban el flujo de éter que salía de mi núcleo y corté el flujo de éter hacia la runa divina de Destruction, pero no pude.
Empujé a Regis con la intención de forzarlo a salir de mi cuerpo, eliminando mi conexión con la runa, pero la débil forma de voluta vaciló y me detuve, temeroso de que separarlo de mi éter lo destruiría.
Mis brazos habían subido hasta mis bíceps. Destruction ardió en su lugar. Pronto, esto me reemplazaría por completo, dejando solo el vacío.
El vacío…
Volví a pensar en la habitación de los espejos, en el vacío que había más allá, en cómo había agotado todo mi éter enviando Destruction a la nada vacía para salvar a Caera. Excepto que no estaba en las Relictombs. No tenía el lujo de quemar todo mi éter en nada. Aquí siempre había algo que quemar, algo que consumir.
Un fuerte pico de adrenalina aclaró parcialmente mi mente cuando se manifestó una idea. No me tomé el tiempo para considerar lo que estaba haciendo o lo que significaría si funcionara. No podía dejar que la culpa detuviera mi mano, no si eso significaba salvar a mi familia.
Moviéndome tan rápido como mi forma fallida podía, me abrí paso a garras para salir del cráter, luego tropecé por el túnel hacia Vildorial.
Apoyado contra una pared lisa, fregada por Destruction, estaba el Portal de Salto Temporal.
Colapsé frente al dispositivo en forma de yunque. Estaba medio en ruinas.
Cerrando los ojos, me concentré en la runa divina del Réquiem de Aroa. Era distante, e incluso cuando el éter fluía hacia el, ninguna ráfaga de poder anunciaba la activación de la runa. Destruction nubló todo lo demás, y mi cuerpo estaba fallando, pero empujé con más fuerza. Ese poder no podría borrarse, incluso si mi cuerpo fallara.
El calor floreció en mi espalda y comencé a temblar incontrolablemente.
Destruction saltaba de mí hacia las paredes de piedra y el suelo, ansiosa por consumir más materia. Motas parpadeantes de energía morada comenzaron a escaparse de mí y al dispositivo del Portal de Salto Temporal. Me concentré en mantener alejada Destruction, enviándola a todas partes menos al Portal de Salto Temporal, pero solo lo logré a medias.
Destruction y el Réquiem de Aroa avanzaron y retrocedieron, el artefacto se disolvió en algunos lugares mientras se reconstruía en otros.
Tomando una respiración profunda, atraje a Destruction hacia mí.
Las motas etéreas danzaron a lo largo de la superficie metálica picosa del Portal del Salto Temporal, y el artefacto se reconstituyó ante mis ojos, los agujeros y hendiduras volvieron a llenarse, las runas reaparecieron.
Mi respiración se volvió irregular cuando el fuego llegó a mi pecho y pulmones. Podía sentir a Destruction envolviéndose alrededor de mi núcleo, extrayendo más y más y más éter de el. La forma débil de Regis se acurrucó cerca, acurrucándose incoherentemente dentro del caparazón del núcleo.
El Réquiem de Aroa terminó su trabajo, y con gratitud liberé mi enfoque en el edicto. Las motas se desvanecieron en la nada. Por encima del Portal de Salto Temporal, el portal volvió a encenderse, un óvalo gris-azul-morado-blanco a través del cual podía ver el fantasma de lo que fuera que había al otro lado.
El Réquiem de Aroa había devuelto el dispositivo al mismo estado en el que estaba justo antes de que Destruction lo alcanzara.
Algo caliente y húmedo brotó de mis ojos y me corrió por la cara mientras me arrastraba sobre las garras de Destruction y mis piernas quemadas hacia el portal.
El mundo se retorció nauseabundamente a mi alrededor. El espacio vacío pasó desgarrado. Me lancé a través de un paisaje de nada borroso. Sin ninguna otra materia que encender, Destruction se dio un festín con mi éter y mi cuerpo.
Entonces yo estaba… en otro lugar.
Una ráfaga de aire frío. Suelo duro bajo mis rodillas. La vaga impresión de picos afilados como colmillos en la distancia.
Había gente a mi alrededor, docenas y docenas de ellos, caras sorprendidas que se apartaban, remolinos de color cuando los escudos se lanzaban desde una docena de fuentes diferentes, gritos incoherentes — preguntas, órdenes, súplicas — y mirándome desde el suelo estaba la parte del rostro de Valeska, incorpóreo y sentada en un charco de sangre.
Lenguas afiladas de llama violeta salieron de mí, y solo sentí alivio cuando la Destrucción encontró algo más para darse un festín.
“¡Ese-Ese es él! ¡Grey!” gritaron varias voces, y la gente —magos, soldados, soldados Alacryanos— retrocedió.
“¡Retrocedan! ¡Retrocedan!”
Algunos hechizos volaron hacia mí, pero Destruction los sacó del aire y los devoró.
“¡Muévanse a un lado!” una voz vagamente familiar gruñó.
La confusión febril que sentí se enfrió y mi mente pareció volver a enfocarse. Estaba en un patio cerrado rodeado de pesados edificios grises. En la distancia, los contornos azules descoloridos de las montañas Colmillo Basilisk arañaban el cielo. Estaba en una especie de base o campamento militar, probablemente en el extremo este de Vechor, según la posición de las montañas y el estilo brutal y militar del campamento.
Los soldados y magos en el patio vestían todos los uniformes rojos y negros y armaduras de Alacryans. Un hombre vestido con túnicas limpias y forradas de azul se había abierto paso entre la fila y me miraba con una sonrisa vengativa.
“¿De qué tienen tanto miedo?” Él alardeó, sus brillantes ojos de jade brillando en un rostro bien afeitado enmarcado por cabello castaño cuidadosamente peinado. “Mírenlo. Apenas queda algo de…”
El fuego violeta comenzó a derramarse lejos de mí en oleadas, cayendo sobre la dura piedra negra del suelo del patio y hacia las filas de soldados Alacryanos.
Un soldado lo agarró por el hombro y trató de empujarlo detrás de la línea de escudos. “Profesor Graeme señor, no es—”
La mueca victoriosa de Janusz Graeme se hizo añicos cuando la comprensión amaneció en su rostro.
Destruction lo alcanzó cuando se giró y trató de arrastrarse sobre el soldado, derribando al joven. Ambos ardieron como agujas de pino secos y luego desaparecieron.
Me reí. Un ladrido sin sentido de puro deleite, vacío de empatía o cuidado. El sonido me puso serio al instante.
Más escudos aparecieron cuando docenas de voces chocaron juntas en una concentración de miedo y confusión. Empujé, y empujé, y empujé, todo mi enfoque volviendo a mí mismo mientras trataba de expulsar cada partícula de éter de mi núcleo, proyectando la Destruction salvaje e incontenible como lo hice.
Lágrimas o sangre — no sabría decir cuál — brotaron de mis ojos mientras observaba cómo una línea tras otra de soldados Alacryanos desaparecían en el interior con un fuego violeta. Luego, las llamas se trasladaron a los edificios que rodeaban el patio, y a todo y a todos dentro de ellos, y todavía había más.
Destruction se extendió más allá de mi línea de visión, pero podía sentirla saltar alegremente de una estructura a otra, sin dejar baldosas, ladrillos o madera, destruyendo por completo y sin consideración.
Pero me recuperé y ya no sentía la apatía y el éxtasis de la ruina que estaba causando. Me sentí vacío, como si las llamas hubieran quemado algo intrínseco a mi ser, como si estuviera desprendiéndome de una parte de mi humanidad con cada momento que pasaba mientras el infierno violeta se extendía y masacraba todo dentro de la base.
Me imaginé a Ellie y mamá otra vez y me armé de valor. No había elección, no esta vez. No cuando era entre mis seres queridos y las personas que buscaban asesinarlos.
Pero todavía no podía evitar imaginarme el anillo de fuerza atravesando los bosques de Elenoir y dejando nada más que devastación a su paso.
Mi núcleo dio un último y doloroso apretón, y las llamas se extinguieron con repentina finalidad. Mi reserva de éter estaba agotada. No quedaba nada. Y sin éter para alimentarlo, la runa divina de Destruction se atenuó y quedó en silencio.
Me di la vuelta en un círculo lento, mirando alrededor a lo que había forjado.
La base era un gran complejo en el centro de toda una población. Un círculo de nada cenicienta se extendía media milla en todas direcciones. La devastación terminó repentinamente con edificios de piedra simples y funcionales, muchos de los cuales se derrumbaron o destruyeron parcialmente. Un complejo de tres pisos se hundió y se estrelló contra el suelo mientras observaba, levantando una gran columna de polvo.
En la distancia, pude escuchar los fantasmas de los gritos, docenas de ellos, tal vez cientos.
Justo detrás de mí, el óvalo flotante del portal permanecía intacto, la curvatura del Portal del Salto Temporal en el otro extremo continuaba proyectándose.
Apartándome de la desolación, sentí algo duro girar debajo de mi bota y casi tropecé. Protegido por mi propio cuerpo, el único cuerno que le quedaba a Valeska había escapado lo peor de Destruction. Cansado, me agaché para recogerlo y luego atravesé el portal.
La repugnante oleada de teletransportación de largo alcance, y seguidamente estaba tropezando de regreso a Dicathen. Pateé el Portal de Salto Temporal a un lado, rompiendo su conexión con el portal conjurado, que se estremeció, se agrietó y parpadeó hasta desaparecer.
Mi cuerpo y mi mente cedieron, y me desplomé sobre mis rodillas, luego sobre mi lado. El verdadero dolor de mis heridas me estaba agarrando, y sin éter en mi núcleo, no podía sanar.
En lo profundo de mí, la voluta que era Regis se sacudió para despertarme, empujándome sin palabras, el único consuelo que mi compañero tenía con la fuerza para dar.
Le devolví el simple gesto, luego me hundí en la inconsciencia.
Skydark: Muchas gracias por el Apoyo Leonel y Juan para el Patreon y disculpen la demora tuvo unas cosas que hacer antes XD…
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