Punto de Vista de Seth Milview.
¡Hacia muchísimo frío! Los vientos habían cambiado, trayendo el aire helado de la montaña hasta Cargidan y dándonos una fría despedida mientras nos preparábamos para partir.
Mi aliento se congeló frente a mí, elevándose y mezclándose con la niebla helada que nos rodeaba. Fruncí los labios y solté un soplo (jaaa), viéndolo elevarse y desaparecer.
Skydark: Me recuerda a cuando jugaba lanzando aliento en tiempo de frio….
Era una cosa tan pequeña y estúpida que hacía, pero incluso ser capaz de esto significaba mucho para mí. Hace tan solo unos años, jugaba con Circe lanzado unas pocas respiraciones frías— los dos fingiendo ser dragones que lanzaban fuego en lugar de vapor — lo suficiente para quedar postrado en cama.
Obligué a mis labios a sonreír, engañándome a mí mismo para pensar en estos recuerdos como recuerdos felices, antes de volver mi atención a la escena que me rodeaba.
Era temprano por la mañana en el primer día del Victoriad, y todos estábamos alineados fuera de la cámara del Portal de Salto Temporal, un pequeño edificio octogonal en el corazón del campus. Muchos otros estudiantes, tanto los que estarían compitiendo en otros eventos como los que habían venido a desearnos buena suerte, merodeaban por el patio, se apiñaban en grupos y se envolvían en gruesos mantos. Incluso me di cuenta de algunos que habían arrastrado sus mantas de cama aquí para mantenerse calientes.
Había muchos estudiantes que iban a Vechor, demasiados para usar el portal de salto temporal a la vez, y nuestra clase era la última en la fila en ser teletransportada. En el interior, la Profesora Abby de la sangre Redcliff estaba a cargo de teletransportar a cada clase por turno.
Miré a mi alrededor y noté una figura que se apresuraba entre la multitud. La persona estaba envuelta en un abrigo peludo con una capucha tan profunda y acolchada que ocultaba por completo su rostro. Ella se puso en fila detrás de nosotros y ajusto ligeramente la capucha.
“Oh, hola Laurel”, dijo Mayla, dándole a la otra chica un saludo alegre. “Frío, ¿no?”
Laurel se asomó a través del forro de piel de la capucha y entrecerró los ojos en una sonrisa de disculpa hasta que ella vio al Profesor Grey, quien estaba parado al lado de los dos asistentes. Su voz era un poco apagada cuando dijo: “Lo-Lo siento, Profesor. Tuve que ir a buscar mi abrigo. O-Odio el frío …”
“Ahora que estamos todos aquí” —el profesor despidió a Laurel con un gesto—, “tengo un par de cosas que cada uno debe tener.”
“¡Oh, presentes!” Laurel dijo, rebotando sobre las puntas de sus pies.
“No exactamente,” respondió el Profesor Grey mientras sacaba un paquete de artículos de su anillo dimensional y lo dividía con la Asistente Aphene y la Asistente Briar.
Cada estudiante recibió dos artículos. El primero fue una capa hecha de velvet de azure y negro de la Academia Central. El segundo era una media máscara blanca que me cubría la cara desde la línea del cabello hasta debajo de la nariz. Sobre él se pintó un patrón de líneas azul oscuro, nítidas y angulosas como runas, aunque más artísticas. Pequeños cuernos sobresalían de la parte superior de cada máscara.
Mayla acercó el suyo a la cara. Era idéntico al mío excepto por los patrones, el cual eran más natural y suave, como ráfagas de viento u olas fluidas. Ella sacó la lengua y soltó un gruñido tonto.
“No debería tener que recordarles,” dijo Briar con desaprobación, concentrándose en Mayla, “que el Soberano Kiros Vritra estará presente en el Victoriad. Dado que es probable que esta sea la primera vez para todos nosotros — estar en presencia de un Soberano — necesitan comprender algunas cosas.
“Si bien estos artículos nos identifican como representantes de la Academia Central, la máscara en particular debe usarse siempre que ustedes estén a la vista del Soberano Kiros Vritra — lo cual, para nosotros, significa en todo momento. Nuestro comportamiento en el Victoriad representa no solo a la Academia, sino, dado que somos del Dominio Central, al mismísimo Alto Soberano.
“Sus victorias no son suyas, sino de él. No hacen esto por su propia gloria, sino por la del Alto Soberano. Cualquier insulto que puedan hacer, intencional o inadvertido — como ir sin su máscara o mirar al Soberano Kiros a los ojos, también se reflejará en el Alto Soberano y serán severamente castigado.”
La clase estaba en silencio mientras se repartía el resto del atuendo. Laurel tomó el suyo y nos dejó para unirse a Enola al principio de la fila.
Marcus, que estaba parado justo en frente de nosotros, estaba mirando su propia máscara con una expresión extraña y distante. Sus dedos trazaron a lo largo de las gruesas líneas angulares pintadas en azul.
Mayla también debió haber notado su expresión. “¿Qué crees que representan tus marcas?”
Él la miró, su rostro se tensó nerviosamente por solo un segundo antes de suavizarse en su habitual expresión de listo. “No puedo imaginar que los patrones coincidan a nosotros personalmente de ninguna manera, ¿verdad? Después de todo, deben limitar nuestra identidad personal ante el Soberano, no hacernos destacar como individuos.”
“Oh,” dijo Mayla, frunciendo el ceño. “Realmente no había pensado en eso.”
Yannick, por lo general callado, se acercó un poco más a Marcus y se inclinó hacia nosotros. “Los Vritra se preocupan por su utilidad, eso es todo. Es una tontería pensar de otra manera.” Se puso la máscara — un patrón de cortes irregulares y salvajes que parecían garras — y se la ató alrededor de la parte posterior de la cabeza antes de alejarse de nuevo.
La fila comenzó a moverse de nuevo cuando la clase frente a nosotros fue llevada a la cámara del portal de salto temporal, y la multitud se disolvió cuando la gente regresó a sus habitaciones. Algunas personas saludaron con la mano en dirección a nuestra clase, pero yo sabía que nadie me estaba saludando.
Sin embargo, no dejé que este hecho me molestara. La verdad es que, aunque había perdido mucho, esta temporada en la academia había sido mejor de lo que jamás hubiera imaginado, y sobre todo gracias a las tácticas de mejora cuerpo a cuerpo. Era más fuerte físicamente de lo que alguna vez había sido, incluso antes de obtener un emblema. La enfermedad con la que había vivido toda mi vida, el cual siempre había esperado que me matara, había desaparecido casi por completo.
Nunca en mis sueños más locos había imaginado que sería portador de un emblema. Incluso Circe había esperado solo que yo no terminaría como un unad con una enfermedad que probablemente me mataría antes de cumplir los veinte años.
Y era bueno en algo. Tal vez no era tan fuerte como Marcus, tan rápido como Yannick o tan poderoso como Enola, pero después de entrenar con el Profesor Grey, sabía que podía subir al ring contra cualquiera de ellos y darles una pelea justa. Pero más que eso, todos mis compañeros me mostraron respeto, incluso Valen… tal vez no tanto Remy o Portrel, pero al menos Valen evitó de que me golpearan más.
Si incluso pudieran, me recordé a mí mismo, incapaz de reprimir una sonrisa tonta.
Miré al profesor, que se había alejado de nosotros para ver a una mujer de cabello azul que se acercaba.
Realmente no lo entiendo. Aunque él siempre pareció reacio, nos enseñó a todos cómo ser luchadores pasables. Sabía que no le caíamos bien, especialmente yo. En realidad, eso es una subestimación bastante grande. A veces, por la forma en que me miraba, pensaba que debía odiarme. Pero no tenía idea de por qué.
Mayla me dio un fuerte codazo en las costillas. “Ooh, ¿Tienes un crush?”
Me estremecí y la miré confundido. “¿Qué?”
“Estás mirando fijamente a Lady Caera,” Ella bromeó, y me di cuenta de que debí haber estado mirando al Profesor Grey por un tiempo, perdido en mis pensamientos. “Ella es terriblemente bonita, pero es un poco mayor para ti, ¿no crees?”
Abrí la boca, sin tener idea de cómo responder a las bromas de Mayla, pero el Profesor Grey comenzó a hablar y me quedé en silencio para escuchar.
“Llegas tarde.”
La Profesora Asistente Caera miró detrás de ella, luego de nuevo hacia él, con una mano en su pecho. “¿Disculpe? ¿Ya llegó usted a Vechor, Profesor Grey? Porque si no, parece que llegué perfectamente a tiempo.”
“Además,” murmuró Mayla, inclinándose hacia mí, “creo que ya está reservada.”
Me sonrojé y me di la vuelta, súper incómodo incluso pensando en la vida amorosa del severo profesor. Me salvé de más burlas cuando la fila comenzó a moverse de nuevo, y todos fuimos invitados a la calidez de la cámara del portal del salto temporal.
Una vez que estuvimos todos dentro, la Profesora Abby nos dispuso en un círculo alrededor del dispositivo, que zumbaba suavemente y emitía un cálido resplandor. Algunos de los estudiantes se acercaron arrastrando los pies y extendieron las manos para calentarse.
Una brisa se levantó de la nada y me di cuenta de que alguien estaba conjurando magia de viento. Mayla se rió y señaló: el cabello de la Profesora Abby danzando ligeramente a su alrededor mientras llevaba al Profesor Grey del brazo a un lugar abierto en el círculo. “Realmente estoy ansiosa por esto, ¿Tú no lo estas, Grey?” Preguntó ella, su voz brillante arrastrándose en la pequeña cámara. “¡El Victoriad es tan emocionante y hay mucho que hacer! Deberíamos tomar una copa mientras estamos allí.”
Algunos de los otros estudiantes estallaron en risitas ahogadas por lo cual no pude escuchar la respuesta del profesor.
Fuera lo que fuera, la Profesora Abby hizo un puchero mientras se movía hacia el artefacto del portal de salto temporal similar a un yunque y comenzaba a activarlo.
Respiré hondo para estabilizarme, sintiendo que mis nervios comenzaban a estallar. No hace mucho tiempo, se me habría ocurrido alguna razón para evitar hacer esto, pero ahora … estaba listo. Incluso estaba emocionado. Me iba a divertir y hacer mi mejor esfuerzo, e incluso si me noqueaban en el primer asalto, no importaba, porque tenía que ir al Victoriad.
Hubo una sensación de calor y el repentino olor a mar.
Miles de voces se unieron en un rugido caótico, y me di cuenta de que estábamos parados en una enorme calzada de piedra en medio de un ring de postes de hierro negro encabezado con artefactos de iluminación. Una docena de plataformas idénticas se alineaban en la calzada.
Antes de que pudiera tomarme un segundo para mirar a mi alrededor, un hombre con una máscara de color rojo sangre que parecía una especie de demonio monstruoso apareció en el centro de nuestro grupo. “Bienvenidos a Vechor y la ciudad de los Victorious. Profesor Grey de la Academia Central y la clase de Tácticas de Mejora Cuerpo a Cuerpo, ¿correcto?”
“Correcto,” respondió el Profesor Grey, sin mirar al hombre, pero mirando a los grupos de estudiantes con diferentes estilos y colores de máscaras que se movían constantemente.
“Por favor diríjase al área de preparación,” dijo el hombre, señalando la ruta de estudiantes de todo Alacrya. “Área de preparación cuarenta y uno, al lado sur del coliseo. Desde allí, podrá ver las otras competiciones y prepararse para la suya.”
El profesor agradeció al hombre e hizo un gesto a las asistentes Briar y Aphene. “No dejen que nadie se pierda.”
Recordándome a los sargentos de instrucción veteranos sobre los que había leído en las historias, las dos asistentes nos agruparon en dos filas y nos guiaron hacia el río de estudiantes y maestros que venían de las otras plataformas. Me separaron de Mayla y me vi caminando entre Valen y Enola.
Unos escalones altos conducían desde el camino de piedra hasta un mar de tiendas y toldos de colores brillantes. Aparte del ruido de los estudiantes y sus maestros, también estaban los gritos de docenas de comerciantes que luchaban entre sí por atención a través del caos, el bramido de las bestias de maná, el sonido de martillos de forja y el estallido aleatorio de explosiones mágicas distantes.
Sobre todo de esto se cernía un coliseo enorme. Las paredes curvas se elevaban muy por encima de nosotros, proyectando una larga sombra sobre los puestos de los comerciantes. Desde donde estábamos, pude ver una docena de entradas diferentes, cada una con una larga fila de Alacryanos bien vestidos que se filtraban lentamente. En el momento más cercano, un mago grande con armadura agitaba algún tipo de varita sobre cada asistente antes de permitirles entrar.
“Wow, es tan … grande”, dije, tropezando con mi lengua.
Detrás de mí, Valen resopló. “¿Toda esa lectura y lo mejor que se te ocurre es ‘wow, es grande’?”
Enola se rió entre dientes y estiró el cuello para ver la parte superior de las paredes del coliseo. “Algo como esto … puede robarnos las palabras a cualquiera de nosotros.”
Traté de pensar en algo ingenioso para dispararle a Valen, pero tomó demasiado tiempo y el momento pasó.
Nuestra fila se dividió en dos, un grupo se dirigió a la izquierda mientras que nuestra clase siguió el flujo más a la derecha, que nos llevó por un amplio bulevar entre dos filas de puestos de comerciantes. Todos se distrajeron de inmediato con la gran variedad de productos y recuerdos en exhibición.
Todo parecía un carnaval, con asistentes bien vestidos y enmascarados deambulando por todas partes mientras un centenar de comerciantes y jugadores trataban de llamar su atención.
Todos jadeamos cuando pasamos junto a una pesada bestia de seis patas con una cabeza plana como una roca y bolsas de cristales brillantes que crecían por todo su cuerpo. Esa bestia levantó su cabeza torpe hacia nosotros y dejó escapar un rugido rechinante, casi enviando a Linden al suelo.
Un mago que tragó fuego de un palo y luego hizo que saliera por sus oídos danzo junto a nuestro grupo a lo largo de varios puestos antes de que la Asistente Briar lo ahuyentara, consiguiendo una buena risa de la clase.
Poco después de eso, todos nos vimos obligados a detenernos en seco cuando una procesión de altas sangre de Sehz-Clar pasó delante de nosotros con deslumbrantes túnicas de batalla y máscaras con joyas. Uno en particular me llamó la atención, o más bien me llamo la atención el medallón de plata que colgaba de su cinturón.
“¿Qué significa ‘Recordatorio, de sangre’?” No le pregunté a nadie en particular. Algo en la frase me resultaba familiar, pero no sabía dónde.
“Lo usan los tontos que son demasiado tercos para olvidar la última guerra entre Vechor y Sehz-Clar,” dijo alguien en voz baja.
Mirando a mi alrededor, vi a Pascal mirándome con el ceño fruncido. El lado derecho de su cara estaba arrugado por una quemadura grave de cuando era más joven, lo que le daba una mirada malvada a pesar de que en general era un tipo bastante agradable.
“Oh,” dije, dándome cuenta de que debí haberlo leído en uno de los muchos libros sobre conflictos entre dominios que había leído. “Eres de Sehz-Clar, ¿verdad?”
Pascal gruñó y redujo la velocidad, mirando un montón de dagas adornadas con joyas esparcidas en una mesa junto al camino. La asistente Briar se apresuró a gritarle para que volviera a la fila, pero ahora estaba varias personas atrás, demasiado lejos para hablar con él.
La sinuosa ruta hacia el coliseo nos llevó entre sastres y talladores de madera, herreros y glassblowers (sopladores de vidrio), panaderos y criadores de bestias. No pude evitar lamerme los labios ante el olor a carne asada que se alejaba de un carnicero que se especializaba en la carne de exóticas bestias de maná.
Cada nueva visión era algo que nunca había visto antes, y cuanto más veía, más emocionado estaba. Mis ojos se ensancharon más y más a medida que avanzábamos, y vi un centenar de cosas que deseaba poder detenerme y comprar: plumas que usaban magia de sonido para traducir tu voz y escribir todo lo que dijiste; elixires que agudizaron tu mente y te permitieron memorizar grandes cantidades de información en poco tiempo; una daga que contenía su propio hechizo de viento y que volvería a tu mano cuando la lanzaras …
De hecho, decidí que el último probablemente no era tan buena idea …
Finalmente, nos dirigieron a una entrada separada solo para los participantes. Mientras los muchos estudiantes de otras escuelas bajaban por una larga pendiente que conducía a un túnel debajo del coliseo, nuestro grupo se vio obligado a hacer una pausa. Unas pocas docenas de espectadores se reunieron aquí, vitoreando y saludando a los competidores del Victoriad mientras pasábamos.
“Es un poco abrumador, ¿no?” Dijo Enola mientras miraba a su alrededor y saludaba con la mano a varios niños pequeños presionados contra la pequeña pared cerca del comienzo del túnel descendente.
“Sí, un poco,” admití.
Ella se dio la vuelta, su sorpresa era obvia incluso detrás de su máscara. “¿Un poco? Seth, he entrenado toda mi vida para este momento y aún estoy aterrorizada.”
Portrel se echó a reír, tras haber atravesado la fila para pararse junto a Valen. “Al menos si te cagas, tu capa ocultará lo peor, Enola.”
Todos los que estaban al alcance del oído gimieron, y una mano salió de la nada y raspó la parte posterior de la cabeza de Portrel, haciéndolo gritar de dolor.
“Cuida tus modales,” dijo el profesor Grey con firmeza. “Y mantén la charla estúpida al mínimo.”
Portrel se frotó la cabeza y le dio a Enola sonriente una mirada amarga, pero luego la fila comenzó a moverse de nuevo y nuestra clase comenzó a descender por la rampa.
Más de un par de los otros lanzaron miradas anhelantes hacia los comerciantes mientras nos sumergíamos en el túnel de entrada, donde la piedra sólida eliminaba gran parte del ruido de arriba. La enorme estructura de arriba parecía presionarnos, haciendo que todos se callaran.
“Estoy seguro de que habrá tiempo para gastar el dinero de sus padres más tarde,” dijo el profesor Grey en el pesado silencio, ajustándose la máscara y mirando alrededor del oscuro túnel. Las gruesas puertas de madera y los túneles que se cruzaban se abrían a la izquierda y a la derecha a intervalos irregulares, lo que indicaba una gran red subterránea debajo del piso del coliseo. “Por ahora, recuerden por qué están aquí.”
Me quedé mirando la espalda del profesor mientras se movía al frente de nuestra clase. Aquí, en medio de tantos estudiantes de mi propio nivel, su capacidad para suprimir por completo su maná lo hizo destacar aún más. Era tan perfecto que hubiera adivinado que era un unad si no lo hubiera sabido mejor.
Todos serpenteamos lentamente a través de los subterráneos del coliseo hasta que otro camino inclinado condujo al borde del campo de combate, y todos pudimos ver por primera vez cuán masiva era realmente la estructura.
Según Las Maravillas de Vechor, Volumen Dos del historiador y ascender Tovorin de la Alta Sangre Karsten, el campo de combate ovalado tenía seiscientos pies de largo y quinientos pies de ancho, capaz de recibir a cincuenta mil personas en los asientos al aire libre y con cincuenta cajas privadas de audiencia.
Aun así, el libro ni siquiera se acercó a hacerle justicia al lugar. No había forma de que los números pudieran expresar cuán verdaderamente enorme era el coliseo Victorious.
Decenas de miles de espectadores ya habían tomado sus asientos, difuminando en un mar de color mientras cada sangre mostraba sus propios emblemas, así como máscaras que representaban sus dominios y Soberanos. Algunos vitorearon nuestra aparición, pero la mayoría de la multitud parecía ajena a nuestra presencia.
Muchos de los hombres y mujeres jóvenes de nombre y de alta sangre de la audiencia estaban enviando ráfagas de magia para crear chispas de relámpagos o rayos de llama de colores que explotaban en el aire. Bajo esta exhibición, varias docenas de guerreros y magos ya estaban en el campo de combate, entrenando y preparándose para los próximos torneos, y sus gritos y hechizos se sumaron a la cacofonía y dieron la impresión de una gran batalla.
La entrada del túnel había llegado frente al área de preparación treinta y nueve, y una vez más los grupos de estudiantes se rompieron a izquierda o derecha. Encontramos fácilmente la sección etiquetada como cuarenta y uno, y la asistente Briar abrió el camino hacia lo que era en parte una cámara de audiencia privada y en parte una sala de entrenamiento.
“Esto es tan genial,” dijo Remy efusivamente, recibiendo una ronda de aprobación de varios otros mientras todos miraban a su alrededor.
Las paredes manchadas de oscuridad separaban cada área de preparación de la siguiente, mientras que la pared trasera estaba hecha de piedra con una sola puerta que se abría a un montón de túneles que conducían a las gradas. El frente, frente al campo de combate, estaba abierto, aunque una serie de emisores de portal generaban un escudo que mantendría a cualquiera que estuviera adentro a salvo de las batallas mágicas que ocurrían justo afuera.
La cámara en sí era lo suficientemente espaciosa para cinco veces más estudiantes que en nuestra clase, pero ninguno de nosotros se quejó mientras nos separamos y comenzamos a explorar con entusiasmo.
“Normalmente tendríamos que compartir un área de preparación con toda la delegación de la Academia Central,” le explicaba Valen a Sloane, “pero vi que el resto de los estudiantes de nuestra escuela eran conducidos en la dirección opuesta. Mi abuelo hizo esto, estoy seguro, dándonos un espacio privado.”
El resto de la clase se acomodó, pero me atrajeron al frente del área de preparación para poder mirar hacia el campo de combate. Casi todo estaba listo y los primeros eventos comenzarían en solo un par de horas, incluido el nuestro.
Apoyé las manos en el balcón, y de repente me encontré deseando que Circe estuviera aquí para ver esto conmigo.
Todo lo que mi hermana había hecho, lo había hecho por mí. Ella fue a la guerra por mí. Ella murió por mí. Pero nunca podría ver los resultados de sus esfuerzos. La guerra, ganada. Su hermano, completamente curado.
Si Circe no hubiera hecho estas cosas, estaría viva. Mi madre y mi padre podrían haber estado vivos. Pero yo no lo estaría, al menos, de ninguna manera que importara.
Yo no estaría aquí.
Dejando escapar un suspiro, miré tontamente a la distancia, mirando el campo de combate sin verlo realmente.
Me gustaba pensar que mamá y papá estaban ahora con Circe en algún lugar del más allá, esperando que yo me uniera a ellos algún día.
Mis pensamientos vagaron a tal vez algún día viajar a Dicathen yo mismo. Después de todo, si pudiera hacer esto, podría hacer casi cualquier cosa.
Podría hacer una lápida para ella… no, ¡una estatua! Habría q—
Hice una mueca, mi humor se agrió. Asumiendo que no todos nos convertiremos en polvo entre los Vritra y los asuras.
“No me digas que ya te sientes mal,” dijo el Profesor Grey, apareciendo a mi lado.
Me estremecí, tropecé con mi respuesta y finalmente dije: “N-no señor, no estoy enfermo. Solo …” me detuve, tragando el impulso de contarle todo lo que estaba sintiendo, sabiendo sin duda alguna que él no quería escuchar nada de eso. “Estoy bien, señor.” Entonces, como si una fuerza externa se hubiera apoderado de mi boca de repente, solté: “¿Qué pasa si no soy lo suficientemente bueno?”
El Profesor Grey me miró durante unos segundos, su rostro impasible. “¿Lo suficientemente bueno para quién? ¿La multitud de pomposos de altas sangre? ¿Tus compañeros de clase?” Levantó una ceja. “¿Tú mismo?”
“Yo …” Lo que sea que haya estado a punto de decir, el pensamiento murió en mis labios. No supe cómo responderle. Para que su sacrificio valiera la pena, pensé, pero no me atreví a decirlo en voz alta, porque ni siquiera estaba seguro de que fuera cierto.
Un cuerno sonó, haciéndome saltar. El campo de combate estaba vacío. Cuatro enormes bolas de fuego volaron por el aire y explotaron, enviando chispas multicolores que caían sobre el coliseo.
“¡Está comenzando!” alguien gritó, y el resto de la clase se apiñó al frente alrededor mío y del profesor.
Hubo un ruido sordo, tan profundo que lo sentí más que lo escuché, y una enorme rampa en el centro de la arena comenzó a descender. Aparecieron cuatro guardias, subiendo las rampas hacia la luz del sol y arrastrando pesadas cadenas detrás de ellos. Atado al otro extremo de las cadenas por esposas en sus muñecas y tobillos había una multitud de personas.
Los prisioneros iban vestidos con taparrabos y vendas en el pecho, y sus cuerpos estaban pintados con runas. Algunos subieron por la rampa, pero otros fueron prácticamente arrastrados. Muchos tenían el pelo muy rapado que se había afeitado a los lados para lucir esas orejas puntiagudas, mientras que otros eran más pequeños y corpulentos …
Igual a los elfos y enanos de Dicathen.
La multitud comenzó a abuchear a los Dicathianos, gritando insultos y burlas mientras los guardias reunían a los prisioneros en un grupo en el mismo centro del campo de combate. Los prisioneros se apiñaron allí, mirando a su alrededor con obvio pavor mientras la rampa se cerraba detrás de ellos.
Los guardias se apresuraron a salir del campo de combate y el estadio volvió a quedarse en silencio mientras todos esperaban a ver qué pasaba. Este silencio duró el espacio de unas pocas respiraciones, luego el ruido chirriante se escuchó de nuevo cuando dos rampas más pequeñas descendieron a cada lado de los prisioneros.
Cuatro bestias de pelaje oscuro acechaban desde arriba de las rampas. Cada uno parecía un lobo, excepto los de patas largas y ojos de color naranja ardiente. Sus dientes tenían forma de puntas de flecha y brillaban de negro a la luz del sol.
“Lobos de colmillos negros,” dijo Deacon. “Calificados como monstruos de clase B en la escala Dicathiana. ¡Tienen pelaje resistente al fuego y pueden comer rocas! ¿No es eso una locura?”
“No creo que necesiten rocas esta noche,” murmuró alguien más.
Las cadenas cayeron con estrépito al suelo, separándose mágicamente de las esposas de los prisioneros y provocando que los lobos de colmillos negros se escabullaran momentáneamente.
Los Dicatianos comenzaron a moverse a medida que las personas más fuertes y de aspecto más saludable empujaban a las más débiles y frágiles al centro del grupo. No sentí maná ni vi que se lanzaran hechizos.
La cautela de los lobos de colmillos negros no duró mucho. Una vez que se dieron cuenta de que su presa estaba completamente indefensa …
La primera de las bestias se lanzó al círculo de defensores, sus oscuros colmillos se cerraron alrededor de la cabeza de un hombre. Los otros tres lo siguieron, y aunque los prisioneros se defendieron, pateando y golpeando salvajemente, no pudieron hacer nada.
Las gradas estallaron en ruido por el derramamiento de sangre.
Un escalofrío repentino recorrió mi espalda y se me puso la piel de gallina. Di una sacudida, mirando a mi alrededor en busca de la fuente del aura aguda y fría que me rastrillaba como garras.
Profesor Grey…
De pie junto a mí, me pareció — sólo por un instante, una persona completamente diferente. Estaba tan quieto como una estatua, y su rostro normalmente inexpresivo era afilado como una espada. Sus ojos dorados, oscuros y despiadados, miraban el campo de combate con tal ferocidad que me quemaba incluso a mí.
Sólo Lady Caera parecía haberse dado cuenta. Cuando extendió la mano y le rodeó la muñeca con los dedos, me estremecí, instintivamente asustado de que la intención asesina que sentía la atacara.
Luego, el hechizo se rompió y me quedé con una sensación de vacío, como si alguien me hubiera sacado las entrañas con una pala helada.
¿Por qué ver a los Dicathianos lo angustió tanto?
¿Su familia también murió allí? Quería preguntar.
Antes de que pudiera reunir el valor para decir algo, una presencia aún más abrumadora se instaló en el área de preparación. Inmediatamente me sentí como si estuviera de vuelta en la sala de entrenamiento, el aumento de la gravedad me aplastó contra el suelo.
Brion y Linden se arrodillaron inmediatamente y presionaron sus rostros contra el suelo mientras el resto de la clase miraba a su alrededor con desconcierto, la “batalla” afuera completamente olvidada.
Como uno, nos volteamos hacia la figura que acababa de aparecer en nuestra área de preparación. Laurel dejó escapar un gemido y cayó de rodillas, y pronto el resto de los estudiantes hicieron lo mismo. Me di cuenta con un pánico punzante que solo el Profesor Grey, Lady Caera y yo todavía estábamos de pie, pero mis piernas estaban rectas y no podía moverme.
Ella me miró a los ojos, me sostuvo allí y sentí como si estuviera sentado en la palma de su mano mientras me inspeccionaba. Intenté arrodillarme de nuevo, pero no pude apartar la mirada de su rostro, la única en la cámara que no estaba cubierta por una máscara.
Pintura morada moteada con dorado colorearon sus labios y sus mejillas brillaban con stardust plateado. Su cabello color perla oscuro se levantó en trenzas y rizos sobre su cabeza, descansando entre dos cuernos estrechos en espiral. Ella llevaba un vestido de batalla elaborado con escamas que brillaban como diamantes negros y una capa forrada de piel que era tan oscura que parecía absorber la luz.
Quería apartar la mirada, cerrar los ojos, hacer cualquier cosa. Pero no pude.
Luego, una mano pesada estaba sobre mi hombro, sacándome de mi estupor. Me dejé caer, cayendo inmediatamente de rodillas con un gruñido de dolor.
“Guadaña Seris”, dijo el Profesor Grey desde arriba de mí. “Qué bueno verla de nuevo.”
Skydark: Feliz Navidad para todos… y no se empeden mucho (Solo yo puedo hacerlo) jajajajaj
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