Capítulo 345 – El Villano que Quiere Vivir

Louina seguía analizando el faro de Deculein. Por supuesto, su hechizo era tan perfecto que ya había penetrado en la esencia del mundo, por lo que lo mejor que podía hacer Louina era admirarlo. Pero debido al sexto sentido de un mago, estaba segura de que contenía algo más profundo, algo más ambicioso. Como un mosaico, los diminutos fragmentos de este gigantesco hechizo eran sin duda armoniosos y hermosos…

“¿Sigues estudiándolo?”

Louina se estremeció y se dio la vuelta, luego inclinó la cabeza.

“¿Yeriel…?”

“Sí. Tiempo sin verte.”

Yeriel asintió y se sentó a su lado. Luego, señaló el hechizo mágico que Louina estaba analizando.

“… y, escuché que la magia es de Deculein. ¿Descubriste algo?”

“…”

Louina ocultó una sonrisa amarga.

“Descubrí algo. Pero lo he revelado todo.”

“¿La destrucción del continente?”

El tono de Yeriel fue contundente. Bueno, esta chica odiaba a Deculein.

“Si. Pero….”

“¿Pero?”

Preguntó Yeriel. Louina lo pensó.

Todavía no sabía qué significado oculto había puesto Deculein dentro del faro. Como ella no sabía, era mejor no decir algo descuidadamente.

“…Nada.”

Louina sonrió y sacudió la cabeza. Yeriel apretó los dientes.

“¿Qué es nada?”

Yeriel colocó sus palmas sobre el escritorio de Louina, atrayendo la mirada de Louina hacia sus uñas. Como si los hubiera estado mordiendo, no había uno intacto entre los diez dedos, y parecía que se mordió algo de carne y las uñas.

De hecho. Debido a Deculein, la posición de Yukline se vería afectada.

“Sé que odias a Deculein. Aun así, ¿No puedes desquitarte conmigo?”

“…”

Entonces, un aliento caliente fluyó a través de los dientes de Yeriel. Louina levantó la vista con retraso. La tristeza y la ira se mezclaban en los ojos de Yeriel.

“… Yukline estará bien porque cooperas con Su Majestad.”

Supuso que era por el destino de su familia. Sin embargo, la expresión de Yeriel permaneció inmóvil. Su cuerpo temblaba con el rostro inclinado como si empujara las palabras dentro de su garganta con todas sus fuerzas.

Louina tomó sus manos entre las suyas.

“¿Tanto odias a Deculein?”

Yeriel sacudió su agarre.

“… ¿Hay alguna razón para que lo odies?”

“Gracias a él, seré el cabeza de la familia.”

Louina asintió como si ella también estuviera convencida.

“…Por cierto.”

Louina conocía a Yeriel. Desde los días en que ella asistía a la academia compartían un claro enemigo común en el sentido de que odiaban a Deculein, aunque solo se cruzaban dos o tres veces por semana para hablar.

“Has sido así desde antes.”

Yeriel siempre valoró a su familia e hizo todo por ellos. Odiaba a Deculein, pero amaba a Yukline.

“Entiendo.”

Rumble—!

En ese momento, los cielos y la tierra temblaron. Louina lo sintió, su cabello se puso de punta.

“¡…!”

Ella murmuró en voz baja mientras miraba por la ventana con los ojos muy abiertos.

“Empezó.”

“… ¿Qué empezó?”

Preguntó Yeriel. Louina miró hacia atrás y se echó a reír.

“Eso… pff.”

“… ¿Qué, por qué te ríes?”

De repente, su maná salió mal, y el cabello de Yeriel se erizó como si hubiera sido golpeado por un rayo… no. Este no era el momento.

Louina se aclaró la garganta.

“Ajem. El faro de Deculein comenzó a funcionar.”

“…”

La expresión de Yeriel se endureció.

“Así que, tenemos que ir ahora. Al faro”.

Louina lo dijo y tomó sus materiales. No había mucho más que pudiera averiguar atrapada en esta oficina de todos modos. Pensó que podría inspirarse después de ver el faro; tal vez con la cosa real sería diferente.

“…Iré contigo.”

“¿Qué?”

Pidió Yeriel. Louina pareció ligeramente sorprendida antes de negar con la cabeza.

“No. Es peligroso.”

Se puso el abrigo.

“¿Peligroso? No seas presuntuosa.”

“…¿Presuntuosa?”

Louina frunció el ceño.

“Sí. Solo estabas siendo presuntuosa. Todo el tiempo.”

“… ¿Qué quieres decir? De todos modos. Quédate aquí.”

“¿Quién dijo que lo odio?”

Las palabras de Yeriel atraparon a Louina cuando estaba a punto de irse. Louina se volteó para mirarla, con la mano agarrando el pomo de la puerta.

“… No lo odio.”

“¿…?”

Los ojos de Louina se quedaron en blanco cuando notó la humedad que se formaba alrededor de los ojos de Yeriel. Las gotas de agua de preocupaciones y penas pasadas se condensaron y, cuando sacudió la cabeza, se dispersaron como la luz de las estrellas.

“No quiero que muera.”

Yeriel confesó. Con una voz suave y temblorosa, trató de ignorar las lágrimas que brotaban.

“Deculein. Ese bastardo de mie**rda.”

El hombre se llama Deculein. A pesar de que no tenían ninguna relación biológica, Deculein la aceptó como Yeriel.

No podía ocultar su amor por él, ni quería ocultarlo.

“No lo odio… no lo odio. Así que…”

Aunque Deculein deseaba su muerte, aunque su deseo estaba a punto de hacerse realidad…

“Desearía que ese mal**dito bastardo no muriera”.

¿Cómo podía haber una hermana que quisiera que su hermano muriera?

“…”

…Y Louina sintió la inspiración que necesitaba de Yeriel. El único disparador que necesitaba era Yeriel.

“Si eso no es para destruir…”

Los ojos de Louina se volvieron azules. Los hechizos flotaban en el aire alrededor de Yeriel. Cálculos que nadie conocía, círculos mágicos, circuitos, puntos, líneas, floreciendo…

“Sino para proteger.”

…Y ensamblado arbitrariamente.

 

*****

 

El Emperador Sophien eligió a aquellos que aplastarían a Annihilation con ella. Había Sangres Demonio, aventureros, caballeros, plebeyos y el líder de los principados. Por supuesto, hubo bastante conmoción cuando se anunció este equipo, pero todos bajaron la cabeza frente a su gran causa.

Si no detenían el Altar, el continente perecería. Si el cometa se estrellara, aplastaría a la humanidad.

— Yo misma desenterraré la verdad del faro.

Sophien declaró que iría a la guerra. Inmediatamente, el Palacio Imperial declaró la ley marcial y se movilizó una legión, pero Sophien no tenía intención de moverse con unos bastardos tan débiles.

En cambio, a altas horas de la noche, solo los confiables fueron invitados a una habitación debajo del Palacio Imperial para prepararse.

Rumble—!

El sonido del maná hizo eco, sacudiendo el Palacio Imperial.

“…”

Sophien se hundió tranquilamente en su silla y se giró hacia un lado, mirando a Maho. Ella estaba leyendo unos documentos con sus manos temblorosas. Estos eran los documentos de la informante de Deculein entregados por Yeriel.

“¿Puede ser esto cierto…?”

Maho murmuró. Sophien permaneció en silencio, pero Lawaine, a su lado, habló en su lugar.

“Es cierto. Deculein mató a varios de la Isla Flotante e hizo su bastón con sus cadáveres. La evidencia provino de la propia Yeriel.”

Fue un hecho increíble para Maho. Deculein fue el benefactor que le salvó la vida. No era alguien que se dedicaría al Altar.

“Debe haber un malentendido…”

“Shh.”

Sophien se llevó la mano a los labios. En el silencio, pudieron escuchar a alguien acercarse. Maho se sobresaltó y Lawaine desenvainó su espada, pero Sophien los detuvo.

“Esta Sangre Demonio nos ayudará.”

Las palabras del emperador eran extrañas y difíciles de aceptar, pero en cualquier caso, ahora podían verse perfectamente normales, considerando que el continente estaba al borde de la destrucción.

“Es bueno verle, Su Majestad.”

La mujer se arrodilló frente a Sophien.

“Yo soy Ellie.”

Ellie se presentó cortésmente. Sophien sonrió y miró a los caballeros detrás de ella.

“Estoy ansiosa por ver los talentos caprichosos de esta Sangre Demonio.”

Solo ser un Sangre Demonio era suficiente para ser extraño, pero incluso para agregar caprichos… en el momento en que Delric y Lawaine tragaron saliva.

“Vamos.”

Ordenó Sophien, y Ellie asintió, se levantó y dio un paso. Sólo un paso, pero ese único paso cambió el eje de la tierra. Se sentía como si el sótano estuviera patas arriba. Se perdió todo sentido del equilibrio y se sentía como si los órganos de su cuerpo estuvieran siendo comprimidos.

Después de una oleada de náuseas enloquecedoras, cerraron los ojos, exhalaron y volvieron a abrirlos.

“…Hemos llegado.”

Ellie anunció el final de su viaje.

“De hecho, es un talento conveniente. Como se esperaba de un Sangre Demonio, ¿supongo?”

Mientras el emperador elogiaba a Ellie, Lawaine e Ihelm miraban a su alrededor sin comprender. Definitivamente, hasta hace tres segundos, estaban debajo del Palacio Imperial. La energía oscura que se adhería a la piel era espesa, el cielo oscuro estaba cubierto de veneno y el suelo ya había sido destruido. Esta era la tierra de la muerte, Annihilation.

El paisaje árido se extendía hasta el horizonte.

“Su Majestad. ¿Esto es…?”

Lawaine preguntó con sorpresa, pero la expresión de Sophien era bastante fría. El emperador simplemente levantó un dedo y señaló.

“No hay tiempo para sorprenderse. ¿Ves, no se está moviendo el faro?”

El faro de Deculein se alzaba imponente sobre la tierra desolada, envuelto en un halo.

Sophien miró a su alrededor.

“Vamos, vamos al faro. Tengo a alguien con quien encontrarme allí.”

Atando su largo cabello rojo en una cola de caballo mientras sacaba su espada, Sophien tenía un nombre en mente.

Deculein.

Deculein.

Deculein.

Después de recitarlo tres veces, solo un poco… su corazón parecía estar un poco más relajado.

 

*****

 

La operación del faro estaba bien encaminada. El maná refinado atravesó el cielo, guiando el camino a los cuerpos celestes. Los creyentes se postraban en el Santuario a orar, y los sumos sacerdotes del Altar formaban fila para detener cualquier impedimento.

Por otro lado, ellos poco a poco se acercaban al final que yo quería. Ya sea por su confianza o por su odio hacia mí. Y esperé hasta que llegaron.

“…Esta calmado.”

Dijo Julie. Annihilation y el faro de hoy estaban más silenciosos que nunca, pero era un silencio tirado por la tensión. Una solemnidad llena de fe.

Asentí mientras golpeaba mi bastón contra el suelo.

“Sí. Pronto, todos llegarán a este lienzo.”

“…¿Mmm?”

Los ojos de Julie se abrieron. Su rostro era lindo como el de una cierva mientras me miraba.

“¿Me lo dirás ahora?”

“…Oh.”

Me reí un poco. Ahora que lo pienso, nunca le dije a Julie lo que haría. Epherene, por supuesto, lo sabría, y para entonces, Louina e Idnik también lo habrían notado…

“Sí. Este faro es un amplificador. Voy a encerrar a todos los del continente en este lienzo con el.”

“¿Antes de que caiga el cometa, quieres decir?”

“Correcto. Todos los humanos deben ser preservados.”

Una colisión planetaria era un destino imparable, pero la extinción de la humanidad no formaba parte de ella. Incluso si los planetas chocaran, la humanidad podría preservarse. Esa era la idea de Epherene, y yo estuve de acuerdo con ella.

“Y….”

Cuando estaba a punto de explicar un poco-

— ¡Esto es terrible! ¡Hay intrusos!

El grito urgente de un sacerdote salió de la bola de cristal.

— ¡Allá arriba van dos! ¡Ten cuidado!

Esbocé una suave sonrisa y Julie agarró su espada. Luego, ella me miró y murmuró.

“… Contigo, hasta el final.”