Capítulo 337 – El Villano que Quiere Vivir

…El pasado distante se elevó como una niebla. Pasó un año, diez, cien, luego mil. Esos días no podían expresarse en términos de tiempo, esos lejanos recuerdos de la Era Sagrada. Dios todavía estaba vivo entonces, y Quay era un creyente devoto. Como había un solo Dios en ese mundo, todos excepto Dios eran creyentes.

— ¿Cuál crees que será la revelación divina de hoy?

— Jaja. Escribiré cualquier cosa y la aceptaran amablemente.

Los creyentes de la Era Sagrada, recibían revelaciones de Dios y pasaban sus días interpretándolas. Su cuerpo y mente estaban llenos únicamente de las revelaciones de Dios. Una vida en armonía con Dios, cada criatura dedicada únicamente a quien la creó.

En esa gran era, Quay era feliz. Cada momento fue completo, y cada fragmento fue perspicaz.

— Quay. Esta revelación es significativa.

Una extraña revelación llegó sin previo aviso. Para Quay, la revelación se interpretó de la siguiente manera:

[Tu indulgencia me llevará a la muerte.]

La indulgencia de los creyentes y la muerte de Dios. Quay se sorprendió. Recorrió con retraso este pueblo, mirando los rostros de los creyentes con sospecha. Finalmente, se dio cuenta de que eran diferentes a él.

— …

La tez de los creyentes parecía cansada. Parecían aburridos como si algo que no fuera Dios hubiera entrado en sus corazones. El tiempo había corrompido sus creencias.

— ¡Hay que restaurar nuestra fe! ¡Mira esta revelación! De lo contrario, ¡Dios estará en peligro!

Quay trató de persuadirlos, pero todo lo que obtuvo fue una respuesta seca.

— Quay, la interpretación de una revelación varía de persona a persona. La diferencia es cómo te lo tomas.

¡No hay cuestión de interpretación en esta revelación! ¡Dios no habla de su muerte!

Hubo controversia sobre la interpretación. Quay se involucró en una feroz pelea con los otros seguidores, pero sus esfuerzos fueron en vano. No mucho después, ocurrió la muerte de Dios.

— …?

Ese día del juicio fue extrañamente ordinario. El aire era bastante claro y refrescante, y el viento le acariciaba el cabello para consolarlo. Gracias a un toque tan suave, Quay lo supo.

La ‘divinidad’ en la atmósfera se había extinguido. Dios había sido asesinado.

— Drip, drip.

Quay abrió los ojos al sonido de la lluvia que caía. Observó un candelabro resplandeciente en una mansión por lo demás oscura.

“¿Estás despierto?”

Deculein lo llamó. Quay miró a su alrededor.

“…”

Estaba leyendo un libro en la biblioteca, con su bastón colocado en ángulo sobre su escritorio. Quay lo miró y asintió.

“Sí. Soñé por primera vez en mucho tiempo. Un sueño de la Era Sagrada.”

“¿Te divertiste?”

“No. Fue de desesperación. Fue el día en que Dios fue asesinado.”

Pasando lentamente la página, Deculein sonrió.

“¿Que es tan gracioso?”

“Puedo ver tu cuerpo rompiéndose como el mío.”

“…Pfff.”

Quay resopló. Después de todo, el cuerpo de una muñeca tenía limitaciones. El sueño sería la prueba de que se acercaba a ese límite.

“Tiempo suficiente para ver el final.”

“El mío también.”

Quay se levantó y se acomodó la ropa. Entonces el caballero detrás de Deculein agarró su espada.

“…Es un no-me-olvides.”

Quay ni siquiera miró a Julie, sino que señaló una flor sobre el escritorio, las no-me-olvides que Lia le dio a Deculein. Deculein lo miró y dijo.

“¿Conoces el lenguaje de las flores?”

“Las flores no hablan. Es solo una cosa hecha por el hombre.”

Drip— Drip—

En ese momento, la lluvia arreció, tamborileando contra el techo.

“No me olvides.”

Dijo Deculein. Quay se volteó y miró por la ventana.

“En el lenguaje de las flores.”

“…”

“Dios viene, Quay.”

Rustle—

Deculein pasó la página cuando el rostro de Quay se contrajo.

“Dios ya está muerto.”

“No. Puedo sentirlo. Ahora le haré el camino con el faro.”

Tap—

Deculein cerró el libro. Luego, miró la lluvia afuera.

“…Probablemente por eso me envió abajo.”

De repente, con una sonrisa en los labios, volvió a mirar a Quay.

“Quay. Ella te compadece.”

“…”

“Ella quiere que encuentres tu valor por ti mismo.”

Quay permaneció inexpresivo. Sin embargo, Deculein continuó.

“Su nombre es… Rain.”

Skydark: Lluvia…

Rain es el guionista de este juego. El Dios que enmarcó este mundo y quizás me trajo aquí.

“Ella siempre ha estado en este continente, observando a las criaturas. Ella afirma cualquier elección que haga la gente y ama su libre albedrío. Y ella se preocupa por ti.”

Quay negó con la cabeza.

“Lo descubrirás pronto. ¿Quién tiene razón?”

Drip— Drip—

Quay volvió a mirar por la traqueteante ventana y dio un paso adelante. En ese momento, el espacio cambió.

Swoooosh…

Al bosque fuera de la mansión Yukline. Quay levantó la cabeza hacia las nubes oscuras.

“…Rain.”

Mirando la lluvia que caía, Quay lucía una sonrisa oscura. Con el paso del tiempo, el cuerpo de la muñeca se debilitó y, cuando se encontró con humanos fuertes como Kreto, Epherene y Deculein, Quay comenzó a sospechar. Puso a prueba su fe.

Quay ya sabía por qué.

“Hace tiempo que sé que la fe de Deculein es más fuerte que la mía.”

Su creencia infinitamente fuerte, su poder mental más fuerte que la causalidad, sacudió su fe. Estaba siendo manchado por una creencia más fuerte.

Quay dejó escapar una risa desdeñosa.

“…Oh, Dios. Sin embargo, sigo creyendo en tu muerte y estoy convencido de que los descendientes del asesino de Dios viven en este continente.”

Por lo tanto, debido a que su fe fue quebrantada, el Dios muerto no pudo volver. No, no debes volver.

“Pero si no estuvieras muerto. Si solo fingieras suicidarte y miraras desde lejos.”

Había una pequeña cantidad de ira en la voz de Quay. Sus manos temblaban cuando las apretó.

“Los incontables años que esperé y oré por ti…”

Una oración de diez mil años de dedicación, quizás incluso más distante que eso. Años infinitos, solo esperando que Dios regrese y aislando su existencia del mundo.

“… no tendrá sentido.”

‘Así que, si quieres consolarme después de orar durante diez mil años sin una sola palabra, supongamos que ese es el caso…’

“Preferiría matarte…”

Drip——

El agua de lluvia se filtró por el rostro de Quay mientras cerraba los ojos en silencio.

Swooooosh…

Se bautizó a sí mismo en la lluvia que caía.

 

*****

 

Deculein suprimió a la Sangre Demonio y los arrojó a la prisión de pintura. Los buscó a través del desierto, matando al 70% de la población Sangre Demonio. También rompió toda calma en el proceso.

Todos aquellos que podrían llamarse poderes pro-Imperiales juzgaron que todos los demás estaban del lado de la Sangre Demonio, torturándolos hasta que confesaron. Además, Deculein redactó un comunicado de declaración de guerra al reino más cercano al Imperio. Algunos reinos que escucharon la noticia cayeron de rodillas en señal de rendición antes de que estallara la guerra.

De este modo, Deculein se convirtió en un general triunfante que ganó la guerra sin siquiera luchar. Al mismo tiempo, hizo a un lado a los medios que lo atacaron y advirtió oficialmente a la Isla Flotante.

“…Hay muchas fuerzas resistentes en el reino, principado y este imperio~.”

Ganesha dijo en la sala de conferencias Masal rodeada de montones de documentos. Lia dejó su periódico y asintió.

“Sí. Deculein es un contribuyente.”

Deculein ejercía el poder y el prestigio del emperador. Fue solo por el bien de la destrucción del Altar y su gran imperio, según él.

“No solo el Imperio, sino también los plebeyos y los nobles del reino, todos lo odian. Se han recogido las pruebas de los delitos que cometió.”

Ganesha señaló los papeles. Todo era evidencia, pero no podían revelarlo en este momento. El prestigio de Deculein dominaba el continente, por lo que les cortarían la cabeza incluso antes de llegar a juicio.

“… ¿Deberíamos esperar?”

“Sí.”

Lia asintió.

“El final está decidido de todos modos.”

Lia ya conocía la última parte de esta serie de misiones. Al final, tendrían que ir a Annihilation y llegar al faro.

“Deculein preparará su magia en su faro.”

“Oh~, apuntemos al momento en que encenderá ese faro~. ¿Es eso lo que quieres decir?”

“Sí.”

Deculein activaría el faro, y esa era su oportunidad. Sophien y las fuerzas imperiales, los supervivientes de la Sangre Demonio y Masal los atacarían de forma preventiva.

“Habrá una oportunidad de contraatacar. Pronto.”

— Miauuuuu.

Los dos miraron hacia arriba con sorpresa. El Munchkin pelirrojo los estaba mirando.

“…¿Su Majestad?”

— Déjame ese momento a mí.

Dijo el Munchkin.

— Atravesaré su corazón.

Con una cara endurecida, su cola se mantuvo erguida.

 

*****

 

Annihilation estaba llena de vida, todos los miembros del Altar. Estaban inclinados, mirando el alto faro construido en medio de sus tierras yermas.

“Impresionante.”

Dijo Kreto. Me volteé hacia él y asentí.

“Sí. Lo es. Es un edificio que no será corroído por la energía oscura.”

El faro era resistente. La propiedad de ‘nunca romperse’ estaba dotada en sus piedras. Pase lo que pase, permanecería en este continente.

“¿Qué vas a observar con eso?”

“Le daré paso a los cometas y observaré a Dios.”

“… ¿El cometa?”

“Sí. El cometa destruirá el continente.”

Algunos devotos detrás de mí temblaron.

“Entonces el continente no prosperará.”

“Las cosas que pueden perecer perecerán. No yo ni tú.”

“…”

Kreto sonrió en silencio. Deliberadamente endurecí mi expresión.

“Surgirá el sistema de clases más completo.”

Dije que los demás escucharan. Los informantes de Lia y Ganesha de la Sangre Demonio probablemente observaron cada uno de mis movimientos.

“Un continente lleno de inmundicia y basura finalmente será limpiado.”

“…inmundicia y basura. ¿Qué es esa inmundicia y basura para ti? ¿Están incluidos entre ellos los miembros del Altar?”

Preguntó Kreto.

“Por supuesto. Aquellos que regresaron al Altar no son diferentes de los desechos que dejó el Imperio. Los usaré y los tiraré, eso es todo.”

En otras palabras, aquellos que ganaron protagonismo bebiendo el elixir.

“Serán los primeros en ser descartados.”

Luego, una tos ronca sonó detrás de nosotros y Relin se acercó.

“Um… Conde.”

Relin tenía una mirada vacilante.

“¿Qué está sucediendo?”

“Er… el área subterránea de la torre…”

Cuando lo escuché, supe de inmediato lo que quería decir. Debe significar que Louina e Ihelm escaparon.

“Pregunté qué estaba pasando, Relin.”

Pregunté solo eso. Pero con la personalidad de Relin, estaba claro que dudaría y huiría.

“Oh, no es nada. ¡Hubo un problema menor, pero puedo resolverlo por mi cuenta!”

Fue una respuesta que no se desvió ni un centímetro de lo esperado. Asentí.

“Pronto será tiempo de adoración. Para que puedas ocuparte de las pequeñas cosas.”

“…Oh sí. Sí…”

Relin huyó. Lo vi irse, y Kreto puso su mano en mi hombro y susurró.

“…Entonces trabaja duro.”

Sabía lo que quería decir. Kreto era el ayudante más cercano de Quay y escuchaba todo de él.

“Sí. Una persona que quiere convertirse en Dios parece débil contra usted, Su Majestad.”

“…Supongo que sí. Es curioso para mí también.”

Kreto sonrió gentilmente. Detrás de él, un rostro familiar pasó como un rayo.

Lia.

Oculté mi sonrisa y me volteé hacia Kreto.

“Adiós.”