Capítulo 301 – El Villano que Quiere Vivir

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“…”

Sophien se quedó dormida mientras Keiron la cuidaba como un caballero. Después de sufrir el dolor en su corazón, se desmayó, pero su expresión era la más tranquila que nunca.

Él todavía no sabía si esto había causado que ella se liberara de la influencia del Altar o si había sido liberada de su destino dado por Dios. Él aún no lo sabía. Sin embargo, a los ojos de Keiron, el caballero del Emperador, al menos el rostro de su maestra ahora estaba en paz. Llena de confianza sin preocupación o inquietud, la sonrisa que lucía era brillante.

“Es una sonrisa que Su Majestad nunca ha mostrado antes.”

Una sonrisa que no era ni demasiado oscura ni demasiado clara. Simple como otros humanos comunes en este continente, belleza simple como flores silvestres mecidas por el viento a lo largo del camino…

“…¿Quién es?”

Entonces, una voz vino desde atrás. Keiron miró a su alrededor. Epherene había regresado al Santuario. Sus ojos se abrieron de par en par cuando notó que Keiron y Sophien estaban acostados en el suelo.

“¡¿Huh?!”

“¿Epherene?”

Epherene tragó saliva y asintió.

“Hiciste un buen trabajo.”

Keiron miró a Julie dentro del cilindro. Epherene se rascó la nuca.

“Oh, eso…”

“La Caballero Julie merece una vida mejor.”

Las palabras de Keiron, al menos, no eran vacías.

“…Sí.”

Ella asintió suavemente.

“Okey. Vamos, comprueba el estado de Julie. Además, si necesitas algo en el futuro.”

Keiron sacó una estatua de un caballero del tamaño de un dedo de su bolsillo y luego la puso sobre la mesa.

“Dímelo.”

“…¿Este eres tú?”

“Sí.”

Epherene asintió de nuevo.

“¿Pero por qué estás aquí? ¿Y Su Majestad?”

“Para matar a Julie.”

“Le ruego me ¡¿disculpe?! ¡¿Por qué?!”

“Julie robó el corazón de Deculein.”

“¡Qué!”

Los ojos de Epherene se abrieron. Corrió para ver a Julie en el cilindro. Afortunadamente, Julie estaba bien.

“… Pero ella está bien.”

“Porque Su Majestad cambió de opinión.”

“¿Sí? Que es…”

— En ese momento.

El eco de la energía oscura pasó por la mente de Epherene. Alguien se acercaba.

“¡Es Deculein!”

“… ¿Deculein?”

“¡Escóndete, escóndete, date prisa! ¡Si te atrapan aquí, tú también estarás en problemas!”

Epherene rápidamente cavó un hoyo con magia. Empujó a Keiron y Sophien adentro, luego lo cubrió con una membrana de su maná.

Stomp— Stomp—

Resonando pasos. Epherene se aclaró la garganta y se dio la vuelta.

Era cierto que él mató al demonio, pero Deculein todavía estaba enterrado en energía oscura.

“…Profesor.”

Ahora Deculein era peligroso. Sus ojos brillaban de color morado.

“…”

Él se quedó quieto y miró a su alrededor. El silencio sofocó el aire, y Epherene se esforzó por no mirar hacia el pozo donde estaban escondidos Sophien y Keiron.

“Estabas aquí.”

Mientras decía esas palabras, la energía oscura fluyó como humo de la boca de Deculein.

“Estoy tratando de salvar a Julie.”

“…”

Sin embargo, Deculein estaba calmado. Él no reaccionó; él solo la miró fijamente.

“Es cierto. Explicaré todo… incluso cómo lo haré.”

La magia del tiempo de Epherene mezcló la ciencia y la magia, así como la medicina natural. Epherene le explicó todo. Sin embargo, algo todavía la molestaba un poco.

“Por supuesto. Si mueves el tiempo, la Caballero Julie olvidará su pasado.”

Que Julie olvidaría sus recuerdos. Deculein no toleraría ese hecho porque amaba a Julie más que a nadie. No soportaría que borraran los recuerdos de Julie.

“¡Pero!”

Epherene continuó. Cogió el diario que estaba sobre la mesa.

“La Caballero Julie escribió en este diario. Con su letra y su maná. Así que, cuando la Caballero Julie se despierte, lo sabrá nuevamente.”

Stomp—

Deculein se acercó más. La energía oscura se filtró por todos los poros de su cuerpo, pero Epherene bloqueó su camino.

“¿Qué va a hacer?”

“…Eso es solo un recuerdo falso.”

“¿Sí?”

Sus palabras fueron vagas por alguna razón. Epherene frunció el ceño.

“Entonces, ¿Tiene la intención de dejarla morir mientras le recuerda?”

Deculein la miró sin decir una palabra. Epherene sintió que el calor le subía a la cabeza.

“¿Está bien morir recordándole ahora, profesor? ¿Eso es mejor que la supervivencia de la Caballero Julie?”

“Incluso si sobrevive de esta manera, estaría viviendo con recuerdos falsos. Es una vida que no tiene sentido ni valor.”

“…Wow.”

Vapor estaba prácticamente estaba saliendo de sus oídos ahora. ¿Había evaluado mal a este profesor? Ella no imaginó que él haría esto. ¿Era esto una señal que le decía que no lo olvidara y simplemente muriera?

Deculein habló.

“Muévete.”

“No puedo. Si va a hacerlo, muévame primero.”

Epherene abrió los brazos. Estaba planeando detener el avance de Deculein con su cuerpo.

“Eres tonta, Epherene.”

“¡Hmph! Soy bastante fuerte ahora— ¡uf!”

¡Whooooosh—!

Un inmenso maná la empujó lejos. Salió volando como si la hubiera atropellado un coche.

“Ugh…”

Una abrumadora masa de Psicoquinesis la había arrojado. ¿Un ataque sorpresa? Él podría haberle dado algo de tiempo para ponerse la armadura…

Mientras ella gemía, Deculein ya había llegado donde Julie.

“¡Espere!”

Haciendo caso omiso de su llamada, miró a Julie en el cilindro y se quedó allí con el dolor en el rostro. Él cogió su diario.

“Qué…. va a hacer…!”

Epherene obligó a levantar su cuerpo harapiento. Deculein la miró fijamente.

“No te esfuerces demasiado.”

“…Qué.”

“Te estoy diciendo que no le des la vuelta.”

“¡Qué!”

En un instante, el maná ardió en su agarre. Llamas de destrucción mezcladas con energía oscura.

Epherene extendió la mano para detenerlo.

“¡No!”

¡Woooosh—!

Las llamas bañaban atravez de sus dedos. Y…

“…”

Epherene parpadeó un par de veces mientras el mundo se quedaba en silencio.

“…Huh.”

Definitivamente ardió. Pero ocurrió algo diferente de lo que ella esperaba.

“¿…?”

Fluyendo a través de sus dedos… había polvo negro. No quemó el cilindro del tiempo, como ella temía, sino que… el diario de Julie.

“…¿Por qué?”

Preguntó Epherene. Entonces, Deculein se dio la vuelta. Epherene se estremeció.

“… La razón por la que dejé ir a Julie.”

En el oscuro Santuario, su voz resonó suavemente.

“Es porque quiero que ella viva libremente.”

Deculein lo sabía. Si estuviera lejos de Deculein, no, ¿Solo cuando escapara de Deculein, Julie podría ser liberada?

“Ya que quería que ella pasara el resto de su vida sola.”

“…!”

Epherene tembló.

“… Apruebo que intentes salvar a Julie.”

Deculein dijo mientras se alejaba.

Stomp, stomp.

¿Era su imaginación que su forma de andar se sentía particularmente lamentable?

“Sin embargo… no la prives de su oportunidad de vivir libremente.”

Epherene lo miró. Él se acercó a ella.

“Esta segunda vida debe ser solo suya.”

“…”

“Yo no debería estar en esa.”

Al mirar esa mano, Epherene pensó que tenía razón al evaluar a Deculein. Realmente, lo tenía. Este profesor era un mago de principios excesivos, pero a veces era demasiado arrogante e ignoraba y despreciaba a las personas con demasiada facilidad. Aun así, en términos de amar a alguien, amaba más que nadie…

Stomp—

De repente, los ojos de Deculein se cerraron. Se derrumbó mientras extendía su mano.

“¿Huh?”

…En estas situaciones cliché, la dirección en la que uno cae suele ser el problema.

“Uh.”

Deculein cayó encima de Epherene.

“…”

Ahora, sosteniéndolo en sus brazos, el rostro de Epherene se puso rojo como si estuviera a punto de explotar, y Keiron se puso de pie, mirándolos.

Epherene le pidió ayuda.

“¡Caballero! A-A—Ayúdame-”

“Parece que lo estás disfrutando.”

“¡Disfrutar qué! Llévatelo contigo—”

Epherene negó con la cabeza violentamente, pero Keiron la abandonó en el Santuario.

 

*****

 

…Tres días después.

Se decidieron bastantes cosas después del incidente de la intrusión del demonio. Primero, Bell y la destrucción de su hogar. Era su castigo por atreverse a encubrir el ataque del demonio.

En segundo lugar, la Emperador Sophien se fue al Imperio. Más bien, después del ataque del demonio, se vio obligada a regresar.

“Este es el plano para el círculo mágico de la autodestrucción.”

Como resultado, yo estaba negociando con Idnik. La Emperador Sophien e Idnik del desierto compartían un discurso formal.

“En lugar de presentar este plano, lo que queremos es una autonomía del desierto. No importa si el Imperio anexiona el desierto como territorio o establece fronteras. Solo quiero que se garantice la supervivencia y la preservación adecuada del desierto y las tribus.”

“…”

Examiné los gigantescos planos mágicos arbitrariamente modificados de Idnik.

“Su Majestad. ¿Está de acuerdo con eso?”

A mis espaldas, Sophien, observando el acuerdo desde la trastienda cubierta con un biombo, se aclaró la garganta.

— Bien. Sin embargo, ustedes tendrán que cooperar en la expedición hacia Annihilation.

“Por supuesto. Nuestra red humana se está apoderando de la inteligencia del desierto. Tenemos un espía en el Altar para ayudar a Su Majestad tanto física como mentalmente.”

Idnik me entregó los papeles.

“Además, si bien el desierto se puede sostener hasta cierto punto, eso no significa que no necesitemos suministros externos. Por lo tanto, también se necesitan algunos acuerdos relacionados con el comercio.”

— ¿Comercio?

Sophien tomó el documento con Psicoquinesis y lo leyó.

— …No es nada especial. Lo permitiré. Sin embargo, no uses a la Sangre Demonio en estos procesos. Aun no estoy lista para enfrentarlos.

“Sí. Gracias.”

Idnik negó con la cabeza una vez más.

“Por cierto, estamos listos para cooperar con Su Majestad de esta manera. Hay muchas tribus del desierto hostiles al Imperio. Debido a la opresión tribal de este…”

“Hay un tipo preparado para algo así.”

Esta vez respondí. Idnik no parecía saber de lo que estaba hablando, pero dije su nombre.

“Bell.”

Ahora estaba encarcelado en un calabozo con los brazos y las piernas amputados.

“Llévate a Bell contigo. Será perfecto si lo usas para aliviar su ira. Bell fue el perpetrador más directo en la campaña a la opresión tribal en primer lugar.”

Una sonrisa se extendió por los labios de Idnik por un momento, pero rápidamente corrigió su expresión y dijo.

“…Su Majestad. ¿Eso está bien?”

— Llévatelo. Ya sea que lo críes en una choza o lo hagas vivir como un juguete por el resto de su vida y luego lo mates. Haz lo que quieras.

Después de hablar, Sophien le tendió dos cartas personales. Uno era el acuerdo del Emperador con este trato, y el otro era una orden de entregar a Bell al desierto.

Idnik preguntó como si estuviera atónita.

“¿Es posible que estuviera considerando esto desde que puso a Bell aquí?”

— Hmph. Esto debe haber sido idea de Deculein. En serio, es de los que matan a sus oponentes políticos de la peor manera. Sabía que había una razón por la que no movía un dedo en asuntos relacionados con las tribus.

Idnik me miró, pero no dije nada. Sophien hizo un gesto con la mano.

— El acuerdo termina con esto.

“…Sí. Me siento honrada.”

Idnik parpadeó y salió, luego me puse de pie.

“Su Majestad. Le pasaré esto a los sirvientes—”

— Deculein.

Sophien me interrumpió y abrió biombo. El rostro tímido de Sophien apareció cuando se asomó.

“…Espera. Tengo un presente.”

“¿Un presente?”

“Si.”

Sophien se aclaró la garganta.

“Esta es la reconciliación que te ofrezco—”

“Solo la intención de Su Majestad es un regalo para mí.”

“Mald**ita sea.”

Su rostro se arrugó de modo que no pude evitar asentir.

“Sí. Lo tomaré.”

“…Bien. No hay necesidad de tanta tontería. Y no es nada, así que cierra la boca y tómalo.”

Sophien me empujó en el costado con algo.

“…”

Dejé de pensar por un momento cuando lo vi.

“…¿Qué?”

Era una pequeña maceta. Sostenía una maceta muy pequeña.

“¿Es demasiado pequeño e insignificante…?”

Sophien preguntó ansiosamente. Como ella dijo, solo había un cactus muy gastado y flores pequeñas en la maceta.

“…Dime.”

Era demasiado pequeña y gastada, tan fea que ni siquiera podía llamarse flor. Sin embargo, el trabajo manual y la sinceridad de Sophien fueron claros.

“…”

Lo miré sin decir una palabra. No tenía idea de qué decir o cómo responder. Había pasado tanto tiempo desde que había estado perplejo. Puede ser porque fue muy inesperado, pero me vinieron a la mente viejos recuerdos. Era la primera vez en mi vida que recibía flores como regalo…

No. Fue la primera vez desde que dejé de ser Kim Woojin.

“¿Deculein?”

“Gracias.”

Respondí apresuradamente. Mi corazón latía con una sensación de agitación que me sorprendió incluso a mí.

“Debería retirarme.”

Hice una reverencia y me fui rápidamente…

 

*****

 

Creek—

Inmediatamente después de que la puerta se cerró, Sophien murmuró sin comprender.

“…Funcionó.”

Ella estaba segura de eso. Aun parecía que varios sentidos de su cuerpo habían sido dañados debido a su herida emocional, pero no fue por eso.

Ella estaba segura.

“El latido de su corazón desde hace un momento.”

Cuando le entregó la flor de cactus, fue evidente en el corazón de Deculein.

“¡Keiron! ¡Llama a Lia!”

— Sí.

Sophien exclamó con urgencia.

Creek—

Después de un rato, la puerta se abrió y entró Lia.

“Si su Majestad. ¿Qué pasó?”

“¡Funcionó!”

“… ¿Qué funcionó?”

Como desconcertada por Sophien, que se regocijaba como una niña, Lia inclinó la cabeza y abrió los ojos.

“la cosa que tú dijiste. Funcionó.»

“¿…?”

“La flor. ¡Me refiero a la flor!”

Explicó Sophien. Estaba orgullosa de su colosal logro.

“El corazón de Deculein tembló ante esa flor muy gastada.”

“Oh…”

Solo entonces Lia entendió.

“Su corazón latía significativamente más rápido.”

Sophien explicó con entusiasmo, pero la tez de Lia no era tan buena.

“… Eso es una suerte, Su Majestad.”

“Sí. En ese caso, digámoslo así.”

Sin embargo, en este momento, a Sophien no le importa la condición de Lia.

“¿Qué… quiere decir?”

“¿No va a haber otro? Sea lo que sea, dime qué le gustará a Deculein.”

Sophien, por supuesto, esperaba que Deculein fuera feliz. Estaba dispuesta a rendirse mientras Deculein fuera feliz porque eso era amor.

— Pero.

Eso no era adecuado para su aptitud.

“Cada vez que una cosa funcione.”

Entonces, esta vez para ser justos, en un mano a mano. Sin matar a nadie ni escabullirse. Con su devoción, se acercaría a Deculein.

“Te daré cualquier tesoro que desees. Los tesoros del Imperio.”

Sophien golpeó su pecho y declaró.

“…”

Sin embargo, no hubo respuesta de Lia. Sería natural que le gustara, pero el corazón de Lia se sentía oscuro y podrido.

“¿Lia?”

Sophien preguntó sospechosamente. Lia apretó los dientes.

“…Si su Majestad.”

Sin embargo, era necesario distinguir entre asuntos públicos y privados. Dado que Deculein no era Kim Woojin, para despejar la quest principal de la salud mental de Sophien y obtener la riqueza de la familia imperial—

“Estoy aquí para ayudarle.”

Sobre todo, como Lia, no como Yoo Ara, tenía que hacerlo.

“…Bien. Confiaré en ti.”

Sophien sonrió brillantemente y tomó la mano de Lia.

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