Capítulo 296 – El Villano que Quiere Vivir

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…en el desierto. Miré el mapa de Delric, contrastando las coordenadas de nuestro progreso con nuestro destino. Parecía que ya habíamos llegado a nuestro destino. Aunque no al destino del que estaba pensando.

“Parece estar aquí.”

Hablé con la persona a mi lado.

“¿Aquí?”

Sophien. Ella, que me había estado siguiendo, miró a su alrededor con nobleza. No había nada por aquí excepto una sola choza de madera. Era la única estructura de madera visible en el vasto desierto. Parecía sospechoso sin importar quién lo viera.

“Una choza.”

Sophien entrecerró los ojos. Los caballeros a su lado mantuvieron la espalda erguida mientras la miraban.

“¿Quién es la fuente de esta información?”

Sophien preguntó enfadada. Respondí.

“Soy yo.”

“…”

Sophien, que estaba a punto de decir algo, cerró la boca por un momento. Ahora, yo estaba acostumbrado a decirle mentiras. Sophien apretó los dientes.

“Ya sé que recibiste el informe.”

“Sí. Pero fui yo quien lo consideró una fuente viable.”

“…”

“Una persona está a cargo porque tiene la responsabilidad. No responsabilizamos a los demás.”

El aire a nuestro alrededor se volvió rígido. Sophien me miró con los ojos entrecerrados, lo que provocó que los caballeros que estaban cerca de nosotros retrocedieran.

“Además, quién sabe qué habrá en esto.”

“Entonces. Lárguense, todos ustedes.”

Sophien generó maná y alejó a los caballeros.

“Solo Deculein y yo entraremos.”

“S-Su Majestad—”

Desconcertado, Delric trató de detenerla, pero intervine.

“Sí. Vamos a hacer eso.”

Y abrí la puerta de la choza. El olor a madera impregnaba el interior ordinario. Sophien parecía un poco perdida cuando señalé el interior.

“Vamos.”

“…¡Profesor! Hubo un ataque de asesinato hace un momento. Quién sabe qué podría haber dentro—”

Delric me llamó por mi antiguo título, desesperado por detenerme.

“Suficiente.”

Sophien empujó a Delric y luego entró directamente en la choza.

“Entremos.”

Me miró desde el umbral. Sus manos enguantadas se estiraron.

“Sí.”

Acepté su mano y entré.

¡Slam—!

Tan pronto como entre, la puerta se cerró detrás de nosotros. Nos sumergimos en la oscuridad.

“Está bien,”

Dije. Respondió Sophien.

“Lo sé. ¿Hay un código de acceso?”

“Sí.”

Cuando miré la oscuridad con Visión, pude ver un círculo mágico.

“Este es un pasaje.”

Lo entendí en un instante. Este era un pasaje que conducía bajo tierra. Si desarmaba y analizaba esta magia, podría encontrar la contraseña. Preguntó Sophien.

“Y, entonces, ¿Cuál es la contraseña?”

“… Es la ‘noche del desierto’.”

¡Woooosh—!

La choza se hundió en la arena.

 

*****

 

¡Bang—!

“…”

En el momento en que llegamos, Sophien volvió a abrir los ojos. Aunque todavía estaba dentro de la choza, el ruido afuera era diferente. Escuché las voces de la gente; no hablaban la lengua imperial sino una determinada lengua tribal.

“… Supongo que tu información era correcta, ¿Huh?”

Sophien volvió a mirar a Deculein y se aclaró la garganta como si estuviera un poco avergonzada.

“Sí. Entremos.”

Deculein abrió la puerta de la choza.

“…”

Varias personas iban y venían por este espacio subterráneo, y había tiendas, escuelas y otras cosas construidas por todas partes. Era un escondite para las tribus en el desierto para escapar del Imperio, pero la distinción entre áreas residenciales y comerciales era tan marcada que incluso Sophien estaba perpleja.

“…vinieron.”

Alguien que llevaba un turbante se acercó a los dos.

“Idnik.”

Sophien frunció el ceño y Deculein preguntó.

“¿No fue que se filtró la información, sino que nos llamaste?”

“Sí. Pedí una conversación… pero no pensé que Su Majestad vendría.”

Idnik volvió a señalar la choza.

“Hablemos adentro.”

Sophien calentó su maná, pero Deculein la agarró de la muñeca.

“…Deténgase.”

“¿Qué?”

“No hay razón para pelear. Aun es imposible determinar quién es un Sangre Demonio. Además, las probabilidades de éxito son escasas.”

Idnik asintió.

“Así es. Nuestras probabilidades también son escasas. Porque tenemos un enemigo común.”

“¿El demonio del desierto?”

“Sí.”

Idnik miró a Sophien.

“Su Majestad, ¿Alguna vez ha escuchado la leyenda del demonio del desierto?”

“…”

Sophien no respondió.

“Si. De todos modos, es un demonio. Es un demonio que fue sellado en el pasado, pero el sello se ha aflojado en estos días debido a que el ejército imperial entró en el desierto. Este escondite contiene las viejas cenizas que se usaron para sellarlo.”

Diciendo eso, Idnik entró en la choza.

“Entren. Habrá una conmoción ahí fuera.”

Deculein y Sophien la siguieron un segundo después.

“…”

Sophien examinó el interior de la choza y se sentó cerca de la mesa del comedor, casi instintivamente. Si pudiera sentarse, se sentaría. Eso encajaba con su posición como Emperador.

Sophien habló.

“Deculein.”

Sus pupilas carmesíes se elevaron bruscamente.

“Sí.”

“¿Por qué viniste aquí?”

Deculein se sentó frente a ella.

“No hay absolutamente ninguna forma de que tú salga en una campaña sin ninguna duda.”

Eso era correcto. Deculein confió en un mapa que no era más que una hoja de papel. Eso no tuvo revisión, ni reconocimiento.

“…Deculein. Lo sabias.”

Él observó a Sophien en silencio.

Tic— Tac—

La choza crujió a su alrededor y la arena cayó suavemente del techo.

“…si esto así.”

El rostro de Sophien se endureció. Su mandíbula se crispó.

“¿Desobedeciste mis órdenes y te comunicaste en secreto con el enemigo? ¿Hasta qué punto planeas decepcionarme?”

Su voz era baja y seca.

“Esto es por Su Majestad.”

“¿Por mí?”

“¿Le gustaría escucharme primero?”

Idnik lo dijo y dejó algunas tazas de té. Al momento siguiente, se arrodilló. Sophien no le prestó atención.

“Yo soy Idnik, discípula de Demakan y representante del desierto.”

“…”

Sophien sigue concentrada en Deculein. Idnik puso un documento sobre la mesa, sin vacilación.

“Esta es una solicitud de rendición firmada por una tribu minoritaria en el desierto. El desierto no dañará al Imperio. Lo juro por mi sangre.”

Sophien seguía sin responder. Idnik continuó explicando.

“El desierto no tiene nada que ver con Annihilation o el Altar. Todos estamos siendo engañados por ellos jugando un lado contra el otro. Así que—”

“Esta es la tierra de Rohakan, quien mató a mi madre.”

Sophien habló con Deculein. Idnik chasqueó la lengua por dentro.

“Deculein, me estás diciendo que negocie con esa persona. ¿Es esta tu lealtad?”

Sophien lo miró fijamente. Su ira era tan intensa que podía verla con Visión. Entonces, Idnik habló.

“Este desierto está impreso con la magia de la autodestrucción.”

“…”

Esta vez, Sophien mostró una reacción. Sus cejas se fruncieron.

“Si se activa, todo el desierto será destruido. Todo el que ponga un pie en el desierto morirá.”

Este era el enorme círculo mágico que Deculein le dejó a Idnik, y ella lo había instalado con éxito.

“El desierto arriesga su vida. Su Gran Majestad noble y suprema del Imperio. Por favor, no detone esta mina para atrapar una sola lombriz.”

“…”

“Nos quedaremos como lombrices.”

Solo entonces Sophien se volteó hacia Idnik. Idnik bajó la cabeza suavemente.

“No quiero.”

Fue una negativa muy simple; su odio era así de fuerte. Idnik se puso de pie como si lo hubiera esperado.

“En una fecha posterior, enviaré otro mensajero.”

Idnik se fue así. Sophien siguió mirando a Deculein como si fuera a matarlo.

“Su Majestad. Espero que Su Majestad no se arriesgue en el desierto. Mi lealtad es esta.”

“¿Lealtad? Tu lealtad—”

“Su Majestad en este momento va por un mal camino.”

“…”

La expresión de Sophien se oscureció.

“Las tribus del desierto están siendo masacradas sin remordimiento. Sin embargo, no son Sangre Demonio y, por lo tanto, no hay justificación ni principio para sacrificarlos. La guerra sin causa solo pondrá en peligro a Su Majestad.”

Sophien cerró los ojos por un momento mientras Deculein hablaba en voz baja.

“Mi lealtad es proteger a Su Majestad, y esta es la forma de hacerlo. No puedo permitir que Su Majestad desperdicie su cuerpo en el desierto.”

“…Ha.”

Sophien respondió con una mueca.

“Deculein. Te pondré en prisión.”

 

*****

 

Mientras tanto, en el Santuario de Time, no lejos del desierto.

“¡Lo hiceeee—!”

Un fuerte grito sorprendió a Julie mientras dormía. Epherene había terminado su cilindro.

“…Epherene.”

“¡Julie! ¡Ven y mira!”

Agarró el brazo de Julie y la arrastró. Terminó un cilindro lo suficientemente grande para que tres o cuatro personas se acostaran y descansaran. Cerca se encontraban dispersos documentos teóricos y libros científicos.

“¿Puedes ver la línea en la parte superior de este cilindro? Aquí es donde inyectaré mi energía del tiempo.”

Epherene explicó con entusiasmo.

“Voy a poner todo tu maná aquí también.”

Una piedra de maná parecida a un meteorito que pesaba aproximadamente 227 kg se colocó a un lado. Antes de la transferencia de tiempo, para evitar una reacción inmune, todo el maná de Julie debe almacenarse en el interior.

“Y este es el líquido condensado de la Hierba Lunar.”

Se almacenó en una jeringa conectada. A medida que avanzaba la transferencia de tiempo, continuaría infundiéndose en su cuerpo.

“Además, lo más importante.”

Epherene sacó un diario.

“El diario de lo que debes recordar.”

Julie lo miró y asintió.

“Sí.”

“Bien. Empezaremos pronto, entonces…”

Stomp—

Allen apareció con Idnik. Idnik se acercó y se sentó. Preguntó Julie.

“Idnik. ¿Como te fue?”

“Mal. Bueno, lo esperaba. Sabía que no funcionaría en el primer intento.”

“¿Qué hay del profesor?”

Esta vez Epherene preguntó. Las orejas de Julie se animaron cuando Idnik se encogió de hombros.

“Él parece reacio a matar cualquier cosa que no sea un Sangre Demonio. Hay muchas tribus inocentes en el desierto y consume muchos recursos.”

“…¿Enserio?”

“Sí. Él expresó su opinión al Emperador.”

Los ojos de Epherene se agrandaron. Como era de esperar del profesor. Como seguidor de las reglas por principios, era más justo y equitativo que nadie cuando se trataba de tales asuntos.

“Entonces, ¿Qué está haciendo el profesor ahora?”

“Se hizo encarcelar.”

“…¿Qué?”

 

*****

 

Debido al fracaso de su misión, Deculein se encerró en su propia oficina y el General Bell, que tomó el control total de la expedición, hizo marchar a sus fuerzas salvajemente. Destruyó once tribus en solo una semana. Decapitó a miles de Sangre Demonio.

“…Se lo dije, ¿Por qué se fue con tanta prisa?”

Lia le preguntó a Deculein.

“¿Dónde está el Conde que analiza a fondo incluso las cosas más pequeñas?”

“No es asunto tuyo.”

Había una pequeña cortina entre ellos. Si Deculein abandonaba su área, sonaría una alarma de inmediato y llegaría un juicio inmediato — la ejecución.

“Aun así.”

“¿Esas son esposas?”

Deculein señaló el objeto que sostenía Lia.

“Sí. Su Majestad me dijo que se los pusiera.”

“Okey. Dámelo.”

Lia pasó las esposas a través de la membrana mágica.

Clink—!

Deculein se esposó a sí mismo. Parecía extrañamente relajado.

“…¿Estás bien?”

Preguntó Lia.

“Esta es solo una parte del proceso.”

“¿Proceso?”

¿Ser encerrado así era parte de su plan?

“¿Está bien Su Majestad?”

“¿Sí? Oh, sí. Creo que ella está bien.”

“Eso es afortunado.”

“Hmm… entonces me iré.”

Lia se inclinó y salió de la oficina, corriendo hacia otra persona que la esperaba.

 

*****

 

“…¿es así?”

El rostro de Sophien cambió cuando Lia transmitió las acciones de Deculein. Dejó escapar un suspiro bajo y miró hacia el techo.

“Y luego, él preguntó si Su Majestad estaba bien.”

Sophien volvió a bajar la cara. ¿La habían derretido las preocupaciones de Deculein?

Lia siguió rápidamente.

“Parece pensar que Su Majestad no estaría a gusto…”

“No tienes que decirme eso.”

“…Sí.”

Ella miró cuidadosamente a Sophien. Ahora, entre ellos había un trozo de hielo delgado. ¿Qué diablos pasó en esa campaña?

“Pero por qué usted… al Conde.”

Lia hizo una pausa por un momento.

“…”

Sophien miró a Lia en silencio.

“…”

“…”

“¿Por qué encarcelé al Conde?”

“Sí.”

“No lo sé.”

Sophien negó con la cabeza y apoyó la barbilla en la mano.

“El Profesor se dio por vencido con el desierto. Dijo que es una marcha sin beneficio.”

“…Oh.”

“Yo también lo sé.”

Una sonrisa se deslizó por los labios de Sophien. Como si se estuviera ridiculizando a sí misma, no a Deculein.

“No habrá ningún cambio con matar el desierto o aniquilar a la sangre demonio. Esto no es para el beneficio del Imperio, y no es algo que me ayude.”

Como Sophien no tuvo más remedio que admitir, odiaba a los Sangres Demonio. No sabía de dónde venía ese sentimiento, pero era una ola intolerable que golpeaba y quemaba su corazón. A pesar de que sabía que la expedición al desierto no era de beneficio para ella ni para el Imperio, aunque sabía que esto era una pu*/*ta mie**rda sin razón…

“Me enojé cuando lo escuché de él.”

“¿Le hizo… enojar?”

“Sí. No podía soportarlo.”

No hubo justificación ni principio para esta masacre.

“Quería matar a Deculein.”

“…”

Sophien se revolvió el pelo.

“Tal vez confundí a Deculein con alguien como yo.”

Ella pensó que él odiaba a la Sangre Demonio y al desierto al igual que ella.

“Tal vez por eso me sentí traicionada y lo arresté.”

“… Entonces incluso ahora—”

“No.”

Sophien negó con la cabeza.

“Deculein permanecerá encerrado así. Hasta que termine la expedición al desierto.”

Su respuesta fue firme/clara.

“La razón…”

Lia la miró y preguntó. Sophien se rió.

“Es un secreto.”

 

*****

 

“…Ella dijo que la razón por la que le encerraron es un secreto. Aun así, no es completamente odiado. Eso es afortunado.”

Lia, quien volvió hacia Deculein nuevamente, informó apoyada contra la pared de la oficina.

“¿Cuántas veces vas a ir y venir?”

Deculein preguntó sin rodeos.

‘Este tipo al que estoy ayudando…’

“Recibí algo, así que también estoy ayudando.”

“No hay necesidad de eso.”

Rustle— Rustle—

Ella escuchó el sonido de las páginas al pasar. Lia miró por la ventana su delicada apariencia.

“Conde.”

Deculein no respondió. Ella le arrojó una piedra mientras él leía tranquilamente su libro.

“Debe haber amado mucho a su ex prometida.”

“…”

El sonido de pasar las páginas se detuvo momentáneamente. ¿Incluso arrancó un papel por sorpresa? Lia se rascó la nuca y continuó.

“Todo el mundo me mira y dice cosas así. Me parezco a su ex prometida muerta; por eso me enseña el Conde. Porque me parezco a su ex prometida…”

“Eso está mal.”

“¿Enserio? Yo no lo creo; No creo eso.”

En ese momento, Deculein tiró una llave en los engranajes de su corazón.

“…Yuli.”

En ese momento, Lia sintió que su corazón podría explotar.

“Ella no está muerta.”

“…¿Qué?”

Lia, que no pudo respirar por un momento, preguntó.

“Ella está viva.”

“¿…?”

¿Qué estaba diciendo? ¿Yuli estaba viva? No había manera de que él supiera quién era ella—

“Ella me dejó porque me tenía miedo.”

Un día, Sylvia le dijo a Deculein que el alma de Yuli vivía y respiraba en algún lugar, y por eso ella lo dejó, fingiendo estar muerta. Ella había dicho eso.

“Ella debe haberme odiado lo suficiente como para fingir que estaba muerta.”

“…”

“Así que no tienes que preocuparte. No busco a Yuli en alguien como tú.”

Lia estaba convencida. Así que eso era lo que Deculein estaba pensando. Que Yuli no murió, sino que lo dejó. Eso era comprensible.

Lia cerró los ojos por un momento.

“De ningún modo. No creo que sea eso.”

Ella negó lentamente con la cabeza. Deculein torció los labios.

“¿Tú qué sabes?”

“Escuché que tenemos personalidades similares.”

“… ¿Delric te dijo eso?”

Una vena apareció en la sien de Deculein.

“No puedo recordar quién… de todos modos. Si fuera yo.”

Ella se hundió en sus pensamientos y la razón por la que rompió con Kim Woojin. No, la razón por la que no pudo atraparlo cuando él rompió con ella…

“Si fuera yo…”

Woojin no tenía padres. Él fue abandonado, y la única familia que tenía era su hermana pequeña. Una hermana pequeña con una conexión más profunda que la sangre, esa niña lamentable que falleció a una corta edad.

“Creo que yo no sería de ayuda.”

Así que, ella quería ser parte de su familia. Ella quería hacerlo feliz. Tener hijos juntos, ver a sus nietos y calentar el agujero en el pecho de Woojin… una familia tan armoniosa que solo se ve en los cuentos de hadas.

Luego vivir felices por siempre.

“Hubiera pensado que usted no serías feliz si estuviera conmigo.”

Sin embargo, descubrió demasiado tarde que ella misma no podía ser feliz.

“Creo que ella podría haberse ido… por eso.”

Así que, ella no pudo tenerlo/atraparlo. Ella no lo tuvo.

“…Bueno, si fuera mi personalidad. Mmm.”

Terminó alegremente y sacudió la cabeza para ahuyentar los pensamientos deprimentes.

“…”

Deculein no dijo nada. Luego, pasó a una nueva página.

“Eso podría ser. Con su personalidad.”

“…”

Sus palabras fueron un poco dolorosas para Lia. Aunque Deculein no era Kim Woojin…

“Sin embargo, no lo es.”

“¿Mh? ¿No es qué?”

“Lo que dijiste.”

Cerró el libro que estaba leyendo.

“Que no sería feliz.”

En ese momento, Lia apretó los puños. Se sentía como si le apretaran la garganta.

“Hubiese sido más feliz que nadie.”

“…ya veo.”

‘Me alegro de no poder verle la cara.’

Con ese pensamiento en mente, Lia se alejó.

“¡Entonces me iré!”

“…”

Dejó atrás al silencioso Deculein. Fue a informar de sus palabras a Sophien.

“…Kim Woojin.”

Kim Woo Jin. No Deculein, sino Kim Woojin. Ella lo extrañaba mucho en este momento. Diciendo eso, Lia miró hacia las puertas del Palacio Imperial.

“Kim Woojin.”

Toc, toc—

“Disculpe.”

Creek—

Y, la puerta de la habitación se abrió lentamente. Más allá de ese portal estaba la existencia perfecta, Sophien. Estaba sentada en una silla y miraba a Lia.

“¿Quién es Kim Woojin?”

“… ¿Eh?”

 

*****

 

…Este era un recuerdo bastante antiguo. No, estaba cerca del principio.

“Fufu. ¿No lo sentiste mientras hacías el modelado? Ustedes se parecen.”

Me acerqué a Woojin, que estaba trabajando horas extras, y le dije que el personaje de Deculein lo usaba como modelo sin razón ninguna—

“¿Qué?”

Woojin agarró su cabello como si fuera injusto.

“Acabo de tener dos reuniones con el escritor.”

“Creo que él te vio mientras pasaba por la empresa. De todos modos, mira. Tienen personalidades similares.”

“…¿Personalidades similares?”

“Similares.”

“Tsk… fue por eso te dejé.”

Mi expresión se endureció un poco. Esas palabras dolieron un poco, pero, de todos modos, me dejaron.

“Por cierto.”

Kim Woojin sonrió y señaló la ventana. Un automóvil extranjero reluciente estaba estacionado cerca de la entrada.

“¿No es esa persona incluso peor que yo?”

“…”

Su actitud, comportamiento y rostro eran demasiado relajados. ¿Estaba bien este tipo ahora? Entonces, ¿debería fingir que también estoy bien? Le di una pequeña sonrisa.

“…Sí. Él es una buena persona de una manera diferente a ti.”

Él era una buena persona de una manera diferente porque nadie era mejor que tú en este mundo.

“¿Enserio? Eso es un alivio.”

Woojin dijo que estaba aliviado, pero sentí que me dolía el corazón por alguna razón. Extraño, como la sensación de rascarme el pecho con las uñas.

“Sí… pero, y… sabes…”

Estaba inquieta acerca de qué decir, ¿o no debería decirlo en absoluto? ¿Debería tratar de tenerlo incluso ahora? Estaba reflexionando sobre ello como una tonta.

“Yoo Ara. Nos conocimos hace tres años, ¿verdad? ¿Qué estás tratando de decir?”

Nuestro romance en la oficina era un secreto. Salimos antes de unirnos a la empresa, pero se mantuvo en secreto porque se convirtió en una relación de empresa. Era por si acaso ya que no quería que mi nombre te siguiera. No quería oír que entraste en la empresa por mí.

“…Si. ¿Qué estaba tratando de decir…?”

Tic, tac, tic.

El sonido de la manecilla del segundero estaba molestamente fuerte.

…Siempre fui la primera en hablar en momentos tan incómodos. Porque Woojin no podía decir que deberíamos parar.

“Bueno, entonces, Woojin. Me iré.”

Kim Woojin respondió con una sonrisa.

“Okey. Descansa.”

“Sí. Woojin, tú también.”

Dejando a Woojin atrás, salí de la oficina. Una persona esperaba afuera del edificio.

“¿Hablaste con él?”

El hombre que hizo esa pregunta era el líder del equipo de la empresa asociada. Nos conocimos por casualidad por negocios, y en el trabajo, la gente murmuraba que teníamos algo entre nosotros, pero…

“Sí.”

Asentí y me quité el collar.

“Y esto. Es demasiado incómodo de aceptar. Es caro.”

“…”

El hombre lo tomó sin decir nada.

“Por supuesto.”

Y luego, asintió.

“…Kim Woojin. Es un buen tipo de hecho. Buena reputación, buenas habilidades.”

“…”

Kim Woojin pensó que yo estaba teniendo una aventura con este hombre. Este hombre pensó que quería volver a salir con Woojin.

“Gracias por los cumplidos.”

Aun así, dado que felicitó a Woojin, sentí que me estaba elogiando. El hombre sonrió y sacudió la cabeza.

“Mi rival era una persona muy agradable después de todo. Qué lástima.”

“…¿Woojin? Pero él no tiene un Benz.”

“¿Cuál es la diferencia?”

El hombre miró hacia la oficina de Kim Woojin.

“Su rostro y su corazón son un Benz.”

“…¿Enserio?”

“Especialmente su cara.”

Su apariencia fue suficiente para ser el modelo de Deculein.

“Siento que su corazón es más como un Benz.”

“De todos modos, me iré. Dijiste que todavía había trabajo por hacer.”

El hombre respondió mientras guardaba el collar.

“Sí. Voy a hacer una revisión rápida arriba.

“Okey. Adiós. No actúes tan incómodo si nos volvemos a ver después.”

“Absolutamente.”

“Ja ja—”

Riendo así, el hombre se fue y ella volvió a echar un vistazo a la oficina.

— Al menos no eres un mal perdedor.

Mientras miraba a Kim Woojin haciendo algo extraño mientras murmuraba en su silla, ella estaba a punto de regresar a su oficina…

RUMBLE—!

Un relámpago cayó como un rayo. Un enjambre de luces envolvió la oficina, oscureciendo su visión, y un trueno golpeó en su oído un momento después.

…Cuando ella abrió los ojos, era Lia.

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