AUK – Capítulo 1 – Vacío (1)

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He Yin jamás entendió lo que quería de la vida. Siempre había sido educado para ser alguien que heredara la empresa de construcción de su padre y continuara con la tradición de levantar grandes bloques de pisos para empresas conocidas firmando contratos de cifras generosamente altas.

Mientras que él continuaba con su pasión que era el diseño de videojuegos, su familia le rechazó y fue eliminado de la herencia dejándole en la más absoluta miseria. He Yin siempre había sido un joven independiente y nunca necesitó el dinero de su familia para sentirse alguien. Quizás en otras circunstancias él habría sido un éxito.

Ahora He Yin se encontraba en esa situación de buscar un empleo para sobrevivir a las deudas que se iban acumulando. Las facturas de luz y agua solo hacían que subir mientras que la única que tenía pagada era la factura de internet. Él no era considerado un despojo por parte de la sociedad pero tampoco había logrado nada importante para ser recordado, así fue como él mismo pensó que nadie encontraría rara su pérdida si un día apareciera en algún rincón de la ciudad muerto.

Habiendo recibido un trato muy estricto desde muy joven, aprendió una gran cantidad de artes marciales, educación en las más prestigiosas academias privadas además de un montón de educación sobre clase y etiqueta. Pero en lo más hondo de su espíritu, He Yin se sentía vacío.

A pesar de que su currículo era bueno, su padre había logrado que nadie en la ciudad quisiera contratar a ese joven esparciendo rumores falsos y agravando su propio nombre. Él quería que He Yin se rindiera y volviera al rumbo que su padre quería para él, pero He Yin tomó otro camino.

— Padre, su castigo no hace más que herirme.

He Yin se disponía a ir a un curso donde se suponía que aumentaría la moral de los participantes mediante actividades en grupo. Él sabía que no serviría de nada pero siempre está bien tener más cosas que rellenar en el currículo. Cuando sus delgados pies pasaron por la puerta, una señora con una gran cantidad de carne le sonrió de oreja a oreja dándole la bienvenida.

— ¿He Yin, es posible?

— Así es. Me inscribí aquí hace unas semanas.

— Maravilloso. El señor sabrá dónde ir ¿supongo?

— Sí. Gracias.

Con una ligera reverencia, el cuerpo débil de He Yin se movió hacia la puerta de color marrón oscuro que guardaba un círculo de sillas con gente de distinto tipo sentada. Allí había gente de todos los lugares de la ciudad pero abundaban sobretodo gente que había fracasado en los estudios o había tenido un negocio que los había llevado a la ruina.

Todos saludaron de mala gana a He Yin. Al final nadie tiene humor para ser agradable cuando prácticamente toda tu vida ha sido una vergüenza. He Yin devolvió el saludo con un vago movimiento de cabeza y se sentó en su sitio provisto por los guías del curso.

— Bienvenidos a todos una vez más.

Una señora con cara de pocos amigos repartió unos papeles y algo para escribir a cada miembro del grupo. Serían aproximadamente 50 personas si no fuera porque siempre habían lugares vacíos. En aquél momento habían 41 personas miembros del grupo y 3 coordinando el cursillo.

— Hoy dispondremos de escribir cuáles son nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles. Después los hablaremos en voz alta. Por cada defecto se deberá escribir dos virtudes.

He Yin sabía que aquello era un tipo de estrategia para levantar la moral, pero él en su interior no tenía solución. Desde pequeño sus sentimientos fueron removidos por montañas de libros y una educación aplastante así que jamás ha tenido una forma clara de demostrar expresiones. La tristeza, la alegría y la ira fueron substituidos por una innegable calma que muchas veces te hacía sentir incómodo mirándola.

Cuando la ronda comenzó, todos empezaron a decir cosas positivas y negativas de sí mismos. He Yin en su turno solo enseñó su papel en blanco y fue saltado al siguiente. Después de una hora contando cada uno de los miembros del grupo sus experiencias personales.

— Bien entonces, por hoy terminó el tiempo. Os esperamos a todos la semana que viene para la siguiente sesión.

Justo cuando parecía que todos se levantaban, una pequeña esfera de color azul oscuro empezó a brillar en medio del semicírculo de gente con el tamaño de un dedo pequeño. Todos miraron la esfera como si fuera un efecto especial de la habitación o algún tipo de iluminación.

— ¿No sabía que habían instalado luces nuevas?

He Yin miró aquella esfera curioso pero con la expresión neutral. Cuando alguien empezó a sospechar que no era una luz artificial y se acercó a la esfera, la luz se volvió más intensa y en poco tiempo empezó a crecer de forma gigantesca haciendo que todos fueran absorbidos por una fuerte succión.

Entre el pánico, el grito de las 40 personas que asistían al grupo además de He Yin y las 3 que llevaban aquél curso fueron poco a poco siendo ahogados por una falta de aire atroz. En pocos segundos, todo se volvió negro alrededor de He Yin.

— ¡Todos arriba! ¡Vamos vamos no hagáis que nuestro líder se enfurezca o habrá consecuencias!

Un hombre de color verde grotesco con un fluido gelatinoso siendo expulsado de sus brazos señalaba a todos los miembros del grupo que ahora estaban en el suelo adoquinado de algún tipo de húmeda mazmorra. Todos iban recobrando la consciencia poco a poco mientras seguían despistados por la situación.

He Yin empezó a mirar a su alrededor después del golpe inicial que había tenido al aterrizar. Una pequeña brecha pequeña era visible en la cabeza y aunque no era profunda, la sangre iba cayendo gota a gota.

Una mujer cerca de los 30 años empezó a gritar nerviosa al ver que no sabía dónde estaba mientras decía cosas como que había sido un error y que ella no debía estar allí. El hombre de aspecto gelatinoso miró a la mujer ligeramente irritado. A pesar de tener un montón de pequeños agujeros en los brazos por donde brotaba aquél moco verdoso, sus manos eran sólidas y su apariencia se asemejaba al de un humano.

— No toleraré gente ruidosa. ¡Tú calla ahora!

La mujer no dejó de gritar así que el monstruo hizo un gesto con la mano y la cabeza de la mujer rodó varios metros haciendo una fuente de sangre de su cuerpo. Cuando el cuerpo chocó contra el suelo, todos miraron horrorizados la escena.

— ¿Alguien más quiere ser ruidoso?

Todos se aguantaban las ganas de gritar y algunos resistían con fuerza por no vomitar allí mismo. He Yin por primera vez notó algo en su interior y fue una repugnancia y un horror que jamás había sentido.

— Todos los que no quieran morir que levanten sus cuerpos del suelo ahora. Seguidme y quiero que todos recuerden algo. No me gusta esperar.

Una presión hizo fuerza sobre la gente que momentáneamente dejó de respirar. Rápidamente los que pudieron reponerse del shock inicial se levantaron y se pusieron cerca de la criatura. He Yin hizo lo mismo en pocos segundos. Después de caminar por eternas galerías llenas de jaulas mohosas y cadáveres en putefracción, a la lejanía vieron una luz.

La luz que guiaría el camino a sus nuevas vidas.

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