Guerra en el pabellón del primer nivel del complejo. Toda la arena se había sometido a una cruel guerra entre los invocados del grupo de Vengeance y los guardias que querían terminar con la Mantis piel férrea.
He Yin quería regresar a su cuerpo pero la poca fuerza espiritual que le quedaba no le permitía transladarse, así que esperaba a que se regenerara poco a poco mientras se defendía con las piernas destrozadas.
Pocos minutos pasaron, las flechas llameantes volaban por la arena aterrizando en los cuerpos del equipo de Vengeance que por equipamiento y cantidad empezaban a perder la batalla. Xie Jian se mantenía agraciada y a la vez digna a pesar de que sus cifras iban reduciéndose.
— ¡Líder cada vez somos menos! ¡Nuestro grupo se está retirando!
El grupo de Vengeance se había unido principalmente para tomar venganza contra sus enemigos, pero también querían sobrevivir y volver a su mundo así que cuando vieron que sus números iban cayendo muchos se rindieron y se retiraron.
Aunque ofrecieron una terrible resistencia, el equipo de Vengeance acabó sucumbiendo y fueron capturados de nuevo. He Yin recibió dos cortes horribles en las extremidades de los brazos para evitar la movilidad pero lo suficientemente cautelosas como para no morir en el proceso.
— “…Estoy en mi límite…”
— “¿Puedo ganar? ¿Soy capaz de levantarme siquiera?”
— Aviso del sistema: La vida del recipiente está bajando provocado por un efecto alterado de sangrado.
Mientras esto era dicho en el interior de He Yin, la situación en la arena había cambiado. Gaal alzaba la espada triunfante por la derrota de los traidores además del monstruo de lo que ellos pensaron que era el Vaticano oscuro.
— ¡Hoy yo, Gaal tomaré la vida de estos traidores como señal para nuestra facción! ¡Larga vida al gran jefe Lion!
Xie Jian estaba arrodillada al lado de He Yin con varios pequeños cortes en todo su cuerpo. Su ropa había sido prácticamente destrozada durante la batalla y solo una ligera armadura de malla con ciertos hilos de ropa la cubrían.
— …¿Qué haréis… con nosotros?
Xie Jian miraba con toda la rabia posible apoyándose en el cuerpo de la Mantis que aún parecía moverse. En su interior parecía comprender que su decisión no había provocado más que miseria a su alrededor. Si ella no hubiera hecho nada, quizás hubieran encontrado otra forma de salvar a aquella criatura.
— Nosotros no os haremos ningún daño.
Esto fue dicho por boca de Gaal que miraba con una sonrisa cruel. Xie Jian miró sin entender qué sucedía.
— ¡Los supervivientes del grupo! Si queréis ser perdonados, matad a vuestro líder.
Xie Jian abrió los ojos pálida. Jamás se esperó que esto pudiera volverse así. Cuando se giró para mirar a su grupo a los ojos, una espada rápidamente voló hacia su cuerpo atravesando su pobre armadura.
— ¡Líder, yo lo siento…!
Una cara sombría parecía arremeter contra Xie Jian. Sin poder decir nada más, su boca solo fue capaz de escupir sangre antes de desplomarse sin vida en el suelo.
— ¡Esa fue una sabia decisión! Yo os prometo que perdonaré vuestras vidas.
Todos empezaron a alabar a Gaal con gritos eufóricos. Definitivamente había sido algo extraño ya que el esqueleto se había quedado tumbado en el suelo por la falta de energía durante la batalla.
Pero algo salió mal. La criatura que estaba sin extremidades empezó a emitir una aura totalmente oscura. Tan oscura que podría engullir la noche y rivalizar contra la más malvada de las magias.
Una esfera pronto salió del cuerpo y poco a poco se materializó en el cuerpo de He Yin, que había sido transportado a su posición.
Pronto la figura de He Yin se giró encima de la criatura muerta y tocó su rostro acariciándolo.
— …¿Xie Jian?
— Oye, esa es una mala broma. Por favor levántate.
— Xie Jian, ¿por qué no te levantas…?
He Yin hablaba consigo mismo intentando responder a algo que no podía.
— Aviso del sistema: El usuario Xie Jian ha muerto.
— Oye Asa, esas bromas no son aceptables.
— Dime una cosa, Asa. ¿Por qué noto esta presión en mi pecho?
Movió su mano acariciando el pelo de la muchacha que aunque mugriento, parecía intentar brillar como una estrella.
— Aviso del sistema: Master no tiene sentimientos humanos, así que la ausencia de tristeza provoca un efecto de presión.
— ¿Así que no puedo sentir tristeza? ¿Si es así, por qué…?
Aunque su expresión era seria, sus ojos habían roto con lágrimas que rodaban salvajemente por su rostro.
— ¿…por qué noto que he perdido algo importante?
— ¡Oye tú maldito monstruo! ¡Detén cualquier intento de huir y quédate allí mientras nosotros acabamos contigo!
He Yin parecía ignorar las palabras que resonaban a su alrededor. En aquél momento, sus ojos buscaron a los supervivientes de Vengeance.
— ¿Por qué?
Los invocados temblaron de miedo mientras se recogían hacia atrás. He Yin pronto lo comprendió. El ser humano haría cualquier cosa para salvar su piel aunque eso incluyera traicionar a los demás.
— Supongo que mientras exista en este mundo, jamás tendré paz. Todos aquellos que me tienden la mano acaban así…
He Yin quitó sus manos del pelo de Xie Jian y rezó por su alma. Después simplemente miró hacia arriba esperando alguna señal.
— ¿Asa, supongo que aquí termina todo? No tengo fuerzas para luchar así que, ¿qué me queda?
— Aviso del sistema: Los humanos siempre serán humanos. Sucios, traicioneros. Violarán por placer y matarán por avaricia. Su sentido de la bondad se ve nublado por una falsa justicia.
— ¿Supongo que yo no entro?
— Aviso del sistema: Master es mucho más que un sucio humano. Lo que ha pasado aquí puede ser evitado si Master quiere. Dominarlos a todos, hacer que sigan la guía de un auténtico dios. Master será la luz que limpie este mundo.
— Aunque ya no tengo fuerzas.
— Aviso del sistema: Déjemelo a mí. Activando el modo automático.
Como si una luz abrazara el espíritu de He Yin, su consciencia empezó a difuminarse y entró en un profundo sueño. Unos ojos homicidas brillaban de un color totalmente negro mientras que una sonrisa maníaca parecía adornar su mentón ahora ensanchado.
Gaal y los demás guardias alzaron sus armas mientras miraban peligrosamente a su oponente.
— Bastardo, te he dado ya una advertencia. ¡No me culpes por lo que suceda ahora!
Cuando Gaal se lanzó hacia adelante, Asa en control del cuerpo de He Yin alzó la mano y un círculo mágico se dibujó en su palma. Unas manos esqueléticas salieron del suelo rompiendo a través del pavimento y sujetaron con fuerza a Gaal y frenándolo.
— Asimilación completada. Haaaaah… ¿Esto se siente al controlar el cuerpo de Master?
Su voz había cambiado al de una mujer. Todos miraban atónitos y con miedo la situación. Como si hubiera un temporizador en algún lugar, una gran cantidad de guardias entraron en las gradas de la arena comandados por Vilkan que había regresado pocos minutos atrás de hablar con Lion.
— ¡¿Qué est-?!
Asa miró a todos y alzó la voz.
— Primero que todo, desearía darles las gracias por colaborar en mi experimento. Gracias a que habéis dañado el corazón de Master, él ha sido capaz de liberarse de su primera emoción como ser humano.
— Yo como fiel seguidor de Master cumpliré cualquier deseo que él tenga. Master es una persona bondadosa que concede piedad a aquellos que la piden.
Cuando dijo esto, todos empezaron a lanzar sus armas al suelo con terror. Si era capaz de sacar extremidades de hueso del suelo, ¿cómo no podrían temerle a semejante poder? Él bien podría sacar varias armas y matarlos allí mismo.
— Lamento informar que yo no soy así. Todos los aquí presentes habéis demostrado lo despreciable que es la raza de los vivos.
Vilkan, tras varios segundos de incredulidad pronto pudo entender qué sucedía y fue capaz de analizar a ese ser que pronto reconoció como el chico del que había hablado con Lion.
— Como recompensa, todos aquí moriréis sin ningún tipo de dolor. Yo demostraré a Master que vuestra raza es un obstáculo para su absoluto dominio. Debido a que habéis hecho algo desagradable ahí, yo os demostraré la terrorífica fuerza del primer Necromancer jamás creado. ¡Temed el poder del próximo señor absoluto de este mundo!
Después de decir esto, su palma brilló de unos colores púrpuras y todos los cadáveres del lugar, incluido el de Xie Jian empezaron a temblar. Después de varios instantes, los cuerpos muertos se levantaron como [Elder Undeads], cada uno con el poder de un escuadrón de magos rango S.
— ¡Elder Undeads, cosechad la vida de todos los que hay dentro de la arena!
Cuando esta orden fue dada, los elder undeads saltaron de forma veloz y con un golpe mandaron la cabeza arrancada de un guardián a volar estrellándose de forma cruel y explotando contra la pared detrás de él.
— ¡M-MONSTRUO!
Asa sonrió sádicamente mientras con la otra palma alzó un muro que bloqueaba las salidas de la arena, cortando también las salidas de las gradas.
Un Elder undead se acercó rápidamente a otro de los guardias y clavó sus dedos en los ojos hasta que los expulsó por detrás del cráneo. Otro Elder undead le arrancó la caja de huesos del pecho a uno de los guardias paralizados por el miedo expulsando todos sus órganos en el proceso.
Gritos de desesperación y terror habían plagado el escenario. Los miembros de Black Raven sentados en las gradas golpeaban el misterioso sello que bloqueaba las salidas llorando y algunos incluso haciéndose sus necesidades por el miedo.
— …Señor Vilkan, ¿cree que hemos ido demasiado lejos?
Vilkan sonrió de forma irónica mientras veía la escena de muertos volviendo a la vida. Las artes oscuras que habían desplegado en aquél momento habían congelado de miedo su corazón aunque su exterior permanecía en calma.
— Posiblemente hoy seamos testigos del peor error que jamás hayamos cometido. Quizás nuestra codicia haya condenado a este mundo. Hemos liberado algo que jamás debía haber sido despertado.
En pocos minutos, toda la arena había sido manchada de sangre y los Elder undeads se giraron mirando a los miembros de Vengeance.
— Hoy yo os devolveré el daño que le habéis causado a Master por un millón.
La mano de Asa apuntó a los pocos supervivientes de Vengeance y una luz de color rojo carmesí pronto brilló. Los ojos de todos los supervivientes pronto empezaron a volverse pálidos y una sonrisa absurda cruzó sus rostros.
— Ahora deseo que todos tengáis un castigo apropiado.
La sonrisa absurda se volvió una sonrisa aterradora mientras empezaron a morderse entre ellos arrancando grandes cantidades de piel y músculo. En ciertos puntos, podían verse cómo habían arrancado incluso órganos mientras luchaban como animales en busca de alimento.
Asa miró a las gradas y caminó poco a poco. Cada paso que daba parecía que el infierno aguardaba para ellos.
— Kufufufuf…. Ahora…. Guh…
Asa se detuvo de golpe mientras notaba una presión. Su tiempo límite del control automático casi había llegado a su fin. Sus Elder undead pronto volvieron a caer como cadáveres y el hechizo que bloqueaba las salidas parecía estar debilitándose.
Vilkan observó este fenómeno. Aunque quería correr como todos estaban haciendo, habló con aquél extraño ser.
— ¿Por qué haces esto?
Asa rió como una maniática mientras sus dientes solo hacían ver la escena más mórbida.
— ¡Hoy vosotros habéis sido el primer escalón de Master hacia la cima! ¡Vosotros sucias criaturas! ¡Viciosas y llenas de codicia! Si queréis culpar a alguien por lo que hoy ha sucedido aquí, debéis echar la culpa a vosotros mismos por no haber sabido escoger a vuestro enemigo correctamente.
— ¡Nosotros-!
— ¡Silencio escoria!
Con un gesto de la mano, una terrible presión creó una niebla negra que oprimía a todos el pecho y hacía que no tuvieran el valor de moverse ni un centímetro a pesar de que las puertas ya estaban disponibles.
— ¡Yo llevaré a Master a la cima y veré cómo domina a tu sucio mundo! Recuerda las palabras que hoy oirás aquí; este mundo ya está condenado. Mi tiempo está próximo a agotarse así que antes de irme os dejaré un presente en los pisos superiores.
Y como si la oscuridad siempre lo hubiera abrazado, todos los efectos que Asa había invocado se desvanecieron y el cuerpo de He Yin fue deshaciéndose en el aire volviéndose partículas que pronto desaparecieron.
— ¿Señor?
Vilkan miró atónito aquella declaración. Ya no luchaban por el control de un esclavo, luchaban por la libertad de su propio mundo.
— Sacad a los mejores jinetes. Hemos de enviar esta información al imperio santo.
El guardia pronto corrió hacia las escaleras con la orden recibida.
— …Parece que hemos jugado con quien no debíamos.