Desde hacía un tiempo, el corazón de He Yin latía con intensidad y notaba una ansiedad que no podía explicar. Era como si algo en él hubiera desaparecido.
Su mente estaba ligeramente aturdida por algún sentimiento extraño que interfería con su habilidad para razonar. Sin que él lo supiera, en Faith Regis los acontecimientos ocurridos traerían unas consecuencias que ni él mismo podía predecir.
El grupo de He Yin se encontraba a pocos metros del Imperio santo, capital del Reino santo liderado por la raza humana.
En la lejanía se podían observar enormes muros de piedra erigidos de forma magistral con varios núcleos verdosos en el centro de ellos. Estos núcleos eran núcleos de energía, un tipo de cristal que permitía almacenar hechizos y reproducirlos mientras hubiera maná en ellos.
En este caso, los cristales contenían los hechizos de [Amenaza animal Lv. 1], [Protección contra explosivos Lv. 3] y [Protección contra ataques físicos Lv. 3].
Encima del perfecto emparedado brillante y bien formado se podían ver varios centenares de guardias que rondaban por la zona superior. La mayoría eran visores y arqueros ya que los magos se protegían detrás de los muros como apoyo mágico adicional.
Fuera de las murallas se podían ver varios campos de cultivo que tocaban prácticamente con él creando un único camino de tierra por donde acceder desde esa cara. Habían cuatro caminos cada uno encarando a un punto cardinal (Norte, Sur, Este, Oeste).
Ellos parecían estar accediendo por la puerta este. El portón blindado con varias capas de metales y runas de protección adicional creaban una impenetrable defensa contra los enemigos más duros.
Si bien He Yin parecía sorprendido, ninguno de sus compañeros hizo alguna mueca cuando los muros se asomaban más allá de las montañas y el sol se filtraba lo suficiente para crear unas sombras terriblemente altas.
Casi 20 metros de muro no era algo que pudiera ser ignorado fácilmente.
Habían varios cuarteles de vigilancia y carruajes esperando los accesos de la guardia fronteriza para acceder al Imperio santo. Debido a que se había dado la alerta por posibles invocadores de Neocracy el imperio aumentó las medidas de seguridad y colocó a varios magos con contra hechizos de magia ilusoria.
El grupo de Neocracy había estado escondido por mucho tiempo y su misión de traer al auténtico destructor de este mundo no había hecho más que empezar.
He Yin aún continuaba tapado con aquella capucha y el trozo de tela que cubría su boca excepto los ojos que brillaban con un azul claro intenso. Esto rápidamente hizo que todos los transeúntes que pasaban por el camino tanto de ida como de vuelta miraran extrañados al joven nigromante.
Por su parte, Syllia ahora convertida en Syl, la ayudante de Zest debían permanecer con un perfil bajo lo máximo posible así que se alejaba lo suficiente de los demás para evitar que pudieran notar el extraño color de piel de lo que ahora era una elfa caída.
Al ser una raza no nativa de ese mundo, nadie podía entender ese extraño color de piel. “Oye mira, ¿estará infectada con algo? — Seguro que trae una enfermedad de su asqueroso pueblo — ¡Habría que quemarla en una hoguera!” y cosas así iban saliendo alrededor de ella.
Syllia , con toda la fuerza de voluntad ignoró estas palabras y caminó hacia el centro sin hacer caso a los comerciantes que iban y venían.
— ¡Yooooooooooosh! Ya casi llegamos. Ya casi llegamos~ Teheee~ ♪
Karina decía en voz alta con felicidad en cantos más o menos horribles. Si la vida de una persona dependiera de su habilidad para cantar, ella habría muerto un millón de veces.
June por su parte se disculpó por lo bajo por la infantil reacción de su compañera. Aunque ese era su hogar, tampoco podían decir que estaban todo el tiempo en la capital. Por su estatus, eran asignados a tareas de reconocimiento, limpieza de nidos y a investigar acciones de los grupos contra el imperio.
En la puerta había un atasco debido a la cantidad de información que se requería ahora para acceder a la capital además de que se habían enviado los comunicados para ser un aventurero imperial, algo que no pasó desapercibido y más un millar de personas se habían quedado allí esperando.
— Ummm… Creo que tendremos un problema para pasar. ¿No creo que a mi maestro y a mí se nos permita entrar con la misma facilidad?
June se golpeó el pecho y sonrió débilmente hacia la joven elfa que había captado su atención.
— Déjenoslo a nosotros. Si el señor Zest y la señorita Syl están con nosotros muy probablemente consigamos entrar sin ningún tipo de problema.
Era extraño ver a June saltándose las normas pero alguna vez lo hacía. Karina dedicó un murmullo débil y una sonrisa pícara y dijo algo como “así que es por eso” mientras se rascaba la cabeza.
— Agradecemos las molestias que se toman por nosotros. Yo y mi compañera recordaremos esto.
— No es nada que deba recordar. Solo recuerde cumplir su promesa y antes de caminar por la capital y dirigirse hacia el área de reclutación venga con nosotros.
A pesar de todo esto, He Yin seguía intranquilo por la situación. Si ellos hubieran querido acabar con él podrían haberlo terminado en cualquier momento así que una parte de su interior le decía que era seguro pero la otra gritaba desesperadamente peligro.
— Disculpe que pregunte esto pero… ¿Es la primera vez que veo una elfa con un tono de piel azul oscuro?
— Esto es um…. una rareza familiar.
Karina puso los ojos en las orejas largas y puntiagudas azul oscuro y deseó en lo más profundo tocarlas a ver qué sucedía. En su cabeza se imaginaba la reacción de un felino al tocar sus orejas y moverlas a otro lado para quitar la molestia.
Mientras caminaban, todos se apartaban debido a que los héroes santos tenían preferencia de acceso. Debido a que He Yin y Syllia iban con ellos también gozaron de ese privilegio.
Al llegar June saludó levantando la mano al guardia de la puerta que parecía dar órdenes a los demás.
— Hooooo… Así que el mocoso y la idiota por fin nos visitan.
Caminando con una sonrisa June miró al hombre gordo y de baja altura que con una barba castaña abrió los brazos diciendo esto último.
— Yo también me alegro de verte. ¿Hay algún cambio que debamos conocer?
El guardia sacó un papel y leyó por encima rápidamente.
— Pues….. Con respecto a lo que los héroes santos ya saben hay un avance. Parece ser que una chica podría identificar a nuestro objetivo. Por lo demás se han vinculado doce magos con hechizos para prevenir ilusiones y se han enviado varias tropas al área afectada. Los pueblos del norte siguen quejándose de la invasión de ciertos duendes y…
Una larga lista que He Yin oyó sin interés vino a continuación. Solo la parte de que había un avance con una mujer pareció interesarle a pesar de que no sabía que esa mujer podía identificarle a él.
— …la princesa está declarando toques de queda. También sigue la lista para reclutar aventureros imperiales con un total de 71 reclutados en total. Todos ellos con una graduación de B+ hacia arriba.
— Para la amenaza que supone no creo que sea mucho pero toda ayuda cuenta.
— Eso sería todo mocoso ahora entra y sal de aquí, tengo trabaj- ¿Ellos dos quiénes son?
El guardia miró con descaro a He Yin y a Syllia. Más a la segunda que al primero.
— Oh ellos son unos viajeros que encontramos mientras entrenábamos. Si no fuera por ellos habríamos tenido un momento difícil cerrando un nido de lobos demoníacos así que les debemos un favor.
— Ya veo. ¿Espero que el favor no sea pasar por delante de todos ellos?
June no dijo nada más. El hombre se palmeó la cara y negó repetidas veces.
— Mocoso. Aquí hay gente que lleva dos días esperando su turno, no puedo simplemente…..
— Siempre puedes. Ábrenos tenemos que informar de algo importante.
— ¡Oye tú mocoso por lo menos podrías oírme!
— Hohohoho~ ¡Parece que la albóndiga de carne está enfadada!
— ¡¿Tú idiota a quién llamas trozo de carne?! ¡No te dejaré hablar sucio contra mí solo porque seas una princesa o una santa o algo así me oyes!
Karina se puso las manos en los oídos y sacó la lengua de forma juguetona con una sonrisa divertida.
— Larala~ Lo que debas decir no será a mí.
El guardia tiró contra el suelo el papel irritado.
— Esta idiota… ¡Bien vale! Con la identificación bastará.
June asintió satisfecho y miró a He Yin esperando que éste le entregara la identificación al guardia de la puerta pero él puso una mueca extrañada. ¿Identificación?
— ¿No tienes identificación?
— Me temo que de donde procedo eso no existía.
— …Todos los rincones del imperio utilizan un sistema de identificación. ¿Podría decirme el señor Zest de qué rincón procede?
He Yin chasqueó su lengua.
— Hanam.
— No he oído jamás hablar de él, ¿es parte del imperio santo?
— No. Es un lugar de donde la gente como yo proviene.
El guardia miró sospechado al nigromante y señaló el atuendo que cubría su rostro.
— ¿Podría retirarse esas cosas?
— Lamento no poder hacer eso. Mi piel es débil al sol por lo que-
El guardia notablemente irritado miró a los dos héroes santos.
— ¿Qué hago con él? No tiene identificación y tampoco quiere dejarse ver, ¿seguro que no es un bandido que intenta colarse ganando vuestra amistad? No. No puedo arriesgarme a eso, tendré que pedirle que-
He Yin miró fijamente a los ojos del guardia. Por un segundo, el hombre notó como si algo auténticamente terrorífico hubiera puesto su mirada en él. El escalofrío recorrió su espalda con una rapidez solo imaginable por los que hubieran experimentado aquella sensación.
Empezó a sudar sin motivo y sus manos temblaron. He Yin no tenía intención de usar la [Intimidación] con un simple guardia a la vista de todos los demás pero si esto seguía así, quizás fuera descubierto antes de recolectar nada de información.
— ¿Estás bien?
Preguntó He Yin extendiendo una mano hacia el hombro del guardia. Cuando el hombre salió del trance y vio la mano, en su cabeza la imagen de la propia muerte alzando sus garras hacia el reino de los vivos vino a su cabeza. Una oscuridad total le inundó por momentos y su mente cayó en el más proceloso caos.
Entre el bullicio que murmuraba cosas, el guardia gritó con voz de auténtico horror y sacó su espada apuntando a todo el mundo.
He Yin se aterró en su interior. Él solo quería que la intimidación le permitiera entrar pero consiguió un efecto muy distinto. Ahora sí estaba en problemas.
— ¡ATRÁS! ¡NO OS LLEVARÉIS MI ALMA! ¡DEMONIOS DEL ABISMO ATRÁS! ¡EL VACÍO NO PENETRARÁ EN ESTE MUNDO!
Karina y June miraron al guardia preocupados y alerta. Lo conocían desde hace un tiempo y esa reacción no parecía normal, cuando se acercaron para preguntar si todo estaba bien, el guardia se precipitó con una estocada lineal hacia el grupo.
La estocada hirió a Karina que saltó hacia un lado con un corte muy pequeño en su brazo derecho. Ella podía haberlo esquivado con facilidad pero jamás esperó que fuera a seguir con lo que en su momento pensó que era una broma.
— ¡Baja el arma ahora! No quieras hacer esto, ¿qué tienes amigo?
Otro centinela rápidamente se apresuró a bajar el arma del guardia con la suya pero en compensación lo que obtuvo fue una puñalada de su compañero con ojos inyectados en sangre y un rostro empapado en sudor.
El hombre rugió de dolor antes de que las tropas que había alrededor se lanzaran sobre él a contenerlo.
— Se ha vuelto loco. ¡Detenedle ahora!
— ¡SOLTADME ENEMIGOS DE LA HUMANIDAD! ¡BESTIAS PODRIDAS Y EBRIAS DE PODER!
Finalmente uno de los centinelas golpeó su cabeza con la empuñadura del arma haciendo que perdiera la consciencia. Mientras se lo llevaban cogido de los brazos, otro hombre pidió perdón a todo el mundo excusando que eso había sido producto de las incontables horas de trabajo seguidas y el estrés acumulado por su compañero.
He Yin dudoso usó el sistema a su favor e inspeccionó la hoja de estado del guardia pero, en este caso, solo la sección de beneficios activos.
Sus ojos se fijaron en la lista de hechizos y después se quedó petrificado por un momento.
— “…Comando de sistema. Abrir logs.”
Solo una cosa estaba clara, de todos esos, solo uno le pertenecía. Después de leer los registros con detenimiento encontró una línea indicando que se sentía extraño. Su sentido del peligro se disparó en ese momento y miró agitado alrededor buscando miradas hacia él pero no encontró nada que no supiera ya.
Aldeanos y comerciantes de fuera del imperio mirando la escena algunos horrorizados otros preguntando qué había sucedido.
Syllia le tocó el hombro a He Yin y le susurró que continuaran ya que Karina y June, aunque preocupados por lo que había sucedido decidieron que no era el momento de investigar.
— ¿Viene, señor Zest?
— Ah. Sí. Disculpad.
Al entrar, los portones volvieron a cerrarse de nuevo mientras que unos ojos oscuros como la noche miraban desde el gentío de gente la puerta por donde habían cruzado.
— “Sería una lástima detenerle ahora.”
Un kekekeke salió de la figura antes de mirar el muro con detenimiento. Con un chasqueo de dedos, detuvo los hechizos que afectaron al guardia.
— “[Forget everything]. Eres muy descuidado muchacho.”
Cuando la figura chasqueó de nuevo los dedos, se difuminó en el aire como si jamás hubiera existido.